sábado, 24 de octubre de 2015

El traficante de esclavos



Según la recientemente publicada lista Forbes del ranking de personas más ricas del mundo, el fundador y propietario de la empresa española Inditex, Amancio Ortega, se ha colocado en la pole position de la lista, tras un aumento en su patrimonio del 5,3%.



Como escribiera Honore de Balzac en La posada roja, "detrás de una gran fortuna hay siempre un gran delito", así que el tal Ortega tiene el honor, seguramente, de encabezar la lista de los más peligrosos malhechores del mundo. Tiene en su haber, y hablamos solamente de su botín declarado, una cifra de 79.700 millones de dólares (71.892 millones de euros), por delante de los 78.100 millones de dólares (70.360 millones de euros) de otro de los grandes ladrones actuales, el creador de Microsoft, Bill Gates, quien encabezaba la lista el pasado marzo del presente año.


4.000 Millones de dólares (3.604 millones de euros) ha aumentado la fortuna del español, hechos, como es bien sabido, a través de las condiciones de esclavitud de los miles de trabajadores que tiene Zara en el mundo, que llena los escaparates y estantes de Zara, Pull and Bear, Massimo Dutti o Bershka, Stradivarius  –marcas de las más famosas bajo el emporio de Ortega- con ropa fabricada en maquilas clandestinas de Brasil, México, Argentina, Bangla Desh o India, donde niños y mujeres construyen el imperio de Ortega en condiciones infrahumanas (antes hizo lo propio, en los comienzos de su negocio, explotando también salvajemente a trabajadoras gallegas).


Es decir, se puede decir que Amancio Ortega es una especie de "traficante de esclavos" del siglo XXI, que ha llegado al top de la lista grandes mangantes actuales a costa de la explotación salvaje de sus trabajadores de cualquier edad, sexo o nacionalidad. Eso no le hace excepcionalmente criminal, porque como ya escribió Balzac o se puede leer a continuación en las palabras de Engels, en realidad todo capitalista es un delincuente:


"(...)el obrero al servicio del capitalista no se limita a reponer el valor de su fuerza de trabajo, que se le paga, sino que, además crea una plusvalía que, por el. momento, se apropia el capitalista y que luego se reparte con arreglo a determinadas leyes económicas entre toda la clase capitalista. Esta plusvalía forma el fondo básico del que emanan la renta del suelo, la ganancia, la acumulación de capital; en una palabra, todas las riquezas consumidas o acumuladas por las clases que no trabajan. 

De este modo, se comprobó que el enriquecimiento de los actuales capitalistas consiste en la apropiación del trabajo ajeno no retribuido, ni más ni menos que el de los esclavistas o el de los señores feudales, que explotaban el trabajo de los siervos, y que todas las formas de explotación sólo se diferencian por el distinto modo de apropiarse del trabajo no pagado. Y con esto, caían también por su base todas esas retóricas hipócritas de las clases poseedoras de que bajo el orden social vigente reinan el derecho y la justicia, la igualdad de derechos y deberes y la armonía general de intereses. 



Y la sociedad burguesa actual se desenmascaraba, no menos que las que la antecedieron, como un establecimiento grandioso montado para la explotación de la inmensa mayoría del pueblo por una minoría insignificante y cada vez más reducida." Friedrich Engels (Sobre Carlos Marx, 1877)



 





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