viernes, 13 de abril de 2018

EDUARDO GALEANO



Conocí a Eduardo Galeano en la Feria del Libro de Madrid cuando estaba buscando "las Venas abiertas de América Latina"


 Este ensayo publicado en 1971 analiza la historia de América Latina de modo global desde la Colonización europea de América hasta la América Latina contemporánea, argumentando con crónicas y narraciones el constante saqueo de los recursos naturales de la región por parte de los imperios coloniales, entre los siglos XVI y XIX, y los Estados imperialistas, el Reino Unido y los Estados Unidos principalmente, desde el siglo XIX hasta la actualidad.

Fue la primera vez que tuve enfrente a un verdadero escritor comprometido; uno de tantos otros que sufrió la persecución política en Uruguay, su país natal por culpa de un dictadura militar.

Pero hoy no solamente las Venas del continente continúan abiertas, hoy el mundo de la literatura y del compromiso político tiene en su cuerpo una nueva cicatriz.

Las Venas del continente continúan abiertas

Galeano conoció el exilio y la solidaridad. Tras el golpe en su país se refugió en Argentina, donde dirigió Crisis, otra de las revistas político culturales esenciales de los años setenta. Con la irrupción de la dictadura tuvo que abandonar el país y comenzó un peregrinaje que solo concluyó en 1984.


Galeano mantuvo a lo largo de toda su vida, su denuncia contra todo tipo de injusticias, incluso en el nuevo siglo hizo suyas las consignas ecologistas para frenar el deterioro del planeta y no titubeó en denunciar a las pasteras que contaminan las aguas en su querido país.

Un autor comprometido con la vida, no solo con la política, sino con el ideal de un mundo mejor; uno de esos hombres imprescindibles de Brecht, un hombre que utilizó la voz y la palabra como arma en pos de una utopía que cada vez que se acercaba a ella esta avanzaba dos pasos y descubrió entonces para que servía la utopía. Para caminar.

Os dejo con un poema que refleja su compromiso con la humanidad y los más desfavorecidos.
*

 
Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pié derecho, o empiecen el año cambiando de escoba. 

Los nadies: los hijos de los nadies, los dueños de nada. 

Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos: 

Que no son, aunque sean. 

Que no hablan idiomas, sino dialectos. 

Que no profesan religiones, sino supersticiones. 

Que no hacen arte, sino artesanía. 

Que no practican cultura, sino folklore.

Que no son seres humanos, sino recursos humanos. 

Que no tienen cara, sino brazos. 

Que no tienen nombre, sino número. 

Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local. 

Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.







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