El neurocirujano retirado, que comenzó esta semana a repuntar en las encuestas hasta ahora lideradas en su mayoría por Donald Trump, se mostró perplejo y desinformado, publican varios medios, sobre un caso, no menor, como es el de usar la migración de cubanos a su país, para agredir a la Isla, algo que vienen realizando desde 1959.
Carson, reiteró: "Una vez más, yo no he sido informado completamente sobre lo que es", mientras anda por la ciudad de Fort Lauderdale y luego en Kendall, un suburbio de Miami y de gran mayoría cubana.
"Tengo que admitir que no sé mucho acerca de eso, y no me gusta hacer comentarios hasta que haya tenido la oportunidad de estudiar el tema de ambas partes", reiteró sobre las leyes migratorias entre ambos países.
Los medios, que cacarean informar, no dicen qué o cuáles detalles fueron explicados por los reporteros miamenses, para que el aspirante republicano en un cruce de palabras ¡por teléfono, dicen!, “comprendiera” lo que está sucediendo hace cinco décadas, sin haberse tomado nunca el trabajo de saber del tópico migratorio.
Entonces, el doctor, ya iluminado por los sabiondos del The Miami Herald superaron la desconcertante ignorancia de Ben Carson, que tras la nuevas luces, señaló que la ley -de Ajuste Cubano- parece "razonable".
Luego, en la ruta de lo que debe decirse a la cloaca miamense que conduce el, o al Herald, se explayó un poco más sobre el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y, eventualmente, comerciales con Cuba.
"El embargo debe mantenerse", sostuvo el precandidato republicano para quien no es el momento de normalizar el diálogo político con Cuba. Raúl Castro "no puede estar allí mucho más tiempo. Ellos van a tener un cambio de régimen. Ese sería el momento de normalizar las relaciones", agregó Carson.
Toda una lección de ignorancia supina y calificada, donde la manipulación política y mediática, dicta la política, sin ser esto un juego de palabras. Atención, por las dudas solamente, que el cirujano Carson va liderando las encuestas a las presidenciales por los republicanos, aunque queda trecho de campaña electoral, privativa para ricos y sucia en Estados Unidos.
Y, no es que debiera importar demasiado a quién eligen o no, los norteamericanos, a fin de cuentas debe ser problema de ellos, pero el hecho es que si alguien así llegase a la presidencia de la primera potencia armamentista del mundo, que además se siente excepcional, mesiánica y capaz como para ser el policía universal, el tema, más que desconcertar, mete miedo.
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