Rodeado de familiares de víctimas del franquismo, y
ante un monumento en memoria de los asesinados por la dictadura desde
1936, el rey Felipe VI toma la palabra:
“Debemos
mirar hacia el pasado, pero con espíritu de superación de lo que nos ha
separado o dividido; para así recordar y celebrar todo lo que nos une y
nos da fuerza y solidez hacia el futuro. En esa mirada deben estar
siempre presentes todos aquellos que, víctimas de la violencia
franquista, perdieron su vida o sufrieron por defender nuestra libertad.
Su recuerdo permanecerá en nuestra memoria y en nuestro corazón.”
“Nada ni nadie es capaz de aliviar el dolor que nos
produce la mirada a los trágicos episodios que rasgaron España. Es
necesario preservar los valores democráticos y éticos que encarnan las
víctimas del franquismo, construir con dignidad su memoria colectiva y
concienciar a la sociedad en la defensa de la libertad”.
“El franquismo representa unos terribles crímenes que mataron a miles
de seres humanos, junto a cuyas cenizas quedaron maltrechas la dignidad y
la esperanza. La memoria y el dolor permanecen aún hoy, cuando se
cumplen ocho décadas del comienzo de la pesadilla”.
“Quiero terminar con un emocionado homenaje. Reafirmo mi afecto, mi
inmenso respeto, por quienes sufrieron o perdieron la vida en defensa de
la libertad de todos, mi compromiso de no olvidar la memoria de las
víctimas, y la importancia de hacer justicia como mejor reconocimiento a
la dignidad que merecen”.
Y concluye su discurso dirigiéndose a los familiares: “Gracias por hacernos sentir orgullosos.”
¿Qué fácil sería, verdad? De hecho, el discurso lo tiene ya escrito, lo
ha pronunciado muchas veces. Este de arriba se lo he montado yo en
cinco minutos, con un corta y pega de varios discursos de Felipe VI en
recuerdo de las víctimas de ETA, del 11M, del Holocausto o
de militares fallecidos en misiones en el exterior. Las palabras son
siempre las mismas, la típica prosa enfática de Casa Real, solo he
cambiado “terrorismo” u “Holocausto” por “franquismo”.
Para todas esas víctimas, y para muchas otras de atentados, guerras,
accidentes o desastres naturales en el último rincón del planeta, ha
tenido el rey palabras de homenaje en sus dos años de reinado. Para las
víctimas del franquismo, ni un monosílabo. Es un titular habitual en
prensa ese de "El rey, con las víctimas de...", y ahí rellenen con
cualquier tragedia. Cualquiera, menos la peor de la historia de España.
Es cierto que en algún momento, y siempre fuera de España, se ha
referido tímidamente a los exiliados en América Latina o a los
republicanos que liberaron París. Pero para los miles de asesinados,
encarcelados y represaliados en España durante décadas, ni mú. En eso
continúa la tradición de su padre.
No es que las
víctimas del franquismo se fuesen a sentir reparadas por que el rey lea
un discurso.
Ellas y sus familias merecen (y exigen) mucho más que unas
palabras solemnes en palacio: merecen verdad, memoria y justicia.
Recuperar a los suyos de las fosas, anular sentencias injustas,
homenajear a las víctimas, reparar a quienes sufrieron. Y para ellas
vale más un homenaje como el que ayer hizo el grupo de memoria de la CGT en Sevilla a los presos esclavizados del franquismo, que cualquier discurso en la Zarzuela.
Pero que el rey, como representante máximo del Estado, hiciese un
reconocimiento oficial a las mujeres y hombres víctimas del franquismo,
sería un paso importante. Tan importante, que no se ha dado en cuarenta
años.
Ayer Felipe VI dejó pasar el ochenta
aniversario del 18 de julio. Era una buena oportunidad para homenajear a
las víctimas como merecen, y hasta para condenar el golpe fascista.
Imaginamos que tiene una agenda muy ocupada, está pendiente de la
investidura y se le pasó la fecha. O quizás espera al centenario, para
que la fecha sea más redonda. 2036. Paciencia.
Isaac Rosa
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