Ladrones corrruptos en la misa del gallo. España va bien para la mafia
En el estado español lo que dice la prensa
internacional sobre el gravísimo genocidio social se oculta, se vierte cal
viva sobre la información veraz, se omite en los informativos de la carroña
mediática la verdadera y terrible realidad de un pueblo masacrado, tratando de
que se desconozca la aniquilación humanitaria que está generando el gobierno de
los sobres, los millones de chiquillos/as que pasan hambre, que junto a sus
desoladas y tristes familias, ven que no hay salida de un túnel de terror,
miseria y hambre.
El médico alicantino Carlos, ya ha recibido en you tube
casi 4 millones de visitas. Su estremecedora declaración sobre la situación catastrófica
de sus pacientes. El dantesco relato de un holocausto que nos ocultan entre
papel de celofán, luces navideñas, discursos caducos de monarcas inmundos
maquillados, yernos reales ladrones, alcaldes fascistas tapando crímenes del
franquismo, ministros podridos, ladrones compulsivos enchaquetados con
pensiones vitalicias, robando a manos llenas el patrimonio del pueblo, matando
de hambre, suicidios, desahucios y recortes a millones de ciudadanos/as,
familias enteras en las calles desahuciadas por la mafia, sin esperanza,
residentes en este inmenso campo de concentración nazi al que llaman “España”.
La emergencia social y la catástrofe humanitaria sin
precedentes que sufre el estado español no parece existir para sus dirigentes
políticos, para la escoria que firma decretos de despidos masivos, privatiza
hospitales públicos regalándoselos a la mafia criminal de la sanidad privada,
ordena el saqueo generalizado de lo poco que nos queda de años de lucha a
sangre y fuego, el patrimonio de quienes han trabajado todas sus vidas sin descanso
para que randas, asesinos de animales como un tal Blesa les quiten todo, los
dejen en la miseria y sin nada, sin que la judicatura haga absolutamente nada,
protegiendo a quienes destruyen la vida y la felicidad.
La mafia política dice “que está todo bajo control”,
que “no problem”. Lo niegan todo y afirman con sus bocas sucias y narices
manchadas de polvo blanco, “que todo va bien”, “que la economía está creciendo”,
“que hay luz al final de este inmenso túnel negro del tiempo”. Pero la realidad
es otra, los comedores sociales no dan abasto, familias enteras malviven en las
calles desahuciadas, acuden enteras a los bancos de alimentos, a obtener las
migajas de la beneficencia, la misma que auspician las frívolas, frígidas y muy
católicas damas de la burguesía, las esposas de los mismos ladrones, aquellos
que ostentan el poder, los que saquean el mal llamado estado del bienestar.
Resulta más fácil prohibir el aborto libre y
gratuito, mientras permiten la inminente muerte por hambre de millones de niños
y niñas. Un holocausto inevitable si no se toman medidas radicales, expropiando
las posesiones de la banca, de las grandes fortunas, millonarios y otros
delincuentes de guante blanco.
No habrá salida si no dimite el mal gobierno, si no
se marcha al exilio la putrefacta monarquía, si no se crea una nueva estructura
de estado donde todo sea para todos/as, respetando la vida, la felicidad y el sagrado
bienestar de todo un pueblo pisoteado.
Aquí en mi tierra, en las devastadas, corrompidas y
destrozadas Islas Canarias, un alcalde del PP del municipio de Mogán, imputado
por gravísimos de delitos de corrupción, promocionaba en el preludio del fin de
año en las redes sociales y la prensa las “buenas dotes de su hijo como pincha
discos”. Le importa una mierda a él y a toda su calaña del PP que uno de cada
tres niños/as canarios vivan bajo el umbral de la pobreza y sufran desnutrición.
Lo primero es la diversión de la casta, los vicios caros, el despiporre generalizado,
la juerga, la dolce vita a costa de la miseria del pueblo.
Cuando termina el año esta gentuza mandará a sus
criados/as a comprar los manjares, los placeres culinarios que se jincarán
antes de ir a la misa del gallo, el lugar idóneo para darse golpes de pecho,
ventosearse con disimulo, eructar las comidas caras, inalcanzables para la
gente de a pie, que se zamparon antes de saborear las insípidas hostias,
escuchando al sotánico cabrón, entre rezos y rituales de su ansiada
inquisición.
Lo que no saben es que esta situación no podrá durar
para siempre, que en la otra esquina del invierno esperan ejércitos derrotados
pero invencibles, casi dormidos, tristes, abrigados con harapos, a los que solo
bastará una chispa de claridad para alzarse y convertirse en una marea de fuego imparable,
un maremoto de amor, un rabo de nube, que arrase por tanta ignominia, haciendo que de nuevo
broten las flores de la esperanza.
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