Pues sí.
Con el PP no se puede hablar de última rana de la charca. Cuando menos te lo
esperas: ¡Otro más! Y van… ¿Hasta cuándo seguirán apareciendo ranas? ¿Cómo y
con quién nos sorprenderá el PP mañana? Es el cuento de nunca acabar. Vivimos
de nuevo el día de la marmota.
Se han creído omnipotentes, y han ejercido con total impunidad durante los últimos veinticinco años, y me da la impresión de que estamos viendo sólo la punta del iceberg.
Zaplana ha
sido detenido y acusado de siete delitos. Algunos prescritos, pero otros
vigentes. Parece que, presuntamente, consiguió más de diez millones de euros
con comisiones mientras fue presidente de la Generalitat Valenciana.
De eso ya hace. Sin embargo, le han cogido ahora cuando estaba tratando de lavarlos y traerlos desde Uruguay.
De eso ya hace. Sin embargo, le han cogido ahora cuando estaba tratando de lavarlos y traerlos desde Uruguay.
Este
personaje, a pesar de lo que dicen los peperos hoy, no es uno más. Ha sido uno
de los máximos exponentes del PP hasta hace diez años. Desde alcalde de
Benidorm a portavoz pepero en el Congreso de los Diputados, pasando por
presidente del PP valenciano, presidente de la Generalitat y ministro de
Trabajo. Seguramente, durante esa época, además de Aznar y Rajoy, sólo Rato ha
tenido tanta importancia.
Su vida
política está llena de momentos de dudosa reputación. Llegó a alcalde de
Benidorm, con el apoyo de una concejala socialista, conocida en Valencia como
la ‘Bienpagá’. Después, la anulación judicial de unas conversaciones
comprometidas, le libraron de ser acusado en el caso Naseiro. Y fue uno de los
defensores de la conspiración del 11-M, junto a Aznar y Acebes.
En fin, una
buena pieza a la que parece que le ha llegado la hora. Es el ejemplo claro de
unos tiempos que parecen todavía vigentes –las actuaciones por las que se le ha
detenido (lavado de dinero) son bastante recientes— en el Partido Popular.
La corrupción es algo congénito a este partido que está acorralado y que, en el mismo día que se detiene a Zaplana, se imputa al número dos de Montoro por corrupción cuando era alcalde de Jaén.
La corrupción es algo congénito a este partido que está acorralado y que, en el mismo día que se detiene a Zaplana, se imputa al número dos de Montoro por corrupción cuando era alcalde de Jaén.
Cuentan por
ahí que M punto Rajoy mira al cielo para buscar una explicación ante tanto
desastre, y cada vez que lo hace le cae otro corrupto. Claro que no quiere
mirar para abajo, no vaya a ser que vea los papeles de Bárcenas.
Se trata, sin duda, de una red mafiosa que ha extendido sus tentáculos más largos en las Comunidades de Madrid y Valencia, donde hay un empate a tres.
A tres expresidentes imputados o condenados en cada una. Y ya veremos dónde acaba esta retahíla de corrupción.
Por otro
lado, no olvidemos al gran Aznar, de cuyos gobiernos tiene ya a nueve ministros
implicados en casos de corrupción, sin que el dios de FAES diga ni mu.
El está en el Olimpo y sólo baja a la tierra para asuntos importantes y excepcionales.
Esto que ocurre no es sino el pan nuestro de cada día, y él no tiene tiempo para bajar de su nube, tiene que seguir haciendo abdominales.
El está en el Olimpo y sólo baja a la tierra para asuntos importantes y excepcionales.
Esto que ocurre no es sino el pan nuestro de cada día, y él no tiene tiempo para bajar de su nube, tiene que seguir haciendo abdominales.
Eso sí, como buen
dios, nos regaló el milagro económico español, donde Rato demostró sus
cualidades rateras y Zaplana triunfó con una reforma laboral que perpetuó la
precariedad laboral, mientras miraba de reojo a Uruguay en donde había
depositado sus beneficios rapiñados.
El PP está
convirtiendo el hecho de leer los diarios en un nuevo juego, “la búsqueda del
nuevo corrupto” habiendo desbancado al “dónde está Willy” por encontrar dentro
de la charca putrefacta al nuevo pepero.
En fin, los
de Génova se están diluyendo, como azucarillos en el café, en el partido de
C’s.
Y les están empoderando, de tal forma que puede que Rajoy termine de conserje en la sede de los de Rivera, siempre que, eso sí, no termine antes en Soto del Real.
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