lunes, 22 de octubre de 2012

El euskosionismo y el pro-imperialismo británico de un sector del nacionalismo vasco


“Aún recuerdo la multitud de horas que pasamos leyendo y releyendo Revuelta en Tierra Santa, de Menahem Begin, libro que muy pronto se convirtió en nuestra biblia y que nos influyó enormemente”
Federico Krutwig, ideólogo de ETA



Julen Madariaga escribió en el numero 8 de 1962 de Zutik, el organo de ETA, la sentencia de muerte de Melitón Manzanas González:

“Mientras seamos yunque, aguantaremos; pero cuando seamos martillo, golpearemos. Manzanas, Eymsar y otros seres viles como ellos, han vuelto a las andadas. Quisiera advertirles desde éstas líneas que pagarán caro sus crímenes. No son bravatas, no. Tampoco digo cuando. Euskadi, como Israel, es pequeño. Pero Eichmann fue atrapado. Y purgó”

“Madariaga, de las armas a la palabra“

http://www.casadellibro.com/libro-madariaga-de-las-armas-a-la-palabra/9788478717996/1133327

“No obstante, en los años sesenta los fundadores de ETA heredaron integro el filo-SIONISMO nacionalista, especialmente la admiración que las juventudes nacionalistas (EGI) mantenían por la lucha armada y terrorista del viejo Irgun. La revuelta en Tierra Santa, de Menahem Begin, paso así a ser también libro de cabecera para los primeros etarras, especialmente Julen Madariaga y Benito del Valle, que se inspiraron en el para su estrategia de lucha armada. En 1963 Madariaga pidió dinero, armas y entrenamiento a la organización de Begin para la lucha nacional vasca contra España y Francia” “Del Valle escribía en 1968, en la prensa de ETA, un extenso articulo elogioso sobre Israel, y en 1972 pasaba varios meses en un kibutz.”

http://books.google.es/books?id=fQ6DtgqAaDQC&pg=PA239&lpg=PA239&dq=ETA+Israel+madariaga&source=bl&ots=O4-gwiCLpl&sig=LzH2bJEyjenq0zG7FrndyuoS4O0&hl=es&sa=X&ei=1NxqUJCWHJSQhQe7poCIBA&ved=0CDQQ6AEwAA#v=onepage&q=ETA%20Israel%20madariaga&f=true

“La esposa de Julen Madariaga había visitado Israel. Pero las ideas expuestas por Madariaga en defensa de la lucha violenta guardaban escasa relación con la agitación que entonces constituían las pobres acciones de ETA. Ante tal realidad Julen Madariaga se propone un paso sin precedentes: pedir ayuda militar a Menahem Beguin, más tarde primer ministro israelí entre 1977 y 1983″

http://bit.ly/QUBVXO

(Gracias a Ali Arraez por los datos aportados)



http://www.h-debate.com/Spanish/debateesp/Gue-civil/bru2.htm


El 10 de noviembre de 1938 , Luis de Arana Goiri , enviaba a Londres un Memorándum de nueve páginas  a la atención del Vizconde de Halifax. Acompañaba  al documento una carta con  las ideas fundamentales que sustentaban la propuesta  al Gobierno de Su Majestad. El  hermano del fundador del PNV, pedía lisa y llanamente «la ayuda y protección de la poderosa Gran Bretaña para conseguir la libertad de la Nación Vasca, es decir, la independencia de Euzkadi, hoy en sus regiones peninsulares: Bizkaya, Guipuzkoa, Nabarra y Araba, para formar una República Federal Vasca asentada entre Francia y España». Advertía que  esta idea  suponía «un bien considerable para la Gran Bretaña y aun para su aliada Francia».

 Luis de Arana se refería al conflicto que vivía la Península como «esta cruel guerra española destructora de mi amada Patria Euzkadi», su ya clásico victimismo se expresaba como sujetos al «yugo español monárquico o republicano, siempre yugo insoportable por el odio español». Se olvidaba de la reciprocidad que constituía la presentación de dicho documento.  Arana se instituía en portavoz del nacionalismo vasco y reclamaba la ayuda británica para desvincularse de la suerte de la República española.

Presentaba a Halifax la siguiente proposición:

«Que Inglaterra en colaboración con Francia, por tratarse de territorios vecinos a ésta, se declaren protectores para la formación, y luego con el título efectivo, de los dos estados políticos o Repúblicas que habían de formarse del Pirineo al Río Ebro; la una Vasca, bajo la denominación de Euzkadi y el protectorado efectivo de Inglaterra, y la otra latina, catalano-aragonesa, bajo el protectorado de Francia, ambas repúblicas completamente independientes una de otra; consiguiendo así nosotros, los patriotas nacionalistas vascos, el bien que anhelamos para nuestra patria Euzkadi Peninsular, conseguiría también para sí misma Inglaterra la posesión de la vía terrestre más corta de acceso al Mediterráneo comenzando en el Golfo de Bizkaya (sic) en Bilbao y terminando a los 400 kms aproximadamente, en línea recta, en un puerto que a Inglaterra conviniera en el Mar Mediterráneo próximo a las Islas Baleares.


 Su colaboradora Francia conseguiría por este hecho para sí misma con su protección a esa república latina catalano-aragonesa la supresión de toda una extensísima frontera pirenaica peligrosa y adversa para ella con una España probablemente adicta a Italia y Alemania. ¿No hay así compensación al sacrificio que Inglaterra y Francia se impondrían aceptando esta proposición? ¿No hay concurrencia de bienes para unos y otros?»
Arana, una vez propuestos los territorios que constituirían las dos nuevas republicas, advertía que en ningún caso se haría  reclamación alguna de los territorios vasco-franceses y catalano-franceses para las dos nuevas repúblicas.  Era obvio que París no  habría aceptado ninguna reivindicación  que rompiera su unidad nacional.

Y llegaba a pedir armas y su «alta dirección militar» a Londres para que  los vascos obtuvieran su «libertad e independencia».

Estas pretensiones de Luis de Arana era absolutamente quiméricas. Para  Londres su única preocupación era el fin de la guerra en España. Lo que proponía el vasco era complicar más el panorama ibérico con la creación de dos nuevos Estados, que no harían otra cosa que crear un nuevo conflicto con la República en primer lugar y en el futuro que se veía venir, el más que probable vencedor de la guerra, Franco, quien era en aquellos momentos el que controlaba las tres provincias vascas y Navarra además de  gran parte de Cataluña. Pero a pesar de eso, Arana manifestaba que los nacionalistas ya se consideraban ajenos a los intereses de la República española, y aprovechando la complicada situación de la guerra ellos reclamaban una paz, pero al margen del gobierno de Barcelona y en consecuencia del vencedor de la contienda.

Como una muestra más  del alejamiento de los nacionalistas de la República, en noviembre, días después del anterior Memorándum, Manuel de Irujo se hallaba de visita en Londres. El ex-ministro sin cartera del gobierno de España deseaba entrevistarse con Lord Halifax, y  para solicitar esa audiencia no acudió al embajador de ese gobierno del que había formado parte, Pablo de Azcárate, como hubiera sido preceptivo, sino al Secretario de la Delegación vasca en Londres, Ángel de Gondra. El gesto resulta de lo más revelador.

Tambien el embajador nazi Stolirer estaba al tanto de los actitudes independentistas. He aquí un pasaje de su informe mensual de noviembre de 1938:

«Despertar de la propaganda autonomista en Cataluña.

Sí resulta novedad el despertar de la propaganda autonomista en Cataluña. Los representantes de esta tendencia se revuelven igualmente contra Negrín. Así, el antiguo presidente del Parlamento catalán, Casanova, ha publicado recientemente un llamamiento en el cual solicita un plebiscito para Cataluña y sostiene la idea de que Cataluña debe separarse del resto de la España roja y hacer una paz por separado. Este hombre parece que ha llegado incluso a ofrecer a las autoridades francesas de París que Cataluña firme un armisticio con el fin de realizar la autonomía catalana. Falta por saber si esta propaganda surtirá efectos o si tomará una tendencia separatista. Los indicios de una evolución de este tipo no faltan; recientemente el Sunday Times ha señalado que realmente hay cuatro Españas diferentes (Cataluña, País Vasco, Galicia y “el resto”) que no se asemejan en nada.»

El 21 de noviembre la diplomacia inglesa informa: que los vascos y catalanes sólo aceptarían seguir sustentando al gobierno de Barcelona si ello se basaba en la formación de una «relajada  confederación en España».

Al día siguiente, Batista i Roca presentaba al Foreign Office un documento en el que los catalanes exponían sus ideas sobre la forma para alcanzar la paz en España. Terminaba el escrito expresando claramente las intenciones del nacionalismo catalán:

«… permitiendo la evolución interna de los elementos que constituyen el Estado español. Las libertades de los países vasco y catalán, desmilitarizados y puestos bajo control internacional, serían la mejor garantía para la seguridad de las fronteras de Francia y sus líneas de comunicación con el Norte de África».
Resulta significativa la coincidencia con las posiciones que había expuesto Luis Arana en el Memorándum presentado en Londres el anterior 11 de noviembre. Y parece claro que los nacionalismos intentaban conseguir el apoyo británico (del que se derivaría el de París) para hacer realidad sus anhelos independentistas y abandonar a la República, a la que ya no se sentían vinculados. Sin embargo, constatemos el doble lenguaje: Irujo había sido ministro del gobierno de España.

Irujo se hallaba en Londres y frecuentaba el Foreign Office. Ese mismo día, el 22, se entrevistaba con el que era portavoz en los Comunes Butler y el vasco le exponía la necesidad de que la guerra terminara. Dos días después Mounsey, recibió al ex-ministro Manuel de Irujo, acompañado del catalán Bosch Gimpera (que era rector de la Universidad Autónoma de Barcelona y Consejero de Justicia de la Generalitat) y el vasco Lizaso. Se planteaba a los británicos que mediaran para lograr una tregua, ya que, una vez conseguida, eso haría difícil que se reanudara la lucha. Pero lo delirante de la propuesta es que tras el cese de las hostilidades habría que plantear una nueva estructura del Estado y su división en cuatro zonas: Euzkadi, Cataluña, el terrritorio de Franco y el territorio del gobierno español. «El resultado de los plebiscitos sería, por supuesto, una federación». El mensaje era claro: el cese de las hostilidades si, pero seguido del reconocimiento de Cataluña y el País Vasco como Estados junto con los otros dos.

 Recordemos que la Constitución de 1931 establecía la República como «Estado integral compatible con la autonomía» (art. l), no contemplaba un estado federal. Vascos y catalanes se separaban de la Constitución de la República y planteaban una negociación aparte y todo esto perdida la Batalla del Ebro, con la evidente concentración de  fuerzas de Franco para dar al cabo de un mes el gran empujón que les llevaría a ocupar lo que quedaba de Cataluña.

Irujo seguía insistiendo el 7 de diciembre ante  Cadogan presentando un «Plan para el arreglo de la Guerra en España» que decía que los nacionalistas habían aprobado el anterior día 26. Se proponía el desarrollo de una Conferencia para alcanzar la paz en el que se invitaría a «las partes en conflicto». Entre éstas los vascos consideraban que además del republicano ahí debían sentarse «los gobiernos autónomos vasco y catalán» (punto B). Lógicamente, al final del plan no tenían más remedio que plantear como una de las medidas necesarias una vez lograda la paz «una reforma constitucional».

Esta fue la penosa actitud en último tramo de la Guerra Civil de las Autonomías cuyas intenciones se alejaron de los avatares de la contienda y  sólo deseaban el final de la guerra, además de cambiar un gobierno y su política. Su problema estuvo en que a aquellas alturas de la guerra necesitaban para realizar sus planes contar con el apoyo  de Londres (lo que significaba también el de París). Pero los británicos no estaban dispuestos a introducir otro elemento de desestabilización más en España. Londres deseaba el final de la guerra con un nuevo gobierno, no contribuir a tendencias centrífugas que convirtieran un interlocutor en la Península en tres o cuatro.

Alberto Bru
Graduado Social

Por José Antonio Lisbona*
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HISTORIA DE UNAS RELACIONES SECRETAS: PAIS VASCO VERSUS ESTADO DE ISRAEL. ETA Y PNV BUSCAN APOYO MILITAR EN EL ESTADO JUDIO
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Claves y conexiones del sionismo con el “Estado Nacional Vasco”.
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Las relaciones y contactos entre Euskadi e Israel son antiguas. El nacionalismo vasco siempre ha tenido una gran admiración por el pueblo judío y los logros alcanzados por el Estado de Israel. Se considera que existen muchas similitudes: tienen una lengua propia, un carácter étnico, unos símbolos, una historia y, ante todo, una profunda identidad nacional. Durante la ocupación nazi de Francia la resistencia vasca, a través de sus enlaces, los jefes de cadena de pasos fronterizos y en relación con los aliados, consigue pasar por la muga (frontera) a muchos judíos. Incluso se realizan operaciones de rescate, por ejemplo en el campo de concentración de Gurs, que permiten la liberación de algunos hebreos detenidos a través de un túnel subterráneo que excavan vascos desde el exterior. Más tarde, entre 1947 y 1953 un gran número de marineros vascos, más de un centenar, son contratados por la Haganah y la Agencia Judía, en Marsella y París, para participar en la aliyah beth (inmigración clandestina judía) a Palestina.
 
 Estas contrataciones tienen el visto bueno de la delegación del Gobierno vasco en París, por medio de Javier de Gortázar. Se realizan a través de la Sociedad Ginesta, que en plena Guerra Civil había servido como tapadera a la red de apoyo a la República española y que ahora se ha convertido en un telón para la actividad del Mossad. Una de las operaciones más espectaculares es la ejecutada por Víctor Gangoitia, delegado del Gobierno de Euskadi para asuntos de refugiados en el período 1947-1953 (es uno de los hombres clave en la repatriación de judíos a Israel en 1949), el capitán Esteban Zubiaga Hernandorena de Portugalete, Rafael Inda y Mariano de Lekeito —que ya habían transportado anteriormente judíos a Palestina—, un tal Txomin de Bermeo y otros treinta vascos de Erandio, Algorta, Lekeito, Bermeo y Somorros-tro. Todos ellos constituyen las tripulaciones de los barcos gemelos Pan York y Pan Crescent, que transportan más de mil judíos desde Bulgaria. Después vendrían más operaciones para Gangoitia, entre otras en el llamado Exodus II. En 1948 decide quedarse definitivamente a vivir en Israel. Desde esa fecha y hasta 1959 forma parte de la ZIM, la compañía israelí de navegación.
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Allí conocería a su esposa y nacería una de sus dos hijas. Por su parte el capitán Esteban Hernandorena, más conocido en Israel por capitán Steve Gate, se instala en 1948 en Haifa con su esposa y sus cuatro hijos, obteniendo toda la familia la ciudadanía israelí. Amigo de Walter Eytán, el capitán Steve llega a ser uno de los más importantes de la ZIM. Tras su fallecimiento en 1965, hoy queda una placa en su recuerdo y homenaje en la pared de la casa de los marineros de Haifa que dice: «1905-1965, nacido en Vizcaya; capitán de mar, activo en la flota “ilegal”; uno de los fundadores de la Israel Merchant Marine, residente en Haifa.» Entre mayo de 1946 y 1948, la Haganah también solicita los servicios de vascos para la adquisición de armamento en los bajos fondos marselleses. Dirigentes nacionalistas como Javier de Landáburu, José Mit-xelena, Julio Jáuregui, Leizaola, Ajuriaguerra y el propio lehenda-kari Aguirre reciben con alegría la creación del naciente Estado de Israel. Les llaman la atención el kibutz, el resurgimiento del hebreo y los grupos armados como el Irgun y el Stern. Jesús de Galíndez, delegado del Gobierno de Euskadi en Nueva York, mantiene bastantes reuniones e incluso amistad con embajadores israelíes ante las Naciones Unidas como Abba Eban, Moshe Tov y Golda Meir.
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En mayo de 1949 los vascos felicitan al Gobierno de Israel por haber votado en contra de España en la ONU y no reconocer su régimen. Para muchos jóvenes de Euzko Gastedi (Resistencia Vasca), la proclamación de independencia de Israel es su ideal de soberanía para el futuro Estado de Euskadi. La lucha armada de los grupos judíos, especialmente el Irgún, es un reflejo a quien mirar y de quien aprender. Por ello, el libro La Revuelta, redactado por Menahem Beguin, se convierte en la obra de referencia de las juventudes del PNV (EGI). Otro manual que también influye en Euzko Gastedi es un texto sobre la oposición judía en el gueto de Varsovia. De este libro, la resistencia vasca del interior extrae estrategias y métodos para colapsar la administración franquista. En una ocasión se remiten gran número de cartas con direcciones falsas y otras sin franqueo para obstruir los servicios postales.
 
El 5 de junio de 1967, al poco de iniciarse la Guerra de los Seis Días, el presidente del Gobierno de Euskadi en el exilio, Jesús María de Leizaola, visita al embajador israelí en París para manifestarle la adhesión del pueblo vasco hacia el pueblo de Israel en su lucha por la subsistencia y la libertad, ofreciéndole el concurso de las colonias vascas esparcidas por el mundo. La Sociedad de Amigos del País de Pamplona traslada al embajador de Israel en París «el ofrecimiento de un donativo de sangre de la juventud vasca destinado al socorro de los heridos en la actual guerra y formulado por esta Asociación Cultural, representativa de los sentimientos del Pueblo Vasco hacia su admirable y heroica Nación judía». En 1975, el 22 de noviembre, el poderoso Centro Vasco de Caracas protesta públicamente contra la resolución de la ONU que condena al sionismo «como una forma de racismo» y manifiesta su solidaridad con Israel y el pueblo judío.
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EL IRGÚN: UN EJEMPLO PARA ETA
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Para los primeros dirigentes fundadores de ETA, al igual que para las juventudes del PNV, Israel es su imagen ideal, un ejempío a seguir; un pueblo que ha logrado su liberación nacional a base de la lucha armada. El grupo terrorista clandestino judío Irgún se convierte en su espejo; Menahem Beguin, en su máximo líder, en su ideólogo militar; y su obra La Revuelta, en su libro de cabecera, convirtiéndolo en la Biblia de su lucha armada. Las normas internas de seguridad que ETA establece desde los primeros años son, esencialmente, adaptación y adecuación de las experiencias del movimiento de liberación nacional judío Irgún. El Irgún Zvaí Leumí (Organización Militar Nacional) había sido la principal formación armada judía contra la ocupación británica de Palestina. Su operación más espectacular fue la voladura del hotel Rey David de Jerusalén, cuartel general de las fuerzas británicas.
 
 Pero ETA no disponía de los recursos necesarios, entrenamiento y armas para siquiera iniciar la «insurrección en Euska-di» que planteaba Julen Madariaga, uno de sus fundadores y responsable desde su inicio de la sexta rama —la militar—, en un «cuaderno de formación» que aparece a finales de 1963 con el significativo título de La guerra revolucionaria. Sus tesis en favor de las acciones de lucha armada son adoptadas como política de ETA en su III Asamblea entre marzo y mayo de 1964. Madariaga plantea la necesidad de que se inicie de modo inmediato la lucha violenta y la puesta en práctica de un plan de acción de guerrilla urbana o «comandos de asfalto». En su opinión no había que dejarse engañar por el curso que había seguido la guerra revolucionaria en países como Indochina, China, Túnez, Cuba, Argelia y otros. En todos los casos citados la guerra revolucionaria había tomado la forma de «guerra de guerrillas esencialmente, es decir, en el campo, monte y zonas despobladas».
 
Pero aplicar lo mismo a Euskadi era un gran error, ya que la inmensa mayoría de la población era de clase industrial y por tanto concentrada en grandes complejos urbanos. Por ello, Madariaga señala como caso moderno más parecido al de Euskadi, «sin duda», el de Israel, «donde el comando urbano primó sobre la guerrilla de monte». Durante los meses que está recluso en la prisión de Caraban-chel de Madrid, en el otoño-invierno de 1961, Madariaga devora la edición francesa del libro La Revuelta de Beguin, que le ha facilitado el peneuvista Luis María Retolaza, otro entusiasta de Israel que en 1980 es nombrado consejero del Interior del Gobierno vasco. Pocos meses antes de su detención, el responsable de la rama militar de ETA había propuesto volar el Gobierno Civil de Bilbao, al igual que habían hecho los activistas del Irgún con el cuartel general británico instalado en el hotel Rey David de Jerusalén. Sin embargo, finalmente la acción no se ejecuta. La esposa de Julen Madariaga había visitado Israel. Pero las ideas expuestas por Madariaga en defensa de la lucha violenta guardaban escasa relación con la agitación que entonces constituían las pobres acciones de ETA.
 
 Ante tal realidad Julen Madariaga se propone un paso sin precedentes: pedir ayuda militar a Menahem Beguin, más tarde primer ministro israelí entre 1977 y 1983. En el otoño de 1963 Julen Madariaga, acompañado por otro miembro de la rama militar y uno de los pocos activistas liberados que tiene ETA, Juan Luis Irusta, Jaime (ingeniero que posteriormente se integrará en el PNV) se traslada a París. Allí, a través del conocido canónigo nacionalista Alberto de Onaindía (funcionario en la sede de la Unesco) y gracias a la mediación de un hombre de misterios, amigo personal del dirigente del PNV Juan Ajuriaguerra, Elie Meissi —destacado periodista, corresponsal en Francia del semanario norteamericano Newsweek y del diario israelí Ha’aretz—, los dos responsables etarras logran su objetivo. Consiguen contactar con el representante del Irgún, un hombre de unos cincuenta años con pelo blanco y que se hace llamar Shlomo Steinberg. A pesar de que el Irgún formalmente se disuelve poco después de la guerra de liberación de 1948-1949 y de la constitución del nuevo Estado de Israel, durante cerca de quince años después mantuvo una estructura fiel, paralela aunque integrada en el partido Herut, liderado por Beguin. Steinberg les recibe en su oficina, una extraña empresa de exportación e importación, situada en la zona parisina de la Ópera.
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Durante más de hora y media les escucha con atención. Madariaga lleva el peso del encuentro. Le relata la falta de libertad en la dictatorial España, la ocupación de Euskadi, la dura represión franquista de todas aquellas señas nacionales de identidad vascas, le habla de la «comunidad étnica nacional vasca» y le explica que ETA es un «Movimiento Revolucionario Vasco de Liberación Nacional» a semejanza del Irgún, nacido para lograr la expulsión del «invasor» y la independencia de Euskadi. Sin embargo para ello se necesita ayuda y apoyo y Julen Madariaga solicita que transmita a Menahem Beguin una petición para que se suministre a ETA la instrucción necesaria para llevar adelante la «lucha armada de liberación nacional de Euskadi»: entrenamiento de comandos, formación de guerrillas urbanas, adiestramiento paramilitar en general y armas.
 
 En esos momentos ETA tenía unos 300 militantes y otros 110 se encontraban en las cárceles franquistas. A una pregunta del israelí sobre el territorio, Madariaga le manifiesta que Euskadi está bajo la ocupación de los estados opresores de España y Francia, que es una colonia de ambos países y añade que Euskadi se halla en estado de guerra contra Madrid y París. Antes de concluir el encuentro, Steinberg les adelanta que transmitirá a Beguin de inmediato sus peticiones pero, en el caso de que éste le solicite su parecer, comunicará su opinión contraria pues en esos momentos y desde hace algunos años se mantienen unas estrechas relaciones con Francia, un país que «ha ayudado y ayuda mucho a Israel». Como ya les había adelantado, tres semanas después el representante del Irgún en París informa al responsable de la rama militar de ETA que Beguin, aun a pesar de estar a favor de su causa, no puede suministrarles ninguna ayuda que pueda ir en contra de la Francia de De Gaulle.
 
 Pero Madariaga no es el único dirigente de ETA admirador de Israel. José María Benito del Valle, José Manuel Aguirre y José Luis Álvarez Emparanza, Txillardegi, miembros también del grupo fundador de ETA, además de la lucha del Irgún, valoran en gran medida un logro israelí muy importante: la recuperación y resurgimiento del hebreo como ejemplo para establecer y convertir el euskera en «la esencia de la etnia vasca. Su pérdida supondría la desaparición de la nación vasca». Sobre todo Txillardegi, que es experto en materia lingüística, escribe artículos e imparte «charlas de formación» donde manifiesta que la prioridad más urgente del futuro Gobierno de una Euskadi independiente es el fortalecimiento de la lengua vasca al igual que han hecho los israe-líes con la hebrea.
 
Sin embargo Benito del Valle, Zabala, es junto a Madariaga el más interesado por Israel. Incluso visita en la primavera de 1967 la embajada de Israel en París en busca de documentación que sirva para alguno de los artículos que escribe en Zutik y Branka, órganos de expresión de ETA. Así, en 1968 Zabala escribe un largo artículo en Branka, de unas veinte páginas, en el que se refiere al hebreo, al logro de la independencia israelí, a los kibutzs y al moshav (pueblos cooperativos) y da una visión general de Israel. Entre sus conclusiones señala que hay que hacer renacer el idioma vasco antes que el movimiento de liberación. El interés de José María Benito del Valle es tal por conocer las experiencias israelíes que, a principios de los años setenta, se integra varios meses en un kibutz de Israel. Al mismo tiempo, en febrero de 1972 ETA suscribe su primer comunicado de solidaridad con la organización palestina Fatah.
 
Tres años después de la solicitud al israelí Beguin, Julen Madariaga tiene una nueva ocasión para pedir ayuda militar, pero en este caso al Gobierno de Argelia. En marzo de 1966 el dirigente etarra, exiliado en Argel desde marzo de 1965 tras ser expulsado de Francia por las autoridades de París, pide a los dirigentes del FLN que suministren a ETA armas, ayuda financiera, entrenamiento paramilitar y una emisora de radio —al igual que más tarde tendría el MPAIC canario—. La respuesta del coronel Hua-ri Bumedián, jefe del Estado argelino, también es negativa, sin embargo la razón es singular e inesperada: España va a venderle cerca de medio millón de corderos, imprescindibles para celebrar el día de Ait Lakbir, la fiesta islámica del Sacrificio, y Argel no puede renunciar a ellos.
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COMANDOS DEL PNV EN ISRAEL
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Pocos saben que entre enero de 1974 y mayo de 1977, es decir, un mes antes de las primeras elecciones democráticas, el Gobierno de Euskadi en el exilio y el Partido Nacionalista Vasco, que por aquellas fechas son lo mismo, solicitan y obtienen formación paramilitar de dos capitanes israelíes pertenecientes a unidades de élite. Los contactos son realizados por Primitivo Abad Gorostiza, con larga trayectoria militar. Había sido comandante de gudaris (soldados vascos) en la Guerra Civil y durante la Segunda Guerra Mundial estuvo integrado en la Brigada Vasca junto a las tropas norteamericanas. En 1943, al organizarse Eusko Naya (Voluntad Vasca), una especie de ejército con vistas a una inminente victoria aliada, él es el jefe de la zona de Vizcaya, que contaba con 19 compañías con 103 gudaris cada una. Del 9 de enero al 6 de febrero de 1974 Primitivo Abad permanece cerca de Tel Aviv para realizar, como responsable de la organización sindical Solidaridad de Trabajadores Vascos (STV), un curso sobre temas laborales y cooperativistas, impartido por la Confederación General de los Trabajadores de Israel (Histadrut).
 
Pero su misión es muy distinta. Según las indicaciones del todopoderoso dirigente del PNV Juan Ajuriaguerra, debe tomar contacto con militares israelíes que estén dispuestos a entrenar comandos paramilitares de jóvenes vascos que, bajo la garantía del Gobierno de Euskadi, fueran enviados a Israel. A través de Josu de Arenaza, miembro del Buru Batzar (Consejo Nacional) del PNV de Vizcaya y director del semanario en eus-kera Agur, Abad obtiene la dirección y entra en contacto con el capitán Yair Dori Yussif, perteneciente a una unidad de élite de paracaidistas del Tsahal (fuerzas armadas de Israel). Dori es un prestigioso héroe de guerra. Capturado dos años antes en el Sinaí por el ejército de Egipto, es el único superviviente de un comando especial compuesto por quince miembros.
 
A los once meses de su apresamiento, y por mediación de la Cruz Roja, puede ser canjeado por varios egipcios heridos. El emisario vasco comunica a Dori el propósito de su misión, indicándole incluso que, además de adiestrar comandos en el mismo Israel, existe la posibilidad de que él y el resto de mandos militares israelíes seleccionados para la formación se trasladen al País Vasco francés para impartir también allí sus técnicas. Abad asegura «no emplear los conocimientos adquiridos para otras causas que la libertad nacional de Euskadi».
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De regreso a Francia el 6 de febrero, Primitivo Abad se entrevista en París con el presidente del Gobierno vasco, Jesús María de Leizaola. Le informa del contenido de la entrevista transmitiéndole la aceptación del capitán Yair Dori para efectuar la misión solicitada. El lehendakari aprueba el contacto e incluso va más lejos al afirmar que en breve plazo efectuará «gestiones para establecer, si no oficiales sí oficiosas relaciones con el Estado de Israel». Ocho días después, Abad informa a Juan Ajuriaguerra, Jose-ba Rezóla y Luis María Retolaza, brazo derecho del primero, que se muestran sumamente complacidos con la respuesta israelí y solicitan, antes de poner en marcha tal operación, tener una reunión con el capitán en París a la que asista el propio lehendakari. El encuentro se establece en la capital francesa el 8 de abril de 1974.
 
 
En él están presentes Yair Dori —llegado desde Tel Aviv—, Leizaola y, procedentes del sur de Francia, Abad y Mikel Isasi. Este último había sido enlace entre las juventudes del PNV y EKIN, el grupo incipiente de ETA, y tiene algunos conocimientos de instrucción militar, ya que en los primeros años sesenta había participado en un curso organizado por el IRA en Irlanda del Norte. Los dirigentes vascos exponen al militar israelí que se desconoce cómo se va a salir del túnel de la clandestinidad, que ellos estiman que aparecerá un estado de violencia, y ante esa posibilidad se desea adiestrar a una serie de comandos que a su debido tiempo protejan el orden público. Dori debe seleccionar a otros oficiales israelíes y preparar las materias a enseñar. En un principio contacta con tres mandos, pertenecientes también a unidades de élite, principalmente de paracaidismo, «con mucha experiencia y capacidad» y de su completa confianza.
 
Conjuntamente preparan un programa para un curso de dos semanas de duración.
 
En contactos posteriores, tanto epistolares como telefónicos, Abad informa de que la mejor fecha para efectuar la primera instrucción será en el mes de agosto, y que el grupo a adiestrar estará compuesto por entre quince y veinte personas. El lugar del entrenamiento es la casa del partido (PNV) en Bayona. Al ser un grupo reducido, Yair Dori Yussif decide trasladarse con sólo dos militares, también capitanes. Se les propone viajar desde Tel Aviv a París en avión y allí tomar el tren hasta Bayona. Sin embargo, a última hora, a finales de julio de 1974, a petición de los nacionalistas vascos, se aplaza el viaje. La súbita enfermedad de Franco les hace «ser cautos antes de lanzarse» a una operación semejante. Además, la asamblea general del PNV que debía celebrarse el 6 de julio es postergada hasta septiembre u octubre.
 
 De todos modos, se informa al capitán Dori que su concurso es «imprescindible» y que se pondrán de nuevo en contacto para darle otras fechas. También se le sondea sobre la posibilidad de poder hacerse cargo de la reconversión de la policía y las fuerzas armadas franquistas, en el caso que se hicieran con el autogobierno. Esta última petición nunca fue entendida por los israelíes. La aparición de la crisis económica se añade a las causas del retraso. La tesorería del PNV y la del Gobierno de Euskadi no pueden permitirse la contratación de los militares israelíes. Hay que esperar una coyuntura favorable. Después de varios contactos por carta y pasado más de un año, en septiembre de 1975, Abad comunica a Dori que todos los mecanismos se han puesto de nuevo en marcha para llevar a cabo la misión aplazada.
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A lo largo de octubre, el PNV, concretamente Ajuriaguerra, Retolaza, Isasi y el propio Abad, inician con sumo cuidado la selección del «personal» que participará en el cursillo. El 7 de diciembre, diecisiete días después de la muerte de Franco, Ajuriaguerra solicita a Abad que se ponga en contacto con Dori y que éste acelere su traslado a Bayona para la instrucción prevista. Añade que se le consulte sobre la posibilidad de realizar una corta visita al País Vasco español para conocer el terreno y sus peculiaridades. Parece ser que, desde los primeros contactos, la resistencia vasca del interior ha manifestado su deseo de que Dori y sus hombres se trasladen allí como un ejemplo muy valioso para su moral. El 17 de diciembre el capitán israelí contesta estar dispuesto a trasladarse en cualquier fecha, que participará otro mando de igual graduación, un tal Marcos G. —hispanohablante, igual que él—, y que no tienen inconveniente en pasar al País Vasco español. Por fin el 15 de febrero de 1976 se le da luz verde.
 
 Al mismo tiempo se les transmite una petición más concreta sobre la clase de estudios que se quiere recibir: «El objeto del curso es formar monitores que puedan transmitir las enseñanzas a otros grupos. Teniendo en cuenta que de este primer grupo solamente tres han conocido y han tomado parte en la guerra, habiendo tenido mandos de unidades como batallones —de 450 a 500 hombres— y dos que han efectuado los cursos de comandos con los Aliados en la última guerra, que hoy pueden estar, tal vez, anticuados, se puede considerar que nuestro comienzo parte de cero. Por todo ello, desearíamos unos conocimientos extensos que suponemos habrán experimentado: formas de recluta; compromisos que debemos aceptar; número más pequeño o célula de las unidades, escuadra, sección, compañía, etc.; distribución geográfica de estas unidades en poblaciones de 300.000 habitantes y más y en pueblos de 10.000 o menos; materiales a utilizar y medios de adquirirlos, etc., etc. Llegado el día H. Cómo provocarlo para adelantar o retrasar, grupos extremistas que habría que controlar y dominar.
 
 Ocupación de poblaciones, asaltos de casas y cuarteles y medios a emplear, psicológicos y militares, control de los servicios de suministro eléctrico, agua, transporte y comunicaciones, centrales, puertos, etc. Sabotajes de barcos, trenes, centrales eléctricas, refinería de petróleos, etc.
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POLICIA VASCA.
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Formación de sus cuadros, militar y civil. Enlaces motorizados y radioteléfono, etc., etc.» Todas estas peticiones no se podían atender en tan sólo un curso de dos semanas y se concreta ya un posible viaje de dos personas (los máximos responsables de la organización vasca de comandos) a Israel para proseguir allí la formación técnica, especialmente la policial. Yair Dori y Marcos G. permanecen en Bayona entre el 15 de febrero y el 6 de marzo de 1976. Aquí entrenan a un grupo de 18 personas —la mayoría de unos 30 años—, entre los que se encuentran: Primitivo Abad, Mikel Isasi, Antón Ormaza (presidente del Buru Batzar del PNV de Vizcaya) y José Luis Irurita, también miembro de ese mismo Buru Batzar. A dos sesiones de entrenamiento asisten personalmente Juan Ajuriaguerra y Luis María Retolaza. Los días 16 y 17 de marzo los dos capitanes israelíes visitan el País Vasco español, aunque después de muchas negativas por su parte, ya que temen una posible detención en un Estado que no mantiene relaciones diplomáticas con Israel. Además, lo delicado de su misión les hace ser más recelosos ante el viaje.
 
 A los dos militares se les suministró visados de entrada obtenidos en el consulado español en Hendaya a través de un hermano de Joseba Rezóla. Hasta Irún pasan la frontera en taxi. Aquí les recoge Abad en coche y junto a Irurita inician un recorrido por Guipúzcoa y Vizcaya. Por la noche se celebra una cena en Landachueta a la que asisten también Luis María Retolaza y él histórico José Elorrieta. Esa noche los israelíes duermen en casa de Antón Ormaza en Bilbao. Al día siguiente completan el trayecto e incluso visitan Navarra. La instrucción efectuada en Bayona es táctica y física, de comandos, con arrastre por el suelo, asaltos, orientación, manejo de armas, etc. En el ámbito técnico, se estudia la mayor parte de los supuestos previstos «llegado el día H», según el documento enviado a Dori.
 
 La operación le supone al PNV un desembolso de 6.600 dólares, más gastos ocasionados por la estancia. Yair Dori y Marcos G. encuentran muchos inconvenientes porque varias personas integrantes del comando no reúnen las condiciones físicas adecuadas, pero los dirigentes del PNV se muestran satisfechos con el resultado final. En abril y noviembre de 1976 Ajuriaguerra y sus dos hombres de máxima confianza, Luis María Retolaza y Xabier Arzalluz —que conoce todos los detalles de la operación—, junto a otros dirigentes, estudian la posibilidad de «estrechar lazos comerciales y de hermandad con Israel», idea ya considerada en 1974 por el lehendakari Leizaola. Se piensa abrir una especie de oficina comercial del Gobierno de Euskadi que, además de servir como tapadera para las siguientes operaciones y viajes, funcionaría como empresa de importación-exportación entre Euskadi e Israel.
 
Seis meses después Primitivo Abad informa a Yair Dori que serán tres los jefes de comandos que se trasladarán próximamente a Israel para «perfilar posibles puestas a punto de ciertas técnicas estudiadas» en Bayona y, «en función de éstas, montar los servicios necesarios de Euskadi en Israel». Se. solicitan fechas adecuadas para realizar el viaje después de Navidad y fin de año. El capitán contesta afirmativamente y anuncia que durante su estancia allí podrán «visitar y apreciar de cerca» los campos de entrenamiento de las fuerzas armadas de Israel. Las tres personas seleccionadas a principios de 1977 para trasladarse son: Primitivo Abad, el doctor José Luis Irurita y Joseba Emeldi, alias El Indio. Este último es un personaje singular, según lo publicado sobre él, vinculado a los residuos de los servicios de información vasco-norteamericanos que funcionaron en la posguerra, primero adscritos a la OSS y a partir de 1947 a la CÍA. Emeldi había residido en Venezuela, donde participó en movimientos guerrilleros.
 
 En la escuela estadounidense de Panamá se especializó en ejercicios militares. En 1968 ya realizó un cursillo de instrucción armada a un grupo de Euzko Gaztedi (EGI), las juventudes del PNV, en Beyris, en el País Vasco francés. Allí estuvieron presentes varias personas, como Múgica Arregui, más tarde dirigente de la organización armada ETA.
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La inclusión de Joseba Emeldi en el grupo es forzada por Juan Ajuriaguerra y Luis María Retolaza, que ven en él un posible jefe futuro de la Ertzaintza. Los tres expertos en asuntos militares del PNV llegan a Tel Aviv el 9 de mayo de 1977 en el vuelo 324 de la compañía El Al, procedentes de París. En el aeropuerto les esperan los dos capitanes israelíes, que intervienen ante la policía para pasarlos fuera de la aduana. Su regreso está previsto, una vez concluidos los cursos, para el 19 del mismo mes de mayo. Este viaje se organiza en el más absoluto secreto en el seno del Partido Nacionalista Vasco, máxime en vísperas de las primeras elecciones democráticas, a celebrarse el 15 de junio. Muy pocas personas, aparte de los interesados, lo conocen: sólo Juan Ajuriaguerra, L. M. Retolaza y Xabier Arzalluz. Sin embargo, la operación no resulta como estaba previsto.
 
 Una vez en Israel, nunca antes, los dos capitanes israelíes se echan atrás. Estos exponen claramente a los invitados vascos que los acontecimientos se han desarrollado de manera diferente y negativa a lo convenido. Sus gestiones cerca de los mandos supremos del Tsahal no son satisfactorias. Es más, alarmados por la noticia, les recomiendan dirigirse al Ministerio de Asuntos Exteriores para explicar la presencia y la misión de los tres nacionalistas vascos. Puestos en contacto con representantes diplomáticos, se les comunica que esa misma tarde se pondría el asunto en conocimiento del ministro Yigal Allon. De todos modos Yair Dori solicita a Abad que el presidente del Gobierno de Euskadi en el exilio contacte con Israel para oficializar las relaciones. Desde Jerusalén Abad efectúa dos gestiones telefónicas con Jesús María de Leizaola solicitándole urgentemente que se presente en la embajada israelí en París para «garantizar la personalidad» de los tres y «el motivo del viaje».
 
 El lehendakari visita dos veces la delegación diplomática, pero él mismo se da cuenta el viernes 13 de mayo de que toda la operación se ha cortocircuitado. El día anterior ha sido una fecha especialmente sangrienta en Euskadi, en la cual se producen cinco muertos por atentado. La operación es un fracaso. Abad, 1ra-rita y Emeldi salen de Israel el 19 de mayo. Menos de un mes después, el 15 de junio de 1977, en las primeras elecciones generales, el Partido Nacionalista Vasco obtiene ocho escaños. Juan Ajuriaguerra y Xabier Arzalluz se convertirán en diputados del Congreso en las Cortes Constituyentes.
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ADMIRACIÓN Y CONTACTOS EN DEMOCRACIA
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Un «Hogar Nacional», así llamado por el Congreso Fundacional del Sionismo, en Basilea, y después por la Declaración Bal-four (1917), es lo que desea el nacionalismo vasco para Euskadi. Durante largos períodos del franquismo, en algunas reuniones del Buru Batzar del Partido Nacionalista Vasco, burukides (dirigentes) como José Luis García de Falces, comprenden «las legítimas razones de los sionistas». Para el nacionalismo vasco la lectura de Theodor Herzl —el Sabino Arana del sionismo— y su diseño de un Estado nacional judío son enriquecedores y muy útiles. Pero uno de los elementos clave para aprender del sionismo es la lengua, «el euskera es la quintaesencia de Euskadi, mientras el eus-kera viva, vivirá Euskadi». Se desea aplicar la experiencia israelí en la recuperación del hebreo.
 
 Así, entre 1978 y 1979 se inician contactos con la Universidad Hebrea de Jerusalén. Más tarde, a mediados de los años 80, será el propio consejero de Educación y portavoz del Gobierno vasco, Pedro Miguel Etxenike, perteneciente al PNV, quien viaje a Israel junto a su viceconsejero y catedrático de Lingüística, Koldo Mitxelena, para estudiar y conocer las técnicas israelíes con el objeto de su posible aplicación al euskera. Como resultado de esta visita, especialistas israelíes en educación viajan al País Vasco para establecer un convenio de colaboración con el Gobierno vasco en el marco de un programa de innovación tecnológica de la educación. Pero Etxenike, además de sus contactos con Israel durante los años en que ocupa la Consejería de Educación y Cultura, entablará otro tipo de vinculaciones en un área que conoce perfectamente al ser un reconocido catedrático de Física, la energía nuclear.
 
También el consejero del Interior, el histórico Luis María Retola-za, tiene una estrecha amistad con el catedrático israelí de Física Nuclear, Avivi. Mientras Etxenike viaja a Israel, Avivi frecuenta Euskadi durante 1981 con visados y autorización expresa de Juan José Rosón, ministro del Interior. En junio de 1981 una importante delegación de expertos de la Comisión de Energía Atómica de Israel y funcionarios de la central nuclear de Dimona, en el Neguev, se trasladan al País Vasco para aconsejar en temas de interés para la central nuclear de Lemoniz. Uno de los asuntos que más interesan es el de la seguridad.
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Mientras los dirigentes del Gobierno vasco trataban de reducir la importancia de estos contactos «nucleares», a las autoridades de Madrid no le gustaba nada desconocer lo que sucedía en Euskadi en un tema tan sensible como la energía atómica. En una ocasión, asustados por el gran número de visados que solicitan ciudadanos israelíes con destino al País Vasco, el Ministerio español de Asuntos Exteriores solicita autorización a la Presidencia del Gobierno, con Calvo Sotelo como presidente, para dar instrucciones a su consulado de Jerusalén para reducir esta riada de viajes «científicos».
 
 Las relaciones en materia de seguridad entre el PNV e Israel continuaron después del episodio del envío a Israel y del entrenamiento de comandos nacionalistas vascos en Francia. Una vez al frente del Gobierno vasco los contactos secretos continúan. En 1980 la Consejería del Interior, con Retolaza a su frente, prefiere a británicos y a alemanes para adiestrar a los futuros miembros de la Ertzaintza, los hombres de Berroci. Sin embargo, a Reto-laza sí le interesa utilizar en Euskadi el sistema de transmisiones de las Fuerzas Armadas de Israel. Los israelíes son poco utilizados para entrenar a la futura policía vasca (Ertzaintza) en Berroci, pero en cambio sí se solicitan los servicios del Mossad y de militares israelíes para formar al grupo Ekintza, un cuerpo de élite de la Erizantza creado en 1983 y, sobre todo, para la creación de una especie de servicio vasco de inteligencia a partir de abril de 1986.
 
Algunos agentes vascos de la Ekintza estuvieron alojados en un kibutz durante su instrucción. Toda la cúpula de la Consejería de Interior del Gobierno vasco es una gran admiradora de Israel: Luis María Retolaza, consejero; Eli Caldos, viceconsejero de Interior; Juan José Arrizabalaga, viceconsejero de Seguridad; Sabino Arrieta, viceconsejero de Administración y Planificación; y Genaro García de Andoain, delegado de Asuntos del Interior. Algunos de ellos viajan en varias ocasiones a Israel, unas veces en secreto y otras no. Otro de los temas que siempre ha interesado a los nacionalistas vascos en el seno del Gobierno es el de la sanidad. Las organizaciones sanitarias de Israel destacan en todo el mundo. Uno de los viajes más «jugosos» es el que realiza Andoni Monforte a mediados de 1980 como consejero de Sanidad. El motivo oficial de la visita es «conocer los diversos estudios que se llevaban a cabo en relación a la fuerte incidencia de las enfermedades cardiovasculares, especialmente el alto porcentaje de infartos y su relación- con el origen de las comunidades». Pero realmente el viaje tiene dos motivos secretos.
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El primero conocer cómo los científicos israelies podrían ayudar en los estudios sobre el alto porcentaje en la población vasca del factor Rh negativo. La siguiente razón fue entrar en contacto con los servicios de seguridad de Israel para buscar puntos convergentes en la futura colaboración policial entre Israel y Euskadi. Algunas de las solicitudes de los vascos son rechazadas por los israelies. No olvidemos que el Mos-sad también colabora estrechamente con el CESID. El 16 de julio de 1994, el presidente del Partido Nacionalista Vasco, Xabier Arzalluz, se traslada a Israel encabezando una delegación compuesta también por Aguirre Arizmendi, el senador Caballero Laskibar y el diputado Ollora Ochoa de Aspuru.
 
 El motivo es explorar las posibilidades de llegar a un acuerdo con la organización terrorista ETA mediante un proceso que, en esos momentos preliminares se asemeja al que utilizaron Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en las semanas previas al acuerdo alcanzado en Oslo en agosto de 1993. A Arzalluz también le interesa conocer el procedimiento utilizado para iniciar las negociaciones directas, así como el largo proceso de toma de decisiones seguido por el Gobierno de Israel. El presidente del PNV llega a reunirse con el primer ministro, Isaac Rabin, y con uno de sus principales hombres de confianza, el artífice de los acuerdos de Oslo, Yosi Beilin. Un libro sobre el pueblo judío, “El compromiso”, condiciona a Xavier Arzalluz sobre la concepción del mundo hacia el nacionalismo vasco. Desde entonces siempre ha confesado que cuenta con buenos amigos en Israel.
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Extraído del libro ESPAÑA-ISRAEL: HISTORIA DE UNAS RELACIONES SECRETAS, de Jose Antonio Lisbona.
 
 
 

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