Estas fueron las palabras del anterior jefe de las FARC-ERP, comandante
Alfonso Cano, citadas por sus "sucesores" tras su asesinato por el
ejército colombiano, hace cinco años. Cano dejaba claro que significaría
el acuerdo de paz con el gobierno mafioso de José Manuel Santos.
" Desmovilizarse es sinónimo de inercia, es entrega cobarde, es rendición y traición a la causa popular y al ideario revolucionario que cultivamos y luchamos por las transformaciones sociales, es una indignidad que lleva implícito un mensaje de desesperanza al pueblo que confía en nuestro compromiso y propuesta bolivariana", además de señalar que "el desesperado afán por rendir" al grupo guerrillero corresponde al interés del presidente Juan Manuel Santos de "enriquecer todavía más a los más ricos y hundir aún más en la miseria a los más pobres".
Continuaba afirmando que "La resistencia heroica de la insurgencia colombiana, al igual que la voz en alto del pueblo movilizado en la protesta, no pueden cesar con un falso llamado a la negociación y el consenso. Cualquier intento de desmovilizar la lucha popular sin la concertación de soluciones que erradiquen sus causas estará llamado al fracaso. ".
Cinco años después, el sucesor de Cano, ‘Timochenko’, ha declarado, tras
el anuncio del acuerdo de paz alcanzado por la guerrilla con el mismo
gobierno de Santos cuyo interés sigue siendo ""enriquecer todavía más a
los más ricos y hundir aún más en la miseria a los más pobres", que
ahora Colombia necesita "que se produzca efectivamente una definitiva
reconciliación" y reclamó: "Basta ya de la violencia y de los delirios
por ella".
El número uno de las FARC-EP anunció que la guerrilla completó el pasado 27 de mayo 52 años de resistencia subversiva y “hoy vemos el sueño de la paz mucho más cerca que nunca".
¿Qué ha cambiado en Colombia?¿Se han solucionado o erradicado las causas que provocaron la lucha? Cano afirmaba que "no puede haber paz sin represión y hambre" ¿Ya no hay represión y hambre en Colombia?
Precisamente este mismo mes se anunciaban tres muertos a causa de la represión policial en el último paro agrario, o el pasado mes de abril tuvo lugar el paro armado del clan mafioso Usuga en Medellín, sin que el gobierno de Santos ni las fuerzas de seguridad de Colombia hicieran nada para evitarlo. Tampoco hay que olvidar que todavía hay una total impunidad ante el genocidio contra Unión Patríotica, el partido que formaran las guerrillas tras el así llamado acuerdo de paz de 1985, y cuyos militantes fueron masacrados por gobierno y paramilitares. Tres décadas después, parece que la historia se repite, y está vez, como diría Marx, no solo como tragedia, sino también en forma de farsa
¿Por qué será que se empeñan tanto los
reformistas y oportunistas en confiar en las buenas intenciones de la
burguesía? ¿Acaso la historia no ha demostrado que esta va a aprovechar
cualquier debilidad de la clase trabajadora para agravar el nivel de su
violencia contra ella?
Ya se sabe lo que significa la palabra "paz" para la burguesía: represión, explotación, riqueza y bienestar solo para unos cuantos |
¿O se trata solamente de una bajada de pantalones para aceptar
cambiar la baraja y empezar a jugar con las reglas impuestas por la
burguesía, las de la "democracia burguesa"?
Es cierto que una lucha de cincuenta años desgasta a cualquiera, y que no ha de ser fácil vivir en el monte, en medio de la selva hostigado por las fuerzas militares o paramilitares del gobierno o de los narcos, pero quizás hubiera sido más digna la sinceridad, o, al menos la decepción hubiera sido menor, si en lugar de de escenificar la derrota como un acuerdo de "paz", hubieran reconocido su cansancio, hastío o incapacidad, o su inevitable llegada a la socialdemocracia desde sus nuevas posiciones reformistas.
En resumen, mientras Colombia sigue siendo en 2016 un país controlado política y militarmente desde Washington, tal y como lo era hace cinco años, cuando asesinaron a Cano desde sus aviones, mientras sindicalistas, periodistas e indígenas son asesinados impunemente de forma casi cotidiana en ciudades y pueblos, mientras los narcotraficantes controlan instituciones y fuerzas de seguridad, mientras sigue habiendo "represión y hambre", ¿es posible que, como afirma Timochenko, haya llegado la hora de la paz a Colombia?
Como lamentablemente es bien conocido, el único significado de la palabra "paz" para la burguesía criminal es el de mantener sometidos y callados a los que producen su riqueza y permiten sus privilegios, y para ello no han dudado nunca, ni jamás tendrán tapujo alguno, en usar la represión, el terror o la guerra para conseguirlo. Ese es, por mucho que nos lo pinten de colores y lo anuncien con fuegos artificiales, el único "acuerdo de paz" que se puede conseguir con el capital, en Colombia o cualquier otro lugar del mundo.
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