El sector platanero de Canarias
sigue haciendo las cosas mal, muy mal en algunos casos, aunque solo por
parte de algunas entidades comercializadoras, lo que no quita un ápice
de gravedad al asunto y tampoco reduce la
impunidad con que algunos se mueven en Canarias, de manera especial, muy especial, en La Palma, isla que es Reserva de la Biosfera en toda su extensión y donde resulta habitual que los plátanos de la
pica (los
retirados del mercado por elevada oferta) se tiren en casi cualquier
lugar y, por lo tanto, con la gestión anómala de ese residuo vegetal. El
plátano a veces sobra y se desecha sin decoro. Es la pura realidad.
Esto es justo lo que lleva tiempo detectándose en La Palma y lo que ha
ocurrido estos días con manifiesta claridad en esa misma isla. Así lo
prueban las imágenes a las que ha tenido acceso Canarias Ahora-Tenerife Ahora, realizadas la semana pasada e incluso este mismo martes.
Todo tiene que ver con que resulta más barato tirar la
fruta de desecho, aunque de muy buena calidad (como se constata en las
fotos), en casi cualquier sitio antes que pagar en torno a los 47 euros
por tonelada que cuesta llevarla al complejo ambiental de La Palma, a un
gestor autorizado de tipo privado (algo menos, si se consigue, que casi
no hay en esa isla), o quizá destinarla a la alimentación del ganado
local, que es poco y no puede asumir cantidades tan elevadas de
inutilización de fruta y restos de las tareas de empaquetado.
Ante esto, a veces se impone lo de escapar como se pueda, bien
aprovechando la sorriba de una finca para enterrar montañas de fruta o
bien arrimando los residuos cerca de una vía transitada. Los dos casos
que se exponen se dan en La Palma, en la zona este de esa isla. Pero no
pasa nada.
La actividad agrícola más potente en esta comunidad
autónoma (el plátano canario recibe 141 millones de euros al año en
ayudas directas de la UE), la que está representada en su totalidad por
la
Asociación de Productores de Plátanos de Canarias (Asprocan),
no termina de aprender la lección sobre cómo se deben gestionar,
siempre dentro de la legalidad, todos los residuos vegetales no
peligrosos que genera la labor de empaquetado del plátano.
Tampoco la ha aprendido para la fruta que se decide no exportar y se somete, por lo tanto, a la llamada pica,
palabra con la que en la jerga del cosechero se alude a la destrucción
del plátano que Asprocan, previa autorización del Gobierno de Canarias,
decide que no sale al exterior (2,3 millones de kilos en las dos últimas
semanas) porque así lo aconseja la situación del mercado en Península
(donde las islas venden casi todo), muchas veces con sobreoferta y
precios muy bajos que no cubren siquiera los costes de comercialización.
Algo así está pasando estas semanas, una coyuntura poco habitual porque
hasta ahora en otoño y parte del invierno casi nunca existía ese
problema: eran los meses buenos, en los que todo el mundo quería cortar
porque había buen precio en Península.
En relación
con esta cuestión, Asprocan e incluso las autoridades locales, insulares
y autonómicas siempre han sido incapaces de reconocer en público que la
gestión de los residuos plataneros no es la correcta en su totalidad.
En el caso de la organización que representa a los plataneros
canarios, esta sostiene un día sí y otro también que todo lo que se pica
se mete en los complejos ambientales, se lleva a gestores autorizados
privados, se usa como alimento para el ganado local o se envía a
Península para atender peticiones del Banco de Alimentos.
Pero lo cierto es que no siempre es así, como ahora se vuelve a
demostrar y como incluso ya se ha confirmado en otros documentos
periodísticos. Así mismo se puso de manifiesto en el
trabajo audiovisual Oro Parece, de Despiertos TV.
Algunos números de este sector agrícola
Según lo
reflejado por los datos oficiales de la Consejería de Agricultura,
Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias, la superficie de
plátano cultivada en las islas ronda las 9.100 hectáreas, con el
liderazgo de Tenerife, seguida de La Palma, Gran Canaria, La Gomera y El
Hierro.
De ese volumen de hectáreas, también
atendiendo a las mismas fuentes, unas 3.200 son de cultivo protegido, en
invernadero o bajo malla, mientras que el resto, 5.900, se desarrolla
al aire libre. El plátano es la actividad agraria que más aporta al PIB
de la Comunidad Autónoma de Canarias.
Tras la desaparición de la
organización común de mercado (OCM) del plátano, que funcionó con
numerosas reformas desde 1993, los productores comunitarios de esta
fruta reciben (a partir de 2006) sus ayudas directas a través de los
distintos programas Posei de las regiones ultraperiféricas de la UE. En
el caso canario, el monto global de apoyo directo a este cultivo es de
141 millones al año, del que se benefician, con distinta intensidad, en
torno a 9.000 cosecheros.
Canarias comercializa unos 375 millones de
kilos de plátanos al año. De esta oferta, solo 400 grandes agricultores
controlaron en torno al 50%. Éstos también son los que más dinero
acaparan de la ayuda global comunitaria (que se calcula teniendo en
cuenta un histórico de comercialización como factor principal) ya
señalada, la de 141 millones de euros al año, pagada de dos veces y por
semestres naturales (enero y julio).
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