domingo, 27 de noviembre de 2016

¿Quieren saber quién era Hugo Chavez? Solo observen quienes lloran su muerte y quienes la festejan".


Cuando falleció el inolvidable Hugo Chávez Frías el 5 de marzo de 2013, Fidel Castro trató de describir la figura y la trayectoria del presidente venezolano sintetizándolo con la siguiente reflexión: "¿Quieren saber quién era Hugo Chavez?


 Solo observen quienes lloran su muerte y quienes la festejan". Esta acertada observación podemos aplicarla hoy tras la muerte del coherente y valiente comandante cubano Fidel Castro Ruz.


¿Quiénes están celebrando su muerte? La extrema derecha, los imperialistas occidentales de derechas y "de izquierdas", los enemigos de la justicia social, de la igualdad y de la soberanía de los pueblos, los que apoyaron o no condenaron el criminal e ilegal bloqueo impuesto durante décadas a la digna población cubana, los terroristas que se refugian en Miami, los defensores de la globalización capitalista, los que piden una "intervención humanitaria" en Siria, los que festejaron la muerte de Gadafi y la destrucción de Libia, los que apoyaron el golpe neonazi del Euromaidán en Ucrania,... entre otros muchos fascistas, progresistas y neoliberales.


Cuando veo las imágenes de los "demócratas" que han salido a las calles de Miami o de España a vociferar su alegría por la muerte de Fidel, me pregunto si alguien recuerda haber visto a los cubanos celebrar la muerte de Ronald Reagan, por ejemplo, por las calles de La Habana tras su fallecimiento, a pesar de los atentados contra Cuba y contra Fidel Castro que se llevaron a cabo bajo su mandato y el resto de los diez presidentes de EE.UU. que intentaron derrocarle y acabar con la Revolución.


No, no lo pueden recordar porque la ética, la educación y los valores humanísticos que la Revolución cubana liderada por Fidel Castro extendió entre los cubanos les impide celebrar la muerte de cualquier otro ser humano, aunque éste sea su enemigo declarado.


 De hecho, sirva este hecho histórico como ejemplo, cuando el 30 de marzo de 1981 Ronald Reagan sufrió un gravísimo atentado a su salida de una conferencia en el Hilton Hotel de Washington D.C., el presidente Fidel Castro expresó su condena de los hechos y expresó su deseo de que el presidente estadounidense salvase su vida y tuviera una pronta recuperación.


Ningún cubano salió a las calles a celebrar el atentado; tampoco su muerte en 2004. Fidel nunca lo hubiese aprobado.


No deja de resultar paradójico cómo aquellos occidentales que se definen como civilizados católicos defensores de la democracia y los Derechos Humanos, festejan la muerte y el sufrimeinto ajeno en cualquier parte del mundo, como ocurrió con Hillary Clinton y su carcajada televisada tras el asesinato extrajudicial de Gadafi en 2011. Mientras existan "demócratas" como éstos, estaré simpre del lado de "dictadores" como Fidel. ¡Que la tierra te sea leve Comandante!


Adolfo Ferrera Martínez
 
 
 

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