¿Cómo se vería nuestro país si le aplicásemos el mismo filtro que los grandes medios usan con el gobierno bolivariano?
España no es una democracia,
aunque celebre elecciones. Tiene comportamientos propios de una
dictadura. Podemos llamarlo “régimen”. El régimen español. O sin medias
tintas: la dictadura española.
El partido gobernante, heredero del
franquismo, ganó unas elecciones avaladas internacionalmente y
reconocidas por la oposición, pero tras su victoria se ha dedicado a
violar sistemáticamente los derechos humanos: pobreza, paro, desahucios,
malnutrición infantil, gente pasando frío y buscando comida en
contenedores.
También los derechos políticos: ley mordaza, abusos
policiales, palizas y disparos que dejan manifestantes tuertos,
activistas sociales detenidos y numerosos presos políticos
(sindicalistas, huelguistas, independentistas vascos). El gobierno
manipula los medios públicos y los privados afines para desacreditar y
criminalizar a la oposición democrática. En cuanto al conflicto del País
Vasco, al norte del país, se conocen casos de tortura, cierre de
periódicos, ilegalización de partidos y, años atrás, asesinatos
parapoliciales.
Recientemente la organización ETA abandonó
unilateralmente la resistencia armada contra el régimen, pero el
gobierno mantiene la represión y se niega a liberar a los combatientes
vascos encarcelados. Como toda dictadura, España es un régimen corrupto:
el partido gobernante ha saqueado regiones y ayuntamientos, y evadido
millones al extranjero. La Justicia, controlada por el gobierno, intenta
mantener una apariencia de independencia, pero la norma es la
impunidad.
¿Reconocen a España en el
párrafo anterior? ¿Es una descripción exacta? Todo lo que ahí se enumera
es completamente cierto. Y sin embargo… El relato nos chirría, nos
incomoda. Quizás es el lenguaje elegido. Quizás cierta exageración.
Quizás que faltan matices importantes, y muchas otras cosas que no se
cuentan y que también ocurren en España. Quizás que es una mirada
parcial, interesada, muy sesgada.
Ahora imaginen que España
llevase años en el lado equivocado del mundo. Que no fuese un aliado
fiel de Estados Unidos, miembro de OTAN y Unión Europea, y perfectamente
inserto en el capitalismo global, sino todo lo contrario: un país
empeñado en hacer su propio camino, y además aliado con gobiernos de
mala fama. Y que encima fuese una tierra rica en petróleo. Imaginen
también que una parte de la oposición y del poder económico local
estuviese empeñada en derribar cuanto antes ese “régimen”, recurriendo a
todos los medios legales, pero también el golpe de Estado y el
sabotaje.
De ser así, tengan por
seguro que la imagen de España en la prensa internacional sería la del
primer párrafo. Qué digo. Sería mucho peor. Además de sesgada, incluiría
intoxicaciones, informaciones falsas. El régimen español. La dictadura
española. Si encima nosotros no fuésemos españoles, sino habitantes de
un país lejano pero con intereses empresariales allí, y tuviéramos un
partido cuyos fundadores se relacionaron en el pasado con aquel
“régimen”, entonces nuestros telediarios y portadas de periódico serían
unánimes y machacones.
Ojo: nada de eso
justificaría el deterioro democrático, la represión, la pobreza o la
corrupción de esa España ficticia. Ni la hostilidad internacional (con
EEUU a la cabeza), ni el juego sucio de parte de la oposición y del
poder económico, ni la caída del precio del petróleo o la pérdida de
socios regionales, servirían para disculpar los fracasos de ese
imaginado gobierno español, como no sirven para disculpar los fracasos
políticos y económicos propios de ese otro país que todos están pensando
(y que se parece al nuestro como un huevo a una castaña, por si alguien
cree ver aquí una comparación entre países tan opuestos).
Todos esos elementos no lo
disculparían ni lo harían bueno, pero serían imprescindibles para tener
una explicación completa. Una explicación que además incluyese todo lo
hecho por unos y otros, tanto lo bueno como lo malo. Salvo que
prefiramos quedarnos con una simplificación grotesca e interesada como
la del primer párrafo. Ustedes eligen.
Isaac Rosa | El Diario
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