Félix Población
A
juzgar por las primeras fotografías de la llegada del expresidente
Felipe González al aeropuerto de Caracas, llegada que se produjo con
toda normalidad, no parece que la libertad de expresión esté tan
amenazada en Venezuela como propalan los medios de comunicación
convencionales de nuestros país.
González contó con muchos micros para dar a conocer sus intenciones, que no son otras que las de ser asesor técnico externo
en la defensa de Antonio Ledezma y Leopoldo López, supuestos opositores
políticos, a los que el gobierno de aquella república ha encarcelado
por sus intentos desestabilizadores. La presidenta del Tribunal Supremo
de Justicia venezolano
(TSJ), Gladys Gutiérrez, reiteró que el expresidente del Gobierno
español Felipe González no podrá sumarse a la defensa de los opositores
presos en el país, porque él no puede ejercer como abogado en Venezuela.
El
celo puesto por González en la defensa de los derechos humanos en
Venezuela contrasta con su actitud a lo largo de los muchos años que ha
sido presidente del Gobierno en España (1982-1996). Durante ese periodo,
don Felipe no solo no hizo nada por rescatar del olvido a los más de
cien mil (114.226) republicanos enterrados sin nombre en las fosas y
cunetas donde fueron enterrados por sus asesinos, sino que tampoco
recordamos una sola declaración suya que, a posteriori, haya tenido en
cuanta la indignidad que para un país democrático supone seguir
manteniendo esta lacra.
¿Puede
quien así se ha comportado en su propia nación con la víctimas de la
dictadura franquista, nación a la que gobernó durante casi catorce años,
mostrar tal grado de sensibilidad en lo que compete a los derechos
humanos en Venezuela, sin que se le caiga la cara de vergüenza? Da
nuevamente mucha grima observar hoy la portada del diario El País donde se nos dice, a cinco columnas, que la llegada de Felipe González a Caracas "arrincona al régimen chavista".
Es
de recordar, para reafirmar la impresión que nos causa esa bochornosa
primera página del citado periódico, lo que quedó archivado en las
hemerotecas según una información publicada también por el mismo rotativo el 2 de marzo de 1989. Tan solo dos días después de la violenta represión del Estado venezolano que bajo el nombre de "El Caracazo" costó la vida
de al menos 3.000 personas en la capital de aquel país, el entonces
presidente del gobierno español llamó por teléfono a
su par en Venezuela, Carlos Andrés Pérez -con el que le unía una estrecha amistad-, para ofrecerle 600 millones de
dólares a fin de “ayudarle en tan críticos momentos”.
Publicado 6 hours ago por Lazarillo
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