lunes, 29 de mayo de 2017

Los psicópatas existen



Las personas psicópatas son auténticas devoradoras de almas. Y esto no es una exageración, ni una licencia poética. Se caracterizan psicológicamente como entes sin personalidad, cuya función es irse apropiando de la voluntad del otro hasta extirparle todo rastro de autoestima. La victima –como es requerido llamarle--, termina frustrada y confundida al tratar con un psicópata pues, lo que primero fue seducción y hasta empatía, rápidamente se vuelve confusión y tormento.

Hay que tener cuidado con las y los psicópatas porque son difíciles de detectar si no se tienen las alertas prendidas. Quizá has conocido a alguien que, de principio, dice igualmente gustarle tu misma clase de música, de libros, de lugares, de colores… Al empatar tanto, saltas de emoción y piensas ¡Somos almas gemelas! ¡Encontré mi media naranja! Pero esto es falso. No hay dos personas iguales. Ni siquiera entre gemelos se comparte la misma personalidad. Es humanamente imposible que exista alguien igual a mí, a ti, a quién sea. Y es que los matices son todo.

De tal manera que, si alguien se te ha acercado o se te acerca fingiendo que son prácticamente la misma persona, corre, corre lejos, porque has topado con un psicópata, dispuesto a destruirte. 

 

No lo sé de cierto, pero estoy seguro que buena parte de quienes hacen política profesional en México o cualquier parte del mundo, son psicópatas. Alguien que cambia constantemente de discurso, según la ocasión; que usa a las personas; que es sospechosamente empático y se comporta como un verdadero príncipe, pero con conocido historial de cráneos pisados, es un psicópata (por supuesto, no hay que confundir la psicopatía con el ego. El ego puede ser muy grande, pero si el ególatra se mantiene en su posición, y es amado u odiado por eso, será lo que quieras, pero no un psicópata). La y el psicópata se distingue, paradójicamente, porque carece de sello distintivo, salvo el de tener un rastro de víctimas que comparten algo en común: quedaron destrozadas emocionalmente. Y hay algo peor, seguramente en este preciso momento hay alguien que parece estar dando la vida por él o ella

Si conoces a alguien así, adviértele. 

¿Ejemplos de psicópatas? Donald Trump. El mismo que hoy firmó con el rey Salman de Arabia Saudita un acuerdo militar de más de 100 mil millones de dólares, pero en 2014 se refirió en twitter a los saudís como habladores y cobardes que tienen el dinero, pero no las agallas. ¿O qué tal la alianza PAN-PRD, el epítome de la renuncia de principios y la búsqueda de dinero? Un psicópata famoso fue Enrique VIII, rey de Inglaterra en el siglo XVI, amado por su pueblo, aunque los hiciera morir de hambre, se casó seis veces cortándole la cabeza a dos de sus seis esposas. Yo descubrí a un psicópata recién. El dirigente de un partido político que cada vez saca menos porcentaje en las elecciones, pero lo compensa en noviazgos con empleadas de su organización.

Eso me recuerda que otro rasgo de un psicópata es que no se arrepiente de hacer mal; lo hace y lo seguirá haciendo porque no distingue ni siente culpa. 

 

Porque un psicópata no entiende de abstracciones. No es capaz de procesar a #Hegel o #Aristóteles. Para él todo es literal. No comprenden el sentido figurado. Si le dices “estoy verde del coraje”, te mirará fijamente pensando que en efecto estás de ese color. Y si ya se acostumbró a la frase, la repetirá sin entender a qué se refiere. Por eso es que llegan a tener tantos seguidores o fieles. Son espejos. Imitadores. ¿Recuerdas a Sin Cara de la película El Viaje de Chihiro? Se traga a las personas y adopta su forma. Pero en realidad no tiene nada adentro. Pues bien. Esas personas existen. No sólo en política; también en tu familia, en tu centro de trabajo, en tu escuela; quizá te estés relacionando con alguien así. Huye. 




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