Recordemos que no hace tanto tiempo uno de los pueblos más “cultos” de Europa elegía como respuesta a una crisis del capitalismo a un fanático racista como su líder, ese país era Alemania y ese “elegido” era Adolf Hitler.
No pretendo ni mucho menos comparar a Donald Trump con Adolf Hitler, de compararlo con alguien en estos momentos lo haría con Silvio Berlusconi, dos empresarios que se meten a políticos con un discurso “populista” en el peor de los sentidos, pues el “populismo” no tiene por qué ser siempre negativo, dos personajes impresentables, machistas y abusadores que llegan al gobierno con un amplio apoyo de las masas populares, dos empresarios multimillonarios apoyados por las trabajadoras y trabajadores con un discurso dirigido a la clase trabajadora lleno de mentiras. Racismo y odio.
Hoy el pueblo norteamericano responde a una nueva crisis del capitalismo dando la presidencia a Donald Trump, la frustración y el desamparo al que los ha condenado el sistema norteamericano los ha empujado a buscar una salida desesperada, la falta de una alternativa de izquierdas los ha empujado a apoyar una alternativa de extrema derecha.
Trump es visto en cierta medida como un “antisistema” del sistema, Trump es incertidumbre, posiblemente no pueda hacer ni mucho menos todo lo que dice, pues ser presidente no da todo el poder, pero él es ahora la cabeza visible del imperio Americano.
Donald Trump es visto por muchos como un personaje inestable y que da mucho miedo, como alguien imprevisible, pero está claro que millones de norteamericanos lo han visto como una esperanza de cambio, un cambio necesario ante una situación insoportable.
“Chomsky: Trump es resultado del miedo y de una sociedad quebrada por el neoliberalismo”.
Mantengo que Donald Trump no da tanto miedo como los que lo han apoyado durante su campaña, la Asociación Nacional del Rifle, los del Ku Klux Klan, los grupos armados de las milicias de extrema derecha, la américa profunda es la que realmente me preocupa.
La victoria de Donald Trump y el ascenso del fascismo en Europa deberían ser una alarma, una muy urgente llamada de atención, debería servir como lección para la izquierda, o empezamos de una vez a hablar claro de la lucha de clases, o empezamos a poner en valor a la clase obrera, o lo hará el fascismo.
En los barrios obreros de Francia donde antes ganaba el Partido Comunista hoy lo hace el Frente Popular de Jean-Marie Le Pen, la ultraderecha avanza en Europa, recordemos que con el apoyo de la UE y de la administración de Obama un partido NAZI gobierna en Ucrania.
En China cuando te maldicen lo hacen con la siguiente frase, “espero que vivas en tiempos interesantes”, y estos desgraciadamente son tiempos interesantes, tiempos peligrosos, tiempos de descomposición del capitalismo, vivimos una crisis diferente a otras, una crisis sistémica que no tiene salida hacia adelante, solo hacia el siglo XIX, una crisis sin solución para los pueblos del mundo dentro del capitalismo.
O la izquierda recupera la esencia y pone los pies en el suelo para llamar a las cosas por su nombre. o viviremos tiempos de fascismo.
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