Mariano Rajoy Brey, presidente del PP y del gobierno de España, escribió entre 1983 y 1984 unos artículos en El Faro de Vigo, cuando presidía la Diputación de Pontevedra, y que por su fuerte componente ideológico, de corte reaccionario, viene a demostrar la catadura moral y política de este sujeto, que se ha extremado con el paso del tiempo, y aquello que escribió hace casi treinta años hoy es su ADN político. Una muestra: La igualdad implica siempre despotismo y la desigualdad es el fruto de la libertad.
En un país en bancarrota moral,
desconcertado y dolido por la corrupción, reducidos a cenizas derechos
civiles, avances sociales y laborales, el presidente de los ultra
conservadores españoles ha convertido en doctrina sus cerriles opiniones
del pasado, con los resultados que todos conocemos y
padecemos. Empecemos el análisis de lo escrito por tan grotesco
personaje, quien aprovechando la obra de otros autores manifestaba y
ahora nos aplica sin pudor sus desvaríos y patochadas. En cursiva, los
párrafos más destacados de su pensamiento y filosofía de vida.
Sobre la utilización política de la envidia dice, vaguedades
como ‘la eliminación de las desigualdades excesivas', ‘supresión de
privilegios', ‘redistribución', ‘que paguen los que tienen más' (…) son
utilizadas frecuentemente por los demagogos para así conseguir sus
objetivos políticos.
(Demagogo-ga adj./s. m. y f.:
"Persona que manipula los sentimientos de la gente, especialmente
mediante halagos fáciles y promesas infundadas, para convencerla de la
conveniencia de aceptar un programa político").
Esta definición se ajusta como un guante al perfil del huidizo rufián.
Estos escritos de juventud se
sustentaron en dos libros polémicos: "La desigualdad humana", de Luis
Moure Mariño, y "La envidia igualitaria", de Gonzalo Fernández de la
Mora. El primero, notario y acérrimo partidario del general golpista. El
segundo, ex ministro del general golpista, entre otros empleos. Ambos
se dedicaron en sus respectivos volúmenes a demostrar el "error en que
incurren quienes a veces, conscientemente y utilizando el sentimiento de
la envidia (…), sin valorar el alcance de sus aseveraciones, sostienen
la opinión de que todos los hombres son iguales y en consecuencia,
tratan de suprimir las desigualdades".
Rajoy encandilado por tan 'magníficos' textos hilvanó sus tesis neofranquistas asegurando que, la igualdad biológica no es posible, pero tampoco lo es la igualdad social; no es posible la igualdad del poder político, no hay sociedad sin jerarquía, tampoco la de la autoridad. ¿Sería
posible equiparar la autoridad de todos los miembros de un mismo
gremio, por ejemplo, de todos los pintores o los cirujanos? Es
difícil imaginar un ejército en el que todos fueran generales; o una
universidad en la que todos fueran rectores, o la igualdad de
oportunidades; las circunstancias temporales, geográficas y familiares
colocan inevitablemente a los individuos en situaciones más o menos
favorables, nadie tiene la misma oportunidad mental, ni histórica, ni
nacional, ni siquiera la económica; no es igual nacer en EEUU que en la
URSS. Demostrada de forma indiscutible que la naturaleza, que es
jerárquica, engendra a todos los hombres desiguales, no tratemos de
explotar la envidia y el resentimiento para asentar sobre tan negativas
pulsiones la dictadura igualitaria.
Recuérdese que el texto en cursiva corresponde a fragmentos de los artículos citados.
Consecuente con el ideario de
Alianza Popular, Rajoy sintió como suyas las opiniones de Moure Mariño y
Fernández de la Mora, y décadas después las ha venido aplicando al pie
de la letra como un poseso.
La experiencia ha demostrado de
modo irrefutable que la gestión estatal es menos eficaz que la privada.
¿Qué sentido tienen, pues, las nacionalizaciones? Principalmente el de
desposeer, o sea, el de satisfacer la envidia igualitaria. Al revés de
lo que propugnaban Rousseau y Marx, la gran tarea del humanismo moderno
es lograr que la persona sea libre por ella misma y que el Estado no la
obligue a ser un plagio.
Respecto a eso de ser un plagio, para Mariano Rajoy el poeta romántico Young dio en la diana cuando afirmó todos nacemos originales y casi todos morimos copias. Él ya es remedo carca en vida y morirá como un trastornado plagiador del involucionismo miserable.
Pero sigamos analizando la ideología
ultra del presidente. Destruidos los pilares esenciales del tejido
social se ha propuesto dinamitar los últimos vestigios del Estado porque
considera que la Función Pública constituye un claro ejemplo de
igualdad impuesta, pues pretende equiparar a quien por capacidad,
trabajo y méritos son claramente desiguales y sólo va a servir para
satisfacer ese gran mal que constituye la envidia igualitaria.
Está convencido de que su relevante papel en la historia es salvar a la patria del materialismo marxista que destruye el alma y convierte a la persona libre en un plagio por culpa del Estado intervencionista.
Rajoy está empeñado en demostrar que es un demócrata inédito. Mantiene que la
desigualdad natural del hombre viene escrita en el código genético, en
donde se halla la raíz de todas las desigualdades humanas: en él se nos
han transmitido todas nuestras condiciones, desde las físicas hasta las
llamadas psíquicas. Y buena prueba de esa desigualdad originaria es que
salvo el supuesto excepcional de los gemelos univitelinos, nunca ha
habido dos personas iguales, ni siquiera dos seres que tuviesen la misma
figura o la misma voz. Esclarecedor, muy esclarecedor. Este fragmento se podría incluir en algún capítulo de Mein Kampf, ¿verdad?
Hablando por boca de ganso (dicho
popular con el que se suele echar en cara a quien repite lo que otro ha
sugerido) asegura Rajoy, tan rígido como dogmático, que todos
los modelos, desde el comunismo radical hasta el socialismo atenuado,
que predican la igualdad de riquezas, son radicalmente contrarios a la
esencia misma del hombre, a su ser peculiar, a su afán de superación y
progreso y por ello, aunque se llamen así mismos 'modelos progresistas'
constituyen un claro atentado al progreso, porque contrarían y suprimen
el natural instinto del hombre a desigualarse, que es el que ha
enriquecido al mundo y elevado el nivel de vida de los pueblos; la
imposición de esa igualdad relajaría a cotas mínimas al privar a los más
hábiles, a los más capaces, a los más emprendedores… esa iniciativa más
provechosa para todos que la igualdad en la miseria, que es la única
que hasta la fecha de hoy han logrado imponer.
Hace casi tres décadas, fuese o no
consciente entonces, Rajoy ya iba enfangándose de buen grado en el
montón de estiércol de su credo pseudo-liberal. Así es fácil entender el
origen de la conducta dislocada y despótica del exterminador social en
que se ha convertido.
Sujeto amoral y miserable en lo
político, capaz de mofarse de todos sus votantes incumpliendo el
programa electoral por un sentido del deber que no se cree ni él, que ha
mentido en sede parlamentaria, que no da la cara ante la ciudadanía en
los momentos difíciles, a este sujeto lo han votado once millones de
desiguales, de obtusos y cegatos desiguales, incapaces de distinguir la
esclavitud de la libertad. Y del otro lado, por desidia o por rabia mal
gestionada, también millones de progresistas hemos colaborado en la
entronización de este neofranquista travestido de liberal, cumpliéndose
el vaticinio del propio Rajoy, el hombre, en cierta manera, nace predestinado para lo que habrá de ser.
La desfachatez de este baratero y rácano ultra, llega al dislate. Para terminar, un ejemplo de su estulticia: Ya
en épocas remotas, existen en este sentido textos del siglo VI antes de
Jesucristo, se afirmaba como verdad indiscutible, que la estirpe
determina al hombre, tanto en lo físico como en lo psíquico. Estos
conocimientos que el hombre tenía intuitivamente han sido confirmados
más adelante por la ciencia.
Pues estoy seguro, que aun utilizando los últimos avances científicos Rajoy no conseguirá ser lo que el describe como ese hijo de buena estirpe que sobrepasa al resto por su herencia genética de mejor calidad.
Escrito por Ángel Pestaña.
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