En Venezuela la justicia ha condenado a
13 años de cárcel a Leopoldo López como instigador de un levantamiento
que se saldó con 43 muertes. Y mientras la práctica totalidad de los
grandes medios de comunicación occidentales se desviven condenando esa
sentencia, a un joven, Ali Mohammed al-Nimr, que fue detenido con 17
años de edad acusado de participar en protestas contra la casa Al Saud y
tenencia ilícita de armas, nadie le presta atención.
Podría pensarse que a pesar de la
desproporción de las condenas no es lo mismo ser un opositor (que no el
líder opositor venezolano como se está vendiendo ahora, porque ese papel
le corresponde a Henrique Capriles, gobernador de Estado Miranda)
conocido en Venezuela, que un joven activista de Oriente Medio. Y sería
verdad, porque así funciona el mundo.
El asunto cambia de cariz cuando
conocemos que el joven que va a ser decapitado y crucificado es el
sobrino del importante clérigo chiíta y activista Sheikh Mimr Baqr
al-Nimr, que también fue encarcelado y condenado a muerte por sus
discursos contra la dinastía saudí y por “hacer la guerra a Dios”.
Incluso parece que compartirán fecha de ejecución en cuanto la firme el
rey Salmán.
Ali Mohammed al-Nimr es sobrino del clérigo chiíta y activista Sheikh Mimr Baqr al-Nimr
Tampoco parece importar que todo en el
juicio a este joven preso político haya sido irregular, incluso para lo
que suele ser una justicia como la saudí que aún contempla como castigo
los latigazos para las mujeres que salen solas de casa. No importa que,
como informa Maya Foa, directora del equipo legal de la ONG Reprive al
medio Middle East Monitor,
Ali Mohammed haya sido brutalmente torturado y obligado a firmar una
confesión falsa. Lo que importa es lo que ocurre en los países que no le
bailan el agua a los grandes poderes económicos occidentales, aunque la
noticia no tenga comparación con otras que ocurren en el mismo mundo al
mismo tiempo
. Al joven y a su tío no les dedicarán tertulias y
matinales; los informativos no abrirán con esta información, y los
líderes políticos no se reunirán con sus familias ni harán
declaraciones.
O si acaso, en un nuevo arrebato, saldrá Felipe González
para decirnos que el régimen teocrático saudí también es mejor que Venezuela.
Pero qué podemos esperar de este
país hipócrita y degenerado en el que los jefes de Estado consideran
hermanos a estos psicópatas, y en el que la ‘renovación’ y la modernidad
encarnada en Felipe VI, viaja de urgencia a ese país para mostrar sus
condolencias por la muerte del déspota sanguinario que como máxima
autoridad del poder legislativo, ejecutivo y judicial del país es
responsable de, entre otras muchas aberraciones: represión de género,
decapitaciones, crucifixiones y torturas a los presos.
No es sencillo que sirva de algo, pero puedes firmar la petición contra la ejecución de Ali en la captación de firmas que la ONG Reprieve ha habilitado a tal efecto.
Existe también una ‘Acción Urgente’ de Amnistía Internacional a la que podéis acceder desde el siguiente ENLACE
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