El apresurado parto del euro
¿Se han puesto a pensar
en la oportuna creación del euro? Fue un poco como a la carrera, como si
los creadores se dijeran: esto va porque sí y ahora mismo.
Pero se van diciendo
algunas cosas de la moneda común. El euro fue vendido como la solución
final a todos los problemas en el viejo continente, la piedra filosofal
que convertiría cualquier cosa en oro como en la Edad Media.
Aunque analizado a la
luz de lo que se sabe hoy, la creación del euro no solo no fue algo bien
intencionado, fue solo el producto de la manipulación de un gran
negocio.
Sabemos demasiado de la
alquimia utilizada para meter en el proyecto a países sin ninguna
condición, solo por tratarse de hacer un número grande, o el caso de los
millones pagados por avalar lo que no valía nada, por cierto, el único
caso hecho publico hasta ahora y que ha dejado muy mal parada la
legalidad en la Unión.
Pensemos en el porqué
tenían tanta prisa en un asunto tan serio e importante, y para esto la
única respuesta posible es que algunos de los que decidían sabían que
tenían el tiempo contado. Y si tenían poco tiempo, ¿por qué?
Y aquí también hay una
única respuesta: ellos tenían el tiempo contado por algo que iba a
suceder a muy corto plazo, hoy lo sabemos por todo lo que vino después.
¿Recuerdan los tiempos
maravillosos vividos inmediatamente después de implantada la moneda
común, la buena vida, cuando sobraban el dinero y las oportunidades, con
todos felices y contentos, pero todo conseguido a base de deudas?
Ahora imagínense
ustedes, que todo ese torrente maravilloso de dinero caído del cielo,
hubiese sido en las monedas nacionales anteriores al euro, es claro que
en ese caso esas deudas sencillamente serian incobrables.
El euro sirvió para atar
las manos a las economías nacionales y dejar desarmados a los pueblos
ante la crisis que se gestaba y en la obligación de entregar lo que
habían recibido en el muy oportunamente creado euro.
Así con el euro, la
política económica de todos los países quedó en manos de los jerarcas de
la Unión para poder hacer obligatorio el pago del dinero tan
alegremente dilapidado, aun a cuenta del tremendo sacrificio de la
población que vemos hoy.
Al final del cuento los
únicos beneficiados con la moneda común han sido banqueros y
especuladores y los pueblos en general solo han logrado un elevado
deterioro en su nivel de vida y peor aún: todos están en una situación
sin salida, donde los ricos son cada día más ricos y la miseria va
alcanzando a gran parte de la población.
Antonio González
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