Siria vive un infierno, y la crisis
continuará mientras haya países que apoyen y financien al terrorismo.
Occidente intenta destruir al gobierno sirio para crear pequeños estados
débiles a fin de garantizar la seguridad de Israel.
“No estamos luchando solamente contra
los grupos terroristas dentro de Siria, sino también contra grupos
terroristas que proceden de todas partes del mundo con el apoyo de los
más ricos y los más poderosos países. Turquía, que tiene estrechas
relaciones con Occidente, abastece de armas, dinero y voluntarios tanto
al Frente Al Nusra como al Estado Islámico (EI). Occidente percibe el
terrorismo como un comodín que puede sacarse de la manga
periódicamente”, declaró al canal ruso RT el presidente sirio Bashar Al
Assad, agregando que la alianza entre Siria, Irán, Iraq, y el movimiento
libanés Hezbollá, al que llamó eje de resistencia, “logrará vencer el
terrorismo que es una nueva herramienta para subyugar a la región”. Al
eje de esa resistencia se ha unido ahora decisivamente Rusia.
Miguel Fernández Martínez, periodista
cubano de la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina se
encuentra en Siria como corresponsal: “Antes estuve en Centroamérica,
cubriendo las elecciones en El Salvador. También he recorrido EEUU,
Puerto Rico y otras zonas de Latinoamérica”, dice a Punto Final.
Sobre la presencia en Siria de asesores
militares rusos, señala que está provocando un revuelo entre los
estrategas occidentales que apuestan a la destrucción de este país
árabe: “La prensa de Occidente no escatima titulares que van desde
anuncios de ‘invasión armada’ hasta ‘anexión territorial’, intentando
crear un ambiente de hostilidad y tensión”.
-Háblanos del gobierno de Bashar Al Assad. ¿Cómo era la vida en Siria antes de la intervención de EEUU y Europa?
“El presidente Bashar Al Assad se
convirtió en el chivo expiatorio que buscaban los grandes círculos de
poder internacionales que intentan repetir en Siria lo que han hecho en
Afganistán, Iraq, Yemen, Libia y en otros países de la región. Desde
mucho antes de iniciarse la crisis en 2011, ya al-Assad estaba en la
mira de Washington y sus agencias de inteligencia, llamado a convertirse
en víctima de la voracidad imperial por no doblegarse a los edictos de
la Casa Blanca.
Desde que el presidente al-Assad llegó
al poder después de la muerte de su padre Hafez al-Assad, continuó las
políticas panarabistas de unidad regional, que le habían dado mucho
protagonismo a Siria dentro del Movimiento de Países No Alineados.
Tampoco al-Assad comprometió la economía nacional a los designios del
FMI y siguió el ejemplo de su padre, siendo el más importante defensor
de la causa palestina para la devolución de los territorios ocupados por
Israel y el retorno de los millones de palestinos refugiados a su lugar
de origen. Siria, desde siempre, ha sido uno de los peores enemigos de
Israel, a quien condena por sus políticas expansionistas y a quien
reclama la devolución de las alturas del Golán, ocupadas ilegalmente por
el ejército sionista desde 1967. A eso, hay que unir la sólida amistad
entre el gobierno de Damasco y la República Islámica de Irán. Les unen
históricos lazos de amistad y colaboración.
Bashar Al Assad impulsó la modernización
de la sociedad siria, iniciada por su padre en la década de los 70,
defendió el concepto de Estado laico, imponiendo la ley del Estado sobre
cualquier religión y el derecho de convivencia de una población
multiétnica, que forma el núcleo del pueblo sirio. Tampoco permitió la
privatización de la industria petrolera ni de las más importantes
industrias del país. Por todas estas razones era un objetivo a destruir
por parte de las administraciones neocoloniales de EEUU y sus aliados
europeos”.
-¿Qué ocurre actualmente en Siria: es una guerra civil?
“Me niego a aceptar la tesis de que aquí
hay una guerra civil. Es tan falso como que el sol sale de noche. Lo
que ocurre aquí es una agresión internacional, maquinada por la OTAN, el
Departamento de Estado norteamericano y los servicios de inteligencia
israelíes, que lograron aglutinar a monarquías del Golfo Pérsico -Arabia
Saudita y Qatar-, junto a los gobiernos de Jordania y Turquía, para
iniciar el asedio a Siria. Las estrategias para iniciar la crisis fueron
claras. Trataron de trasladar a Siria los efectos probados en otros
países de lo que se conoció como Primavera Árabe, un engendro
desestabilizador que dejó dolorosas consecuencias en todos los países
donde fue impuesta. Para esto utilizaron varios métodos, uno fue la
manipulación de la conocida Hermandad Musulmana, que ya habían utilizado
en Egipto, Libia, Túnez y otros países, tratando de darle un matiz
religioso a las protestas, y el otro, las conocidas políticas
desestabilizadoras organizadas desde la embajada de EEUU.
Ya no es un secreto que previo a las
supuestas manifestaciones populares ocurridas en marzo de 2011 y que
dieron inicio al conflicto, el ex embajador norteamericano en Damasco,
Robert Ford, viajaba constantemente a varias provincias, reuniéndose con
cabecillas opositores y financiando las protestas. En aquellas
manifestaciones ‘populares’ había hombres armados que dispararon contra
la policía. Generaron caos y violencia, porque todo era un plan bien
diseñado para generar la desestabilización y dar paso a los grupos
yihadistas, organizados, armados y entrenados por Occidente, que
esperaban en las fronteras de Jordania, por el sur; Turquía, por el
norte, e Iraq, por el este. Tampoco es un secreto que el autoproclamado
Ejército Libre Sirio -del que ya apenas queda rastro-, integrado en su
mayoría por desertores del ejército sirio, estaba financiado por París, y
que en su proceso de desintegración, la mayoría de sus miembros fueron a
parar a las bandas terroristas del Estado Islámico o del Frente
al-Nusra, brazo armado de al-Qaeda en Siria.
Otra de las formas empleadas para
agredir a Siria es través de la captación o reclutamiento de mercenarios
procedentes de más de sesenta países, que vienen instigados por líderes
religiosos extremistas que insisten en hacer un llamado a la yihad o
guerra santa contra el legítimo gobierno en Siria. En fin, cuatro años
después de iniciada esta guerra de rapiña, las fuerzas se han ido
concentrando en dos grandes grupos. De un lado, las fuerzas armadas
sirias, con un ejército de casi 350 mil hombres sobre las armas, en
cooperación con las milicias populares conocidas como Unidades de
Defensa Nacional, y del otro, las bandas terroristas que siguen
generando caos y terror”.
Terrorismo del Estado Islámico
-¿Cómo surge el EI y cómo se
introduce en Siria? ¿Qué controlan? Se dice que venden petróleo para
financiarse y que cuentan con millonarios recursos…
“El grupo terrorista
Estado Islámico, también conocido en árabe como Daesh, surgió hace poco
más de un año, y es un desmembramiento del grupo al-Qaeda que operaba en
territorio de Iraq. Desde que comenzaron su expansión a territorio
sirio, proclamaron la instauración de un califato, cuya capital es la
ciudad de Raqqa, a poco más de 500 kilómetros al este de Damasco,
ocupada por los extremistas armados.
De las atrocidades del Estado Islámico
se habla todos los días. Manipulan la fe religiosa de sus integrantes y
seguidores, y hacen una interpretación tergiversada del Corán,
imponiendo las leyes de Sharia, y con ellas, un tipo de gobierno
tiránico que incluye la imposición de crueles castigos que pueden ir
desde el degollamiento, la lapidación, la crucifixión, y otras formas
bárbaras de imponer la ley. Detrás hay toda una caterva de traficantes,
usureros y delincuentes -en su mayoría de esos mismos países que buscan
derrocar a Bashar Al Assad- que son quienes trafican con el petróleo de
los pozos en zonas ocupadas, y con las reliquias arqueológicas e
históricas que vandalizan por los distintos poblados por donde pasan.
Hay un detalle que no quiero dejar de
mencionar, y es la manipulación que hacen los grandes medios
occidentales acerca de los territorios ocupados por el EI en Siria.
Muchos medios insisten en afirmar que ocupan más del 50% del territorio
sirio, algo que no corresponde a la más estricta verdad. La mayor parte
de la población siria vive en zonas bajo control del gobierno, del
centro al oeste del país, en la costa mediterránea. La mayor parte de
las zonas bajo control de los terroristas son áreas desérticas, con poca
densidad poblacional; solo tienen bajo su control la ciudad de Raqqa,
parte de la ciudad de Idleb y poco menos de la mitad de Alepo. Donde son
fuertes en realidad es en el control de carreteras hacia el este, lo
que impide el movimiento de las tropas hacia las zonas de combate y
debilita la economía doméstica de los sirios”.
-¿A quién le interesa que Siria se desintegre?
“Recuerdo que hace muchos años alguien
me dijo que los EEUU y las grandes potencias miran hacia el Medio
Oriente como ‘un gran lago de petróleo’. Occidente nunca ha mirado con
respeto hacia esta zona del mundo. Aquí están presentes las huellas de
su paso colonial, del despojo a la cultura milenaria de estos pueblos y
el desangramiento a sus importantes reservas de combustible. En el caso
de Siria, por negarse a ser un lacayo más de las potencias occidentales,
ya estaba ‘condenada’ a ser invadida. Con lo que no contaron fue con la
resistencia del pueblo sirio, que ha sido capaz de defenderse más de
cuatro años de toda esa campaña y de la agresión terrorista. Incluso una
de las fórmulas que trataron de aplicar para desestabilizar la unidad
nacional fue el sectarismo, tratando de crear divisiones entre sunitas,
chiítas, alawitas, kurdos, armenios, drusos, cristianos, yazidiíes, que
forman una amalgama histórica e indestructible que se llama pueblo
sirio”.
-¿Qué dificultades tienes para realizar tu trabajo como corresponsal de Prensa Latina?
“Las mismas que cualquier sirio de a
pie. Convivo con ellos, sufro sus mismas necesidades y comparto sus
esperanzas. He podido visitar zonas de combate, escuelas destruidas por
la guerra, campos de refugiados, en fin, trato de palparlo todo.
Incluso, he podido conversar con mercenarios extranjeros apresados por
el ejército y escuchar de sus labios hasta dónde están comprometidas
fuerzas externas en esta guerra. He tenido la oportunidad de entrevistar
desde ministros hasta gente común. Todo el que me puede dar su versión
de esta guerra, y permitirme tener nuevos argumentos para explicárselos a
los lectores, estará siempre en mi agenda”.
Crisis humanitaria
-¿Cuál es la situación humanitaria en Siria?
“Según la ONU, Siria está sufriendo la
peor crisis humanitaria que se conozca desde hace 70 años. A
consecuencia de esta guerra, más de cuatro millones de sirios han tenido
que refugiarse en otros países y los principales países de acogida son
El Líbano, Turquía, Jordania, Iraq y Egipto. Cerca de once millones
están desplazados dentro del mismo territorio nacional, y las cifras de
muertos son espeluznantes. Hasta ahora, y algunos aseguran que son
cálculos conservadores, hay más de 240 mil muertos, de ellos, 50 mil
miembros del ejército. En algunas zonas hay hambruna y falta los más
elementales artículos, agua, electricidad. Es una historia difícil y
triste”.
-¿Cómo ha enfrentado el gobierno la lucha contra el terrorismo?
“Siria se ha defendido con garra de esta
agresión internacional. El ejército sirio y las milicias populares han
llevado todo el peso de esta guerra a un alto costo material y humano.
De la coalición internacional liderada por EEUU, hay poco que decir.
Llevan más de un año ‘bombardeando’ supuestas posiciones de los grupos
terroristas, y lo que hacen es fortalecerlos. Existen evidencias que en
algunos lugares del oriente sirio y en Iraq, estos mismos aviones lanzan
armas y municiones que van a parar a manos de los grupos extremistas.
Por su parte, las milicias sirio-kurdas que se identifican como YPG,
también han cumplido una ardua tarea en la defensa de sus territorios al
norte de Siria, principalmente en zonas del norte de Alepo y en la
oriental provincia de Hasaka, logrando incluso expulsar a los
terroristas de sus territorios”.
-¿Qué puedes decirnos de los crímenes contra mujeres, niños y ancianos y de la destrucción de bienes culturales?
“Tienen escandalizaba a la opinión
pública internacional. Usan métodos verdaderamente sádicos, como cortar
las cabezas de sus enemigos o crucificar a las personas en plazas
públicas, o lapidar a las mujeres hasta la muerte. A los homosexuales
los lanzan desde las azoteas de los edificios, y castigan a golpes a las
mujeres por no llevar el velo o por salir solas a las calles. Los niños
es lo que más duele. Cerraron muchas escuelas en las zonas ocupadas, y
abrieron colegios donde desde pequeños les enseñan la importancia de
suicidarse en aras de conseguir un propósito, o los convierten en
ayudantes de los carniceros que ejecutan a las personas. El daño
psicológico y social contra esos niños es impresionante”.
fuente: Canarias Semanal
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