domingo, 8 de noviembre de 2015

El discurso del comisario de Medio Ambiente de la UE que se diluyó en el humo de los tubos de escape



Si quieres esconder algo, bromean los diputados, ponlo en el Diario de Sesiones del Congreso. Total, nadie lo lee. Pues algo así parece que pasa en Bruselas: si quieres encubrir un fraude industrial de colosales proporciones ponlo en un discurso de un comisario y cuélgalo en la página web de la Comisión.


Si no me creen, les animo a leer el Discurso 11/203 pronunciado el 22 de marzo de 2011 por el comisario entonces responsable de Medio Ambiente, el esloveno Janez Potocnik, donde tras lamentarse por el poco progreso en la calidad de aire de nuestras ciudades apunta a la existencia de discrepancias de hasta el 500% entre las emisiones declaradas por los fabricantes de coches y las reales.


El comisario señalaba tres razones: una, que las pruebas no reflejan las condiciones reales de conducción; dos, que las emisiones empeoran con el envejecimiento del vehículo; y, tres, agárrense, el posible “trucaje” (su énfasis) de los motores. La Comisión, asegura, conoce estos problemas desde hace tiempo y por eso viene proponiendo medidas que atajen el problema, entre ellas, pruebas más realistas y en condiciones de circulación reales así como “sistemas que impidan la manipulación”.


Hasta hoy.


¿Saben lo mejor? Que ese discurso lo pronunció nada menos que en la propia sede del Parlamento Europeo, nada menos que en un evento organizado conjuntamente por la federación europea de organizaciones ecologistas (EEB), que reúne a 140 organizaciones que presumen de tener 15 millones de afiliados, y la ONG alemana BUND (Amigos de la Tierra), irónicamente, originaria del mismo país donde se estaba perpetrando una de las estafas medioambientales más grandes de la historia.


Sabemos ahora que menos la ministra danesa de medioambiente, todo el mundo dentro y fuera de la Comisión, incluido el vicepresidente encargado de Industria, el italiano Tajani, el Consejo y el Parlamento se conjuraron para que las propuestas legislativas de Potocnik fueran diluidas o retrasadas todo el tiempo que fuera necesario.



 Eso sí, todos pudieron ponerse rápidamente de acuerdo en designar el año 2013 como Año Europeo del Aire y así poder seguir pronunciando discursos sobre lo que nos importa la calidad del aire de nuestras ciudades. Brutal.



José Ignacio Torreblanca




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