El exjuez Elpidio Silva (Granada, 1959)
sabe de buena tinta lo que es sufrir represalias por meterse con los
poderes fácticos de este país. Desde que en el año 2013 ordenó el
ingreso en prisión del presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa –el
todopoderoso banquero acusado de un desfalco millonario en la compra del
City National Bank de Florida– Silva ha tenido que soportar ataques y
vejaciones de todo tipo, hasta que finalmente ha sido apartado de la
carrera judicial. “Las presiones contra los jueces son sistemáticas.
Lo
explico detenidamente en mis libros La Justicia desahuciada y La verdad sobre el caso Blesa,
y de esos libros no he tenido la más mínima contestación por parte de
nadie; nadie ha criticado nada porque en ellos digo la verdad”, asegura.
Desde su despacho de abogados de Madrid, profesión que hoy compagina
con la política al frente del partido RED, Silva insiste en que el
Consejo General del Poder Judicial ejerce un control férreo sobre todos
los miembros del estamento judicial español, una estrecha vigilancia por
razones políticas que provoca que los jueces y magistrados se sientan
“presionados y tengan miedo” a la hora de ejercer su función con
independencia e imparcialidad. “En el caso Blesa está todo por
investigar, y eso habrá que hacerlo algún día.
Lo que hicieron conmigo
fue matar al mensajero”, afirma Silva, quien arremete contra aquellos
contertulios de televisión que intentaron desprestigiarle personal y
profesionalmente. “Daban vergüenza, deberían de volver a repetir
aquellas intervenciones para que la gente las viera porque actuaban como
si supieran algo de derecho procesal, como si fueran especialistas y
conocieran la causa, cuando en realidad se dedicaron literalmente a
triturarme”. Hoy charlamos con Elpidio Silva, el hombre que tuvo la
osadía de meterse con el banquero de guardia “del régimen”. El juez que
perdió su trabajo, pero ganó una batalla moral.
Ostenta el honor de haber sido
el primer juez español que se atrevió a enviar a un banquero a la cárcel
tras el estallido de la crisis, pero hoy el señor Blesa está en
libertad. ¿Ha ganado el pez gordo la partida?
Bueno,
con toda seguridad, y pocas cosas se pueden afirmar con tanta
seguridad, en el tema de la investigación criminal sobre la gestión de
las cajas de ahorro, particularmente en el caso de Caja Madrid, ha
perdido todo el mundo, ha perdido toda España. Ha perdido por supuesto
Blesa, que se ve afectado en varios procedimientos penales como
imputado, ahora se dice como investigado, y está llamado a juicio como
acusado formalmente con petición de penas elevadas que significaría sin
el menor género de dudas su ingreso en prisión. Queda por investigar la
gestión de Caja Madrid, que está residenciada en el caso Blesa, que
llevaba el Juzgado de Instrucción Número 9, del que yo era titular. Es
un escándalo que esa causa no se haya reabierto y la no reapertura de
ese asunto demuestra que nunca hubo la menor intención de investigar.
Había que quitar al mensajero, había que eliminarlo para que se
garantizase la sepultura de la investigación, ésa es la verdad.
Y con
esto pierde todo el país, porque en la gestión de Caja Madrid está
encerrada toda la miseria del régimen y todos los muertos vivientes que
vemos ahora coleando y con ganas de seguir persistiendo en políticas muy
degeneradas. Esa es la auténtica situación, no es que haya perdido yo,
ni que haya perdido Blesa, hemos perdido todos, en mi caso obviamente es
muy duro recibir una inhabilitación sencillamente por realizar el
trabajo que llevas haciendo durante treinta años, un trabajo que ahora
sirve para las resoluciones que están dictando todo tipo de jueces en
España, juzgados de Guardia, juzgados de funcionamiento ordinario…
Aquí
lo que se hizo fue apartar a la persona que podía investigar. Espero que
esto al final lo gane en el Tribunal Europeo de Estrasburgo, pero el
escarnio ya está hecho, me han hecho un daño tremendo, y en ese sentido
Blesa lo que no ha conseguido ha sido salir de aquí como si no hubiera
pasado nada. La realidad es que gracias a todo el movimiento de
información y de difusión de lo que estaba pasando, en el que intervine
yo mismo pero también otros partidos como Podemos, incluso Ciudadanos,
muchos activistas del 15M, blogueros, todo un movimiento ciudadano,
gracias a ellos, algunos de los implicados en el caso no han podido
salir absolutamente indemnes de todo esto. Pero el tema no ha terminado…
No se sabe casi nada porque no se ha investigado a fondo. Esto lo explico detenidamente en mi segundo libro, La verdad sobre el caso Blesa: biografía de la corrupción financiera,
que se ha publicado el año pasado. Este asunto se debe investigar a
fondo, se sabe todavía muy poco, aunque hay muchos indicios del camino
que tenemos que recorrer: hay temas de dietas, de reparto del patrimonio
de la caja de una manera absolutamente arbitraria y caprichosa, de
créditos concedidos sin el menor respaldo y garantía de devolución,
créditos que parecen más bien regalos que propiamente operaciones de
crédito, compras con sobreprecio, es decir, hay un conjunto de
operaciones que ya son indicativas de que estamos ante una gestión
financiera compatible con el desastre que se ha producido. Porque hoy
por hoy ya no existe Caja Madrid y Bankia va camino de la
descuartización.
Es decir, que realmente hay que investigar, hay que
seguir, no son delitos que a mi modo de ver estén prescritos, como se ha
pretendido decir. No está prescrito el tema de las ‘tarjetas black’, no
está prescrito el tema de las preferentes y todas estas causas están
relacionadas con la gestión continuada, posiblemente criminalizada de la
gente que dirigía Caja Madrid. Las ‘tarjetas black’ son una minucia,
eso no es nada, no alcanza ni los treinta millones de euros; aquí
hablamos de daños a las entidades financieras por cuantía que sobrepasan
los diez mil millones de euros. Hay que acometer este trabajo y esto
tiene que ver con el cambio político. El poder político tiene que
impulsar un poder judicial independiente, una fiscalía autónoma y unos
organismos reguladores y supervisores autónomos en el ámbito de sus
cometidos, que sean capaces de llevar a cabo el ejercicio de sus
funciones.
¿Alguna vez se ha sentido
presionado por el Gobierno del PP para que abandonara la investigación
del caso Blesa o para dirigirla hacia otro lado?
Bueno, el régimen, que es una forma de
poder establecida en España desde hace ya más de cien años, que no se ha
revisado porque la primera Transición política no fue capaz de hacerlo,
este régimen, digo, el poder ejecutivo, no necesita presionar
directamente al poder judicial. El mecanismo fundamental de presión
constituido a nivel estructural es el Consejo General del Poder Judicial
para que no se note que te controla el Gobierno ni el Ministerio de
Justicia. Te controlan a través del Consejo, te controlan a través de
unos magistrados que de magistrados solamente tienen el nombre porque no
ejercen la función jurisdiccional, sino que lo que hacen es acaparar un
organismo de poder político, como es el Consejo, y de ahí, te controlan
a través de expedientes disciplinarios sin el menor sentido, de
diligencias informativas que van dirigidas a la instrucción y a
atemorizar al órgano judicial, de una falta de regulación de quiénes son
los que mandan en un juzgado.
En España ni siquiera está claro cómo
manda un juez en un órgano judicial, no se define claramente, se habla
de la superior inspección del juzgado, pero no se regula la figura del
titular. ¿Qué es eso de la superior inspección? Es todo una nebulosa,
una falta de regulación propia de un país que no estuviera en Europa,
como si España fuera una isla perdida en el océano Índico. Lo que
tenemos que hacer es copiar, qué hacen en Francia, qué hacen en Gran
Bretaña y lo que no cabe es tener cautivos a todos los jueces de verdad,
de a pie, que están en el trabajo diario, tenerlos cautivos en manos de
un Consejo General del Poder Judicial que es un órgano eminentemente
político cuyos miembros se deciden en cualquier mesa o en cualquier cena
por dos o tres personas a lo sumo.
Esta es la manera de ejercer el
control, ésta es la manera de presionar y después hay que tener en
cuenta que la Fiscalía, que es el órgano que asume la acusación pública,
no es independiente, está incardinada en el Ministerio de Justicia bajo
un criterio estrictamente jerárquico, como el que puede imperar sobre
un policía nacional. Eso no es manera de montar una administración de
Justicia en un país serio. Y mediante esta forma de hacer las cosas, las
presiones son sistemáticas. Lo explico detenidamente tanto en La Justicia desahuciada como en La verdad sobre el caso Blesa,
y de esos libros no he tenido la más mínima contestación por parte de
nadie; nadie ha criticado nada porque se trataba de decir la verdad, tal
como yo la ha experimentado con un conjunto de experiencias y de
conocimientos de campo que es algo muy difícil de rebatir.
¿Cómo ha podido influir en el
desarrollo del proceso que Aznar y Blesa sean amigos desde el colegio?
En su libro insinúa esta posibilidad…
Pues influye, como le digo, a través de
ese organismo que es el Consejo General del Poder Judicial, a través de
redes y clientelas que afectan al trabajo diario del juez, es decir, a
través del protagonismo directo que hayan podido tener algunas personas
en todo este proceso tan deshonroso y degradante que se montó alrededor
del caso Blesa para eliminar al mensajero, que era yo, una persona que
hacía su trabajo, como lo llevaba haciendo durante decenas de años. Sí,
esa pequeña historia a la que usted se refiere hay que investigarla.
Mire, acuérdese de que en el Tribunal Superior de Justicia que me iba a
condenar había una señora, la magistrada María Tardón, que hubo que
echarla, y hubo que hacerlo en términos realmente dramáticos, porque me
dejaron sin abogado, ésa es la realidad, y tuve que recusarla. ¿Se ha
investigado a los demás jueces que estaban ahí?
De esta señora se supo
después que había formado parte de la asamblea de Caja Madrid porque
hubo un periodista de mucha casta y de mucha calidad informativa, de
Interviú, que denunció lo que estaba pasando con esta señora. Pero de
los demás magistrados, ¿sabíamos si esas personas tenían créditos
dudosos por parte de las entidades financieras investigadas? ¿sabíamos
si esos señores tenían amistad con alguno de los que intervenían en los
procesos? ¿han publicado libros con apoyo oficial, han confesado
amistades mutuas, qué es lo que estaba pasando ahí? No se ha investigado
nada de eso. Y todo esto habrá que depurarlo algún día porque es
insólito el carrusel que se ha montado alrededor del caso Blesa.
Supongo que ha tenido tiempo de
analizar las decisiones que como juez tomó usted en ese caso. ¿Cree que
se equivocó en algo, se arrepiente de alguna decisión?
Como
le decía, absolutamente todo lo que yo hice lo hacen todos los jueces a
diario. En este instante hay jueces que están abriendo diligencias y
reabriéndolas y acordando todo tipo de actuaciones con resoluciones
idénticas o muy similares a las que yo dicté en su día. Todo ha sido
repasado cientos de veces por mí mismo, y por mis abogados. Aquí no hubo
el más mínimo error y si lo hubo, eso quiere decir que desde hace
treinta años los jueces en España lo único que estamos haciendo es
prevaricar.
Si yo me equivoqué, eso quiere decir quedurante treinta años
todos lo hemos hecho, claramente. Le puedo hablar de una prueba que
solicitamos y que se nos denegó injustamente, conculcando la
Constitución. Le pedimos a esos jueces, al juez Gavilán, que
examináramos solamente actuaciones llevadas a cabo por juzgados de
instrucción de Plaza de Castilla, para que vieran que lo que yo hacía
era lo normal, y se me negó la prueba. ¿Por qué se me negó? Porque
hubiera sido escandaloso, hubieran salido, literalmente hablando, miles y
miles de resoluciones similares a las mías.
Aquí no había nada que se
pareciera ni remotamente a la prevaricación de la que se me acusaba,
aquí no había ningún error procesal, sencillamente había que eliminar al
mensajero. La prueba de ello es que el caso Blesa no se ha
reaperturado, ahí ha seguido, y que se está intentando archivar en falso
el caso banco de Miami, manipulando datos que no están, o sea tomando
datos de un informe de manera equivocada. Y eso es lo que tenemos, ese
es el bochorno que tenemos en España. Por ahí no podemos pasar, no
podemos ceder en esto.
No ha habido ningún error, el único error que se
pudo haber cometido en el caso Blesa, que yo creo que más no se podía
pedir, es que no fuimos más rápido aún, que se hubieran intervenido
bienes con mayor celeridad todavía, pero claro, en seis meses terminamos
prácticamente una parte del sumario. Ir más rápido era difícil y
posiblemente se podría haber ingresado en prisión a un mayor número de
personas, es verdad que eso estaba previsto. De manera que lo que
hicieron fue cortar la instrucción cuando estaba a punto de terminar
toda la batería de medidas que tenían que ver con la intervención de
bienes, la recuperación de los frutos del delito, embargos, etcétera.
Todo eso se detuvo ahí.
Por esa instrucción fue
condenado a diecisiete años de inhabilitación y el Tribunal Supremo
confirmó el fallo en pocas semanas, un tiempo récord. Luego tampoco es
cierto que la Justicia en España sea tan lenta, se lo digo porque a
Carlos Fabra tardaron diez años en juzgarlo y a usted se lo ventilaron
en apenas unos meses…
Claro, ahí lo que vemos es, o bien una
Justicia desquiciada, esquizofrénica, en la que según con quién la
velocidad es aterradora, una Justicia que atropella los derechos
fundamentales de las personas y el principio de presunción de inocencia,
o bien una Justicia que va a cámara lenta o marcha atrás, donde las
cosas prescriben, donde siempre cabe la esperanza de que el proceso se
extinga por la prescripción. Este es el funcionamiento que tenemos, un
funcionamiento que lo que está provocando al final es que no haya
Justicia porque no hay igualdad ante ella.
¿Hay jueces pringados en España? ¿Jueces sobornados?
Bueno, esto ha sido público y notorio,
jueces condenados, introducidos en mafias relacionadas con la corrupción
por el cargo, ha habido jueces que han tenido que ser recusados… Esas
recusaciones, por cierto, han prosperado, y no se ha abierto el
mecanismo disciplinario, que es bastante taxativo y que dice que cuando
debiste haberte abstenido de conocer un asunto no lo hiciste, que has
sido recusado y se ha abierto un expediente disciplinario para depurar
las responsabilidades correspondientes, porque estamos hablando de un
juez que debe saber exacta y precisamente dónde puede, cómo, y cuándo
intervenir. Hay un gran desprecio a la hora de aplicar la ley. Debemos
tener en cuenta que el propio presidente del tribunal que me juzgó,
Arturo Beltrán, se abstuvo de conocer. Él mismo estaba reconociendo que
no podía estar ahí y sin embargo el Tribunal Superior de Justicia le
denegó la abstención y le obligó a estar sentado en el tribunal.
Insisto, no hay quien lo entienda.
En Valencia han pasado cosas
raras. Durante años la Justicia ha ido cerrando casos contra el PP que
al final se han demostrado que eran ciertos…
Pues lo que le estoy contando, el miedo.
Mire, ha habido una persona, creo que se ha publicado recientemente en
algún medio de comunciación, que ha ido a declarar en el caso del PP de
Valencia, una asesora, y ha ido muerta de miedo a la Comandancia de la
Guardia Civil. Y ha dicho que ella ya sabía que había un delito de
blanqueo de capitales sistemáticamente cometido. Pero va a declarar con
miedo, porque ¿en manos de quién se pone ahora? ¿en manos de la Policía?
¿y le va a responder? ¿la Policía va a poder actuar con la debida
libertad? Tenemos que recordar que en la propia Policía Nacional, que
estaba investigando el tema de Ignacio González, el presidente de la
Comunidad Autónoma de Madrid, en relación con el ático de Estepona, una
de las primeras medidas que se adoptaron fue el traslado forzoso del
comisario que investigaba el caso. ¿Te puedes poner en manos de una
Policía sometida a estas presiones tan intensas, tan manipuladoras?
Claro, la gente tiene miedo, los jueces tienen miedo, después de mi caso
lo que se consiguió es que los jueces estén atemorizados, así que
cuidadito con lo que hacen…
¿Los jueces tienen miedo?
Obviamente, en general el juez trabaja
con presión o con temor si no se adhiere a los criterios de Fiscalía, si
se separa del criterio de ese ministerio fiscal, que depende
jerárquicamente del Ministerio del Interior. Si se separa de ahí, ya
empieza a tener problemas…
Entonces el juez Castro es un milagro que haya podido sacar adelante el caso Nóos…
Yo lo que destacaría en el caso Nóos es
que realmente la Corona ha tenido un tratamiento desigual respecto a lo
que ha pasado con otras instituciones. En el caso Nóos, se mire por
donde se mire, obviamente hay indicios severos de criminalidad, yo no lo
voy a negar, pero ahora mismo es una minucia, apenas ha superado los
diez millones de euros, y la relación de la infanta con este caso, que
también está indiciada criminalmente, tiene un marco de defensa muy
amplio. Estamos hablando de una persona acostumbrada a vivir en la
abundancia toda su vida, no puede notar un exceso de patrimonio por una
serie de operaciones que apenas superan los diez millones de euros
porque ese era su ambiente, su vivencia normal en cuanto a capacidad
económica. Por tanto, aquí lo que se pone de manifiesto es que cuando se
paga el pato la Corona se pone por delante, pese a que existe el
Gurtel, Blesa, Miami, Púnica, PP de Valencia, con todo lo que se ha
tardado en investigar, y sin embargo está sentada en el banquillo la
infanta. Eso es una desigualdad de trato, dentro del marco propiamente
institucional, y aquí a mi modo de ver a la Corona se la ha abandonado.
¿Y los aforamientos?
Hay que eliminarlos, deben ser
suprimidos todos, sea quien sea, incluida en la Corona. Toda la
ciudadanía española, tanto a nivel de particulares como de servidores
públicos, debe estar sujeta a órganos jurisdiccionales en condiciones de
plena igualdad. Yo incluso creo que habría que suprimir los juzgados
centrales de instrucción, porque no tienen sentido. La competencia tiene
que estar distribuida entre órganos equivalentes como son los jueces
federales en Estados Unidos o los jueces de instrucción en España, nada
de una doble categoría, de un juzgado central de instrucción, de unos
juzgados de instrucción central, todo eso lleva al desastre y a la
manipulación y a que los tribunales estén cargados de trabajo de manera
exacerbada porque los juzgados centrales ya no tiran adelante. Es
imposible, ningún juez puede asumir todas esas causas. Hablamos de una
equiparación, por tanto, de todos los juzgados de instrucción a nivel
nacional. Sí podría haber una especialidad en derecho penal económico,
porque no tiene nada que ver la instrucción de un delito de sangre con
un delito económico y en ese marco el aforamiento no cabe. Quien haya
cometido un hecho penal debe terminar ante un juez territorialmente
competente, y allí se pone a su disposición para lo que el juez acuerde.
¿Cree que de no haber estado aforada Rita Barberá hoy se encontraría también en prisión?
A ver, no sé qué información tiene el
juez en esa causa, pero en todo caso se puede elevar el suplicatorio al
Senado, ese suplicatorio no ha sido redactado y con él lo que sucede es
que la Cámara Alta da una especie de permiso para que se pueda
investigar a esa senadora. Ahora bien, es verdad que si no hiciera falta
ese suplicatorio se agilizaría extraordinariamente el trabajo, porque
mire usted, un juez tampoco tiene muchas ganas de salirse del tiesto, de
redactar suplicatorios, de salir en los medios, de estar en la diana
mediática, todo eso cuesta. No se entiende que haya que pedir ese
suplicatorio, porque hoy por hoy ya no tiene sentido, las cámaras
parlamentarias ya no corren peligro como podía pasar en el siglo
diecinueve. Por tanto, hay que eliminar todo tipo de aforamiento. ¿Qué
si la señora Rita Barberá no hubiera estado aforada hubiera sido
detenida? Pues no lo sé. Pero cuesta trabajo pensar que prácticamente
todos sus colaboradores estén investigados o imputados y ella no. Me
cuesta mucho trabajo pensarlo. Ahora, ya le digo que hay que ver la
causa.
¿Pagarán algún día los responsables de esta crisis?
Ahora
mismo estamos en medio de esta película de terror. No sabemos cómo va a
terminar todo esto. Vamos viendo, y hay que ser honesto en esto, cierto
movimiento. Se está consiguiendo algo. Fíjese usted, si lee las
hemerotecas del año 2012 y las compara con las de hoy, ha habido un
cambio. En 2012, con la luna de miel de la mayoría absoluta del PP, si
yo le hubiera dicho que en tres o cuatro años el Partido Popular
valenciano iba a estar disuelto, no se lo hubiera creído. Si yo le
hubiera dicho a usted que por unas tarjetas de crédito emitidas por Caja
Madrid a Rato y Blesa el ministerio fiscal iba a pedir penas de más de
diez años de cárcel entre los dos, tampoco me hubiera creído. Me hubiera
dicho, qué va, estas cosas no pasan, la banca es intocable.
Está
habiendo cambios, se están produciendo. Lo que sucede es que para la
enfermedad que se padece el cambio es insuficiente. La enfermedad es una
septicemia, una infección muy grave, muy terminal, y no se están viendo
los progresos necesarios, pero sí se están produciendo cambios. Ahora
bien, una cosa es imputar a gente y otra cosa es que estén condenados o
que se investiguen las causas hasta sus últimas consecuencias. En el
caso Gurtel la investigación está manifiestamente no completada, hay
temas gravísimos que hay que depurar, como la manipulación de las
pruebas o la eliminación de los soportes informáticos. Aquí hay mucho
que trabajar todavía.
Ha escrito un libro titulado La Justicia desahuciada. ¿Se considera un juez desahuciado, una víctima del sistema?
Vamos a ver, yo no me considero una
víctima en un sentido concreto o de una venganza concreta. Esto no ha
sido así. Aquí cada uno intenta salvar su pellejo. El régimen, cuando yo
activé el caso Blesa, no tenía agenda para defenderse de ese caso. En
aquella luna de miel de la mayoría absoluta de pronto aparece una
gestión criminalizada y continuada, iniciada severamente en una causa
penal, que podía afectar a toda la gestión económica de la entidad
financiera y a un modo de ser que podían ver transparentemente los
españoles durante más de diez años, y eso había que quitarlo de en
medio. No fue un tema personal. Dijeron: ¿quién está ahí, en ese
juzgado, quién está haciendo eso? Quítalo porque el mensajero nos
machaca la agenda, nos machaca todo el planteamiento mediático, esto es
una causa en la que van a ir saliendo todo tipo de indicios de
criminalidad y a este señor hay que quitarlo de ahí. Hubiera sido yo,
hubiera sido quien fuera. Esto no es un tema de venganza porque las
venganzas son personales.
No, no. Sencillamente que el régimen no podía
permitir que en un momento dado un juez actuara de manera independiente,
según su criterio. No era cuestión de dejarle terminar la instrucción.
Había que acribillarle, difamarle, injuriarle. Aparecieron todo tipo de
contertulios en la televisión que daban vergüenza, deberían de volver a
repetir estas intervenciones para que la gente las viera, porque
actuaban como si supieran algo de derecho procesal, como si fueran
especialistas, como si conocieran la causa, y se dedicaron literalmente a
triturar la imagen del mensajero. Eso tuve que superarlo, me obligó a
comparecer ante los medios de comunicación, no tanto para defenderme a
mí mismo, sino para defender el trabajo judicial, la causa penal. Ese ha
sido el gran perjudicado, el trabajo judicial. A partir de ese momento
se abre una sombra bastante oscura respecto al trabajo de los jueces, de
los fiscales y de los tribunales. Y hay un descrédito de la Justicia
como no lo ha habido nunca en España. Esas son las víctimas, eso no es
una venganza, eso es un funcionamiento perverso de un sistema o de un
régimen político que tiene que cambiar.
¿Su paso por la política ha cubierto sus expectativas?
La política es otra cosa, es un tema muy
complicado, es muy difícil montar un partido político sin financiación y
la financiación es una asignatura muy complicada y que nos daría mucho
que hablar. Realmente España ahora mismo está encerrada en un
cuadrilátero político bastante preocupante. Podemos y Ciudadanos como
partidos emergentes y los restos del bipartidismo. Y presenciamos una
política de muertos vivientes. Rajoy es una persona caducada en todos
los sentidos del término, dentro y fuera de su partido, y Pedro Sánchez
va a por un todo o nada. O es el líder aclamado que puede formar
gobierno o es eliminado de su partido. Es una política de restos y de
muertos vivientes.
La alternativa únicamente está en los emergentes,
como Podemos, Ciudadanos, como nosotros mismos con el movimiento RED,
como muchas fuerzas que se están moviendo en todos los sentidos, como
Izquierda Unida que ha tenido que hacer una reconversión muy intensa.
Hay que recordar que IU está muy contaminada por lo que pasó en el caso
Blesa a través de algunos de sus miembros sobre los que recaen indicios
de participación criminal en la gestión de la caja de ahorros y hay que
estar con esta nueva política no solo de nuevos rostros sino de nueva
manera de hacer y de ser. Y esto va a ser difícil edificarlo en una
sociedad que durante tanto tiempo ha vivido en el lodo de la corrupción,
la clientela y la ruina moral.
La segunda Transición…
Creo que fui de las primeras personas
que anunciaron lo que iba a llegar, el derrumbe del bipartidismo; fue
patético ver cómo lo negaban, la necesidad de ir a una reforma
electoral, todo esto se está diciendo sistemáticamente desde el año
2013, pero se negaba. La irrupción en la vida pública del movimiento
15M, la corrupción, todo esto se ha negado y se va autoafirmando porque
la realidad es muy terca.
¿Cree que veremos a Blesa en la cárcel algún día?
Si es culpable, si se demuestra en un
juicio justo que es culpable, sin la menor duda, y los indicios de
criminalidad son muy intensos en todo lo que fue la gestión de la
entidad, sin entrar en todo lo que pudo pasar en las causas abiertas
contra el inversor. Porque es que además están esas causas que habrá que
depurar en su día, saber qué fue lo que pasó y quiénes fueron los
autores.
Supongo que ese día sentirá una pequeña victoria moral…
Bueno, lo principal desde el punto de
vista de la conciencia ética ya está hecho. Soy plenamente consciente de
que fui capaz de estar a la altura de las circunstancias, algo que
muchos de mis compañeros no pueden afirmar. Me enfrenté a lo que era mi
obligación, a aquello que se reclamaba de mí a cambio de una nómina, la
que recibe un funcionario que trabaja creyendo en la verdad y en la
legalidad de la administración de Justicia. Yo estuve a la altura y
además obtuve algo que no tuve por qué obtener, pero que en este caso se
ha producido, y es el reconocimiento de cientos y cientos de personas
que me saludan por la calle, que me animan, que trabajan con nosotros
hoy en mi despacho de abogados.
Afortunadamente he podido reconvertir mi
vida profesional, tengo un despacho de abogados en Madrid y Barcelona, y
puedo seguir trabajando por la justicia y la defensa de los derechos de
la gente. Y este reconocimiento, este apoyo, no es valorable desde
ningún punto de vista económico, esto es una valoración personal que
para mí significa obviamente que se ha podido seguir adelante. Aquí lo
que se pretendía era la eliminación, la supresión del mensajero, este
tipo quítalo de aquí, machácalo y difámalo. En eso ya han perdido desde
todo punto de vista.
2 comentarios:
La entrevista al juez Elpidio Silva que reproducen íntegramente, está realizada por José Antequera para Revista Gurb. Si desean compartirla deberán citar la fuente original y el enlace correspondiente.
http://www.gurbrevista.com/2016/02/entrevista-a-elpidio-silva-los-jueces-que-investigan-casos-de-corrupcion-estan-presionados-y-tienen-miedo/
Gracias
Yo he puesto el enlace de donde lo copie, dirigete a ellos OK
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