sábado, 9 de mayo de 2015

Vamos a Cuba que ya somos libres

 

Vamos a Cuba que ya somos libres 

 

En mi barrio, lejos en el tiempo, allá por la década de los cincuenta, el ídolo y el juez de la muchachada era el viejo Ito "el zapatero", que aparte de ser un maestro del oficio, tenia una voz que envidiarían hasta los tres tenores.

Él nos decía que la vida en ocasiones había que mirarla como si sencillamente fuera una película, desde fuera y analizando que hacían los actores.

Recordaba esto por ese show mundial que se llama Cuba, repudiada tanto tiempo por unos y por todos, la isla maldita, que algunos, cobardemente, se escudaban hasta en  un castigo colectivo, entre los casos la posición común europea.

Y ahora que el amo bajó la batuta, todos a correr hacia Cuba en estampida.

Es un desfile sin fin, ya nadie tiene nada contra Cuba, al contrario, la admiración por el pueblo cubano es tremenda, desde políticos de pacotilla hasta hombres de negocios limpios y sucios y muchas celebridades.  

Era bien conocida la admiración y el respeto a los cubanos de los pueblos del mundo, la gente de la lucha o de la calle, entendían las aspiraciones de esos cubanos tercos que no se doblegaban y mantenían sus aspiraciones incluso ayudando a otros con lo poco que tenían.

Pasa la película y se ve que muchos quieren negociar con Cuba, sabiendo que no será fácil engatusar a los cubanos, que deben ir por derecho o nada de nada. Desde luego siempre habrá quien presuma de vivo, pero hasta esos van ahora con la idea de que vale la pena y consiguen terminar sin negocio, pero contentos.

El turismo en Cuba ha crecido un 15% los últimos cuatro meses y de seguro seguirá en aumento, lo que es una buena noticia pues la gente conocerá Cuba y su pueblo y podrán saber que no son lo que se decía que eran.

Incluso gobernantes inimaginables se turnan en su estancia en la isla buscando un acercamiento con la misma diligencia que se buscó el alejamiento cuando era la moda.

Hasta el presidente francés Francois Hollande se dejará caer por Cuba en lo que, dicen las malas lenguas, es tratar de adelantarse con los negocios para su país con la isla en un trajín impensable hace solo unos meses.

Hasta se corre que Hollande gestiona ser recibido por el "maldito" Fidel Castro en su visita, cosa que, cuando miro la película, me parece ridículo. Fidel siempre ha estado ahí y si Hollande no ha estrechado su mano ha sido por pendejo.
 

Antonio González






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