Fotografía publicada por el diario sensacionalista británico Daily Star el 14 de octubre de 2016.
En la noticia se advierte de un posible ataque nuclear de Rusia contra
Estados Unidos, amenaza que habría llevado a EE.UU. a aumentar su nivel
de alerta nuclear. La incansable propaganda mediática contra Rusia
busca preparar a las sociedades occidentales para aceptar la guerra y
para identificar al enemigo.
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La evidente derrota en Siria de los terroristas takfirís patrocinados
por la OTAN y las dictaduras del Golfo, nos
puede conducir desgraciadamente a una guerra mundial encabezada por los
dos bloques capitalistas que desde hace tiempo libran una batalla
política, económica, financiera y militar por liderar el llamado Nuevo Orden Mundial
en las próximas décadas: por un lado el viejo bloque EE.UU-OTAN, que
impone su modelo de "globalización" al resto de países a golpe de
chantaje económico y por la fuerza para apoderarse de sus recursos y
vaciar de soberanía a los Estados.
Y por otro, el eje Rusia-China (al
que se unen potencias regionales como Irán, o incluso dos potencias
nucleares como India y Pakistán que forman parte de la Organización para
la Cooperación de Shangai [1]) cuyo modelo de cooperación y de
comercio entre países se basa en el interés mutuo, en el respeto por la
soberanía de los Estados, en la no injerencia en los asuntos internos de
otros países, y en el respeto por el Derecho Internacional que EE.UU.
pisotea a diario.
El imparable declive de la hegemonía global de EE.UU., vigente desde
hace más de 50 años con el dólar como moneda predominante, incrementa la
necesidad por parte de la élites de EE.UU. de iniciar una guerra
internacional para intentar frenar a sus potencias rivales, siguiendo la
Doctrina Wolfowitz
[2]. Una guerra que con la actual tecnología de la que se dispone será una Guerra Nuclear cuyas
consecuencias serían catastróficas. Sobretodo para Europa, donde EE.UU.
alberga unas 180 bombas atómicas sin que a ningún Parlamento ni medio
de comunicación parezca preocuparle.
Los ciudadanos europeos ni siquiera
lo saben, a pesar de que están en el centro de una posible guerra
mundial. ¿Quién nos puede garantizar, conociendo los antecedentes, que
un conflicto internacional de este tipo no va a producirse en un futuro
próximo?
Según los estimados de la Federación de Científicos estadounidense (FAS, siglas en inglés), Estados Unidos tiene actualmente 70 bombas atómicas B61 en Italia (50 en la base de Aviano y otras 20 en la de Ghedi Torre), 50 más en Turquía y otras 60 en Alemania, en Bélgica y en los Países Bajos (20 en cada uno de esos Estados), lo cual haría un total de 180 bombas atómicas estadounidenses desplegadas en Europa. (...) En resumen, las nuevas bombas atómicas que Estados Unidos se dispone a desplegar en Italia y en otros Estados de Europa –en el marco de su escalada contra Rusia– son nuevas armas que hacen más probable el inicio de un ataque nuclear. (...) Con las nuevas bombas nucleares estadounidenses B61-12 desplegadas en territorio italiano, más los F-35 y el MUOS, lo que sí es seguro es que el país atacado tendrá a Italia como blanco prioritario de las represalias nucleares. [3]
Después de aplicar sanciones económicas y financieras contra Rusia, de
imponer sus "cambios de régimen" contra gobiernos no alineados con
Washington bajo el eufemismo de "primaveras árabes" o "revoluciones de
colores", de rodear a Rusia y China con sus bases militares, de
manipular la "crisis de los refugiados" para alejar a Europa de Rusia
(de Eurasia), de utilizar y manejar al "terrorismo yihadista" a su
favor, de financiar a la oposición y a los medios de comunicación para
atacar a Putin y oponerse a la soberanía de Rusia, y de
aplicar múltiples artimañas legales e ilegales a todos los niveles,
EE.UU. ve con impotencia cómo todo su esfuerzo es inútil para frenar el
crecimiento e influencia político-económica de Rusia-China en el tablero
geoestratégico mundial.
Fue este miedo por parte del poder económico y político estadounidense
ante la nueva unión de Rusia y China, lo que les llevó a iniciar la
invasión de Afganistán en el año 2003. El derribo de las Torres Gemelas y
la captura de Osama Ben Laden fueron sólo la excusa perfecta para que
la "comunidad internacional" aceptara su guerra imperialista, que
continuó después hacia Irak, Libia y Siria. En el año 2001, según un
documento del propio Pentágono llamado Quadriennal Defense Review,
EE.UU. ya había planeado la invasión de Afganistán ante el temor de que
la cooperación entre Moscú y Pekín les hiciera fracasar en su intento
de dominar Eurasia [4], "el pivote del Mundo" según teorizó el británico
Mackinder [5]. Desde la invasión de Afganistán hasta las "primaveras
árabes" de hoy en día se esconde la intención de EE.UU. de frenar el
surgimiento del bloque multinacional y multipolar liderado por
Rusia-China que trata de relegar a EE.UU. a un segundo plano y
arrebatarle su hegemonía global.
Incluso un acontecimiento ocurrido en Europa como fue el Brexit,
presentado por la prensa occidental como una "victoria del pueblo
frente a la austeridad europea" y aparentemente alejado del juego
geopolítico entre potencias, supuso un duro golpe para Washington, ya
que detrás de esa decisión está la intención de la City de Londres de
que Reino Unido se convierta en el "caballo de Troya" chino para la
entrada del yuan en Europa en detrimento del dólar, y un acercamiento de
Londres al eje Moscú-Pekín [6]. Washington, asfixiado por su propio
modelo económico insostenible y en crisis permanente, ya no es capaz de
imponer de forma unilateral sus dictados al resto del mundo.
En Siria se
está demostrando de forma nítida esta realidad que tratan de ocultar
los medios corporativos occidentales utilizando grandes dosis de
manipulación informativa. Su estrategia de utilizar a sus escuadrones de la muerte
de Al Qaeda (en sus diferentes y "renovadas" versiones) para derrocar
al legítimo gobierno de Al Assad ha fracasado debido principalmente a la
oposición de Rusia (algo que Rusia ya debería haber hecho anteriormente
cuando la OTAN invadió en 2011 Libia y asesinaron extrajudicialmente a
Gadafi ante los ojos de todo el mundo).
Ante esa derrota sobre el terreno, EE.UU. y sus aliados en la región
(Turquía, Israel y Arabia Saudí principalmente) están intentando de
nuevo inundar a Siria de terroristas llegados desde Irak, una vez que
han dado por perdida su batalla en Alepo, pese a la enorme propaganda de guerra
desplegada en los últimos meses. La ONU está evacuando en autobuses a
los terroristas del este de Alepo [7]. No los trasladan ante los
tribunales internacionales por cometer crímenes de guerra, crímenes que
se siguen ejecutando actualmente por parte de los "rebeldes moderados"
atrincherados en Alepo (ver vídeo). No. Los rescatan para volver a enviarlos a Siria bajo las órdenes de EE.UU.-OTAN.
De hecho, la operación para "liberar Mosul" iniciada el pasado sábado 15
de octubre consiste precisamente en desplazar a más de 9.000 yihadistas
del Estado Islámico desde Mosul hacia las regiones de Al Raqa, Ibdil y
Deir Ezzor en Siria. Incluso algunos analistas afirman que el
bombardeo del pasado 17 de septiembre sobre las tropas del ejército
sirio ejecutado con total impunidad por EE.UU. en Deir Ezzor, trataba de
despejar el camino para la llegada ahora de los terroristas procedentes
de Mosul.
Esta "liberación de Mosul" es idéntica a la "liberación" de
Yaralablus por parte del ejército de Turquía [8] a principios de
septiembre, cuando el Estado Islámico cedió su sitio a Turquía sin que
se produjera ni un sólo disparo, lo cual demuestra que la OTAN y sus
aliados dirigen y apoyan a los grupos terroristas que dicen cínicamente
combatir y los mueven según sus intereses estratégicos [9]. Si Rusia
continúa apoyando a Bashar al-Assad y elimina a esta nueva remesa
de terroristas, a EE.UU. no le quedará otra opción que entrar en una
guerra directa contra las tropas rusas en Siria para evitarlo. O eso,
o renunciar al "cambio de régimen" en Siria, algo poco probable puesto
que sería reconocer su derrota frente a Putin y confirmaría la pérdida
de influencia de EE.UU. en Oriente Medio.
A pesar de que sea una auténtica locura iniciar una guerra contra Rusia
en Siria, ¿alguien puede poner la mano en el fuego por EE.UU.? No se
trata de una "teoría de la conspiración", sino de una realidad que se
está barajando desde las élites occidentales. Sin ir más lejos el
Instituto de Asuntos Internacionales y de Seguridad de Alemania (SWP,
por sus siglas en alemán), un think tank cercano al gobierno de Ángela Merkel así como a la Comisión Europa y la OTAN y a grandes corporaciones que lo financian
(como British Petroleum, por ejemplo), alerta en un documento fechado
el 17 de septiembre de 2016 de la posibilidad real de llegar a una
guerra nuclear entre EE.UU. y Rusia que implicaría necesariamente a toda
Europa, y señala las directrices que debería seguir la Unión Europea en
este asunto tan delicado. Si existiera la "libertad de prensa" en
Europa, y si los periodistas respetasen el "derecho a la información" y
los medios de comunicación cumplieran realmente con su labor de informar
a los ciudadanos y de fiscalizar a los gobiernos, este documento
debería estar en la portada de toda la prensa occidental y en la agenda
política de todos los gobiernos y partidos de la oposición.
El documento en cuestión está fechado en septiembre de 2016, tiene 28 páginas, se titula "La política estadounidense hacia Rusia y Europa. Reglas de seguridad" y dice abiertamente que "la política de EEUU hacia Rusia se centra, principalmente, en la preparación de una guerra nuclear, lo que implicaría una gran parte de Europa" (sic). Se dice, también, que en los "principales círculos" del poder militar y político se está debatiendo actualmente esta política, "porque el peligro de guerra nuclear no es un riesgo abstracto, hipotético" dado que "la primera y más importante característica estructural de las relaciones ruso-estadounidenses es la capacidad mutua de aniquilación nuclear". (...) "este riesgo aumenta aún más por la forma en la que EEUU y sus aliados de la OTAN están escalando el conflicto con Rusia en Europa del Este y Siria, y por la planificación avanzada de una guerra nuclear". (...) "una Rusia revitalizada, desde la perspectiva de los planificadores militares del Pentágono, es considerada el enemigo potencial en un momento de grandes conflictos de poder" [10]
Esta posibilidad de una futura guerra internacional con epicentro en
Siria, se declare como tal o no, se inicie más tarde o más temprano, ya
tiene un culpable desde mucho antes de iniciarse: "la Rusia de Putin".
Desde que Vladimir Putin llegara al poder y decidiera aplicar una agenda
política soberana dirigida a defender los intereses de Rusia en el
mundo por la vía de la diplomacia y el respeto mutuo, su imagen se
convirtió en el centro de los ataques políticos y mediáticos desde
Occidente. Este ataque personal y esta confrontación entre potencias se
incrementó de forma notable tras el golpe de Estado neonazi ejecutado en
Ucrania en 2014 organizado y apoyado por EE.UU. y la Unión Europea,
tras la legítima decisión del presidente Yanukovich de firmar varios
acuerdos económicos y financieros con Rusia que eran mucho más
ventajosos para Ucrania que los ofrecidos por la Unión Europea
(privatizaciones, recortes sociales y del gasto público, deuda
impagable, etc.).
A raíz de ese golpe de Estado de corte neonazi
("Euromaidán"), Crimea decidió pacífica y democráticamente unirse de
nuevo a la Federación de Rusia a la que históricamente había
pertenecido, huyendo de la represión contra la población ruso-parlante y
del "paquetazo neoliberal" que impuso el régimen ucraniano y sus
batallones neonazis.
Aún así, estos hechos siguen siendo presentados hoy en día por los
medios occidentales como "una invasión rusa de Ucrania" que se "apropió
de Crimea por la fuerza". Putin es el culpable de los males de la
humanidad, incluida la pérdida de la hegemonía mundial de EE.UU. En el
colmo del cinismo y de la hipocresía, el vicepresidente Joe Biden
acusó sin pruebas a Vladimir Putin de interferir en las elecciones
estadounidenses (lo hizo durante una entrevista
para NBC News), cuando está más que demostrado que EE.UU. financia a
cientos de grupos opositores en Europa, Latinoamérica, Oriente Medio,
África y en todos aquellos países del mundo a cuyos gobiernos pretende
eliminar.
En marzo de 2014 Hillary Clinton llegó a comparar
a Vladimir Putin con Adolf Hitler. Si finalmente Clinton, que cuenta
con el apoyo financiero de Wall Street, Israel y Arabia Saudí
[11], llega a ser presidenta de EE.UU. una nueva Guerra Mundial está
garantizada.
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