Ricardo Costa ex número dos del PP valenciano en pleno juicio de la Gürtel
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La trama mafiosa que afecta
al Partido Popular a la que llaman Gürtel está pasando de puntillas, casi sin
cobertura mediática, hay otras prioridades en la manipulación de la falsimedia
española, todo se tapa hasta el saqueo generalizado de las arcas públicas en el
apestoso régimen español, las banderitas en las muñecas de los delincuentes
sentados en el banquillo parecieran un estigma para la impunidad, un salvoconducto
ante la mirada cómplice de jueces amigos, muchos con el carné del partido o
banda organizada en algún párrafo de sus inmensos currículos.
El ministro de de las
cloacas de Interior, más preocupado en registrar maleteros en busca de
Puigdemont, cual ínclito Anacleto Agente Secreto avergüenza la democracia, todo
listo para nuevos pelotazos y robos, tarde o temprano, más temprano que tarde, los
que aparecen en televisión enchaquetados a todo lujo, ellas con vestidos caros,
ese glamour siniestro estilo Sáenz de Santamaría, un halo de falangismo o Sección
Femenina acabarán en alguna trama, es inevitable, ese parece ser el sino de los
partidos que gestionan un estado franquista hasta la medula.
El círculo vicioso de la
pulsera rojigualda es robar, mamar, saquear, pillar todo lo que se pueda
mientras ocupen plaza en coche oficial, la misma pulserita manchada de sangre
que llevan los nazis que salen a la calle para apalear o amenazar a quienes
piensan diferente, las personas que pretenden ejercer el derecho a la libertad
de expresión, a la libre manifestación, a discrepar de un régimen donde la
corrupción es parte de su idiosincrasia, de su cultura, hasta de su ideología
basada en el enriquecimiento ilícito, en machacar los derechos de los más débiles
con todo tipo de recortes, reformas, privatizaciones y otros engendros más
propios de la edad media que de una sociedad moderna y democrática.
Quizá hasta su papel higiénico
lleve los colores de la bandera franquista y se limpien el culo afanados en su
deriva, se cagan cada día en la democracia, en la libertad, hasta en su Carta
Magna con tal de seguir rebosando sus cuentas corrientes, sabiendo que cuando
llegue el momento del dilatado juicio quedarán impunes, que todo se quedará en
nada, para en pocos años volver y seguir destruyendo la esperanza.
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