Vamos a Cuba que ya somos libres
En mi barrio, lejos en
el tiempo, allá por la década de los cincuenta, el ídolo y el juez de la
muchachada era el viejo Ito "el zapatero", que aparte de ser un maestro
del oficio, tenia una voz que envidiarían hasta los tres tenores.
Él nos decía que la vida
en ocasiones había que mirarla como si sencillamente fuera una
película, desde fuera y analizando que hacían los actores.
Recordaba esto por ese
show mundial que se llama Cuba, repudiada tanto tiempo por unos y por
todos, la isla maldita, que algunos, cobardemente, se escudaban hasta en
un castigo colectivo, entre los casos la posición común europea.
Y ahora que el amo bajó la batuta, todos a correr hacia Cuba en estampida.
Es un desfile sin fin,
ya nadie tiene nada contra Cuba, al contrario, la admiración por el
pueblo cubano es tremenda, desde políticos de pacotilla hasta hombres de
negocios limpios y sucios y muchas celebridades.
Era bien conocida la
admiración y el respeto a los cubanos de los pueblos del mundo, la gente
de la lucha o de la calle, entendían las aspiraciones de esos cubanos
tercos que no se doblegaban y mantenían sus aspiraciones incluso
ayudando a otros con lo poco que tenían.
Pasa la película y se ve
que muchos quieren negociar con Cuba, sabiendo que no será fácil
engatusar a los cubanos, que deben ir por derecho o nada de nada. Desde
luego siempre habrá quien presuma de vivo, pero hasta esos van ahora con
la idea de que vale la pena y consiguen terminar sin negocio, pero
contentos.
El turismo en Cuba ha
crecido un 15% los últimos cuatro meses y de seguro seguirá en aumento,
lo que es una buena noticia pues la gente conocerá Cuba y su pueblo y
podrán saber que no son lo que se decía que eran.
Incluso gobernantes
inimaginables se turnan en su estancia en la isla buscando un
acercamiento con la misma diligencia que se buscó el alejamiento cuando
era la moda.
Hasta el presidente
francés Francois Hollande se dejará caer por Cuba en lo que, dicen las
malas lenguas, es tratar de adelantarse con los negocios para su país
con la isla en un trajín impensable hace solo unos meses.
Hasta se corre que
Hollande gestiona ser recibido por el "maldito" Fidel Castro en su
visita, cosa que, cuando miro la película, me parece ridículo. Fidel
siempre ha estado ahí y si Hollande no ha estrechado su mano ha sido por
pendejo.
Antonio González
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