La creación de dinero con el aire (I)
Mi vecino Juan Babieca
tenía una casa de su propiedad que había comprado por solo 30.000
dólares hacía tiempo y un día se le apareció Juan Pillín que era algo
así como el agente de un vendedor de propiedades y le propuso el gran
negocio.
El negocio consistía en
vender la casa por 200.000 dólares, lo que evidentemente era un tremendo
negocio, y Babieca decidió aprovechar la gran oportunidad.
La vieja casa se le
vendió a Sanaco Pérez con un crédito otorgado por CACABank y se le
transfirió el dinero al banco SUCIOTRUST a la cuenta de Babieca.
A los pocos días se
había cerrado el gran negocio, Babieca le regalo 5.000 dólares al Pillín
en señal de agradecimiento y ambos miraron al cielo festejando el
milagro.
Nunca se imaginaron que el verdadero milagro, solo comenzaba.
El banco CACABank Co.
que había brindado el crédito para el negocio, decidió salirse de la
operación y eligió vender sus derechos a la financiera MORETRASH INC.
con una comisión de 20.000 dólares sobre el valor del préstamo.
La financiera MORE TRASH incluyó ese préstamo en un vehículo financiero llamado TUMBE-A99, que jugaba con el valor total del préstamo más los intereses, es decir unos 700.000 dólares de valor total.
Como a la financiera
MORETRASH le gustaba jugar seguro, se decidió asegurarlo todo, es
decir los 700.000 dólares del valor total del negocio, a la aseguradora
TIMO-X que por un
10% del valor total se responsabilizaba con reponer el dinero si
fracasaba la operación, nada nuevo: esa era su especialidad.
Después de haber
asegurado los TUMBE-A99, la financiera MORETRASH procedió a venderlos
por todo el mundo, utilizando la, ahora famosa, cláusula de la
Organización Mundial del Comercio que obligaba los países a comprar
porquerías financieras o se arriesgaban a duras represalias comerciales.
La pura basura financiera conocida como TUMBE-A99 se lo vendió por el mundo a grupos de personas ansiosas de ganar dinero fácil y sin esfuerzo, con lo que ganó la financiera MORETRASH INC una comisión de un 10% del valor total (70.000 dólares), como premio a su creatividad y esfuerzo.
Todo estaba maravillosamente montado en el mundo de las computadoras y las altas tecnologías, pero, inesperadamente, todo también colapsó.
Antonio González
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