Estoy convencido de que una parte importante de la militancia del PSOE es de izquierdas, otra cosa es lo que demuestran, tan a menudo, sus dirigentes, lo que hace que este partido mientras que es capaz de legislar el matrimonio homosexual, al mismo tiempo acuerda con el PP cambiar la Constitución para priorizar la disminución del déficit público por encima de las políticas sociales, o mientras que está constantemente diciendo que está contra las privatizaciones de la Sanidad Pública, en 1997 aprobó la ley 15/97 que permite que su gestión se privatice.
Esas contradicciones han sido y son parte del ADN de este partido. Y si no, fíjense en tres ejemplos, de estos días. En una época donde se quiere acabar con las políticas neoliberales del PP, el PSOE anuncia medidas, junto a otros partidos de la izquierda, para ayudar a acabar con las políticas peperas, y, sin embargo, sigue haciendo de las suyas.
Oyes a Sánchez, a Díaz, a Carmona o a otros dirigentes del PSOE y lo que propagan y dicen son verdaderas políticas de izquierdas y sin embargo fíjense en estos tres casos:
- Pedro Sánchez el sábado acudirá a la reunión anual del Club Bildenberg. El club al que va lo más granado del mundo conservador, los más poderosos, los que dicen que toman las decisiones que hacen que este mundo sea tan injusto. Y allí van magnates de la prensa o de grandes empresas y bancos junto a algunos políticos. Celebran una reunión, de la que no pueden hablar nada a nadie (¿dónde está esa transparencia de la que tanto habla el PSOE y el Sr. Sánchez?) y tratan de fijar un rumbo para este mundo. No me dirán que no podía haberse negado, si de verdad se sintiera parte de los que sufren por este club y en contra de los que deciden que la desigualdad sea cada vez mayor. Pero no, él irá y participará de esas decisiones ilegítimas, injustas y que perjudican a los más desfavorecidos.
- Felipe González acaba de volver de Caracas. Y ha ido allí a tratar de defender a los opositores al régimen de Maduro: Ledezma y López, que están en la cárcel. Este hecho es deplorable. Nadie debería sufrir presidio por sus opiniones políticas, sean las que sean. Ahora bien, yo me hago las siguiente reflexión: Felipe González, desde que dejó de ser presidente no ha actuado nunca como abogado defensor, es la primera vez que ha abandonado su puerta giratoria de Gas Natural, para ejercer el oficio que debería haber continuado cuando dejó de ser presidente. Debe hacer cuarenta años que Felipe no se dedica a su profesión, a ejercer de abogado. ¿Por qué, ahora, de repente, con todos los casos injustos que hay en el mundo y habiéndolo podido hacer desde 1997, busca defender a estos presos políticos? La respuesta es sencilla. No puede olvidar que su íntimo amigo, hoy fallecido, Carlos Andrés Pérez, un presidente delincuente que robó a su país, uno de los mayores corruptos de América Latina, un individuo que produjo una de las mayores represiones contra su pueblo en América Latina (el Caracazo) y que escapó a Miami cuando había una orden de detención contra él. Este personaje es el precursor de la oposición que Felipe trata de defender. Él está con los suyos, y, francamente, al recordar a Carlos Andrés Pérez se me ponen los pelos de punta.
- Resulta que ha estado a punto de aprobarse un tratado –el TTIP—, en el parlamento europeo. Un tratado de libre comercio con Estados Unidos, que apoyaban los populares europeos (PP) y los socialdemócratas (PSOE), un acuerdo donde quienes ganan son las multinacionales que, por medio de un tribunal privado, pueden impedir leyes que perjudiquen sus intereses en las transacciones comerciales. O sea, que los socialistas se unen a un concierto donde las grandes transnacionales pueden decidir sobre la legislación de los Estados –anulando leyes, en caso de que les perjudique— junto a los populares. Un tratado que desde Izquierda Unida, Podemos y otros partidos de izquierda se ha calificado de infame y de una cesión de poder desde los Estados a las grandes empresas.
Ellos son así: Más, mucho más,socioliberales que socialistas.
Salud y República
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