martes, 26 de abril de 2022

Fue un día como el de hoy, de hace 84 años cuando sucedió la barbarie.


 Fue un día como el de hoy, de hace 84 años cuando sucedió la barbarie. Era lunes 26 de abril de 1937, apenas pasaban unos minutos de las cuatro de la tarde cuando las primeras bombas empezaron a silbar por el cielo de Gernika. 

Aviones alemanes de la Legión Cóndor junto con aviación italiana, ambos aliados del General Franco en su lucha contra la República, lanzaron durante tres horas sus explosivas cargas contra la indefensa población civil.    

La gente se resguardaba donde podía, salía despavorida rumbo a los campos alejados de la ciudad, muchos acudieron a los refugios antiaéreos, construidos con acierto poco antes por el temor de correr la misma suerte que la vecina localidad de Durango (bombardeada el 31 de marzo y en donde murieron más de 300 personas), algo que en efecto sucedió.

  En solo unas horas toda la ciudad había quedado reducida a cenizas, destrozada, humillada. Las bombas incendiarias no cesaron de caer sobre las impotentes gentes que se encontraban en Gernika, y tras el bombardeo, quedaba lo peor, ver como el fuego arrasaba con lo poco que quedaba en pie. 

  Se estima entre 150 y 250 el número de civiles muertos en el bombardeo. No fue una operación contra objetivos militares, no fue un ataque de ejército a ejército dentro de una guerra, este bombardeo, al igual que el de Durango, fue un ataque premeditado contra población civil indefensa y desarmada.  
  


Fue un campo de pruebas para la aviación alemana de cara a comprobar los efectos de su poderosa artillería para una futura guerra que estaba ya muy próxima.

 En definitiva, este bombardeo fue una matanza de inocentes, las bombas se lanzaban por igual contra mujeres, niños, ancianos y todo tipo de personas humildes, trabajadoras que estaban al margen del conflicto.

 Franco así lo quiso. 

 A partir de entonces Gernika no volvió a ser la misma, ya que aquella gran herida nunca llegó a curarse totalmente por que jamás se ha hecho plena justicia, ni con Gernika, ni con Durango, ni con todas las atrocidades perpetradas por el ejército sublevado del bando nacional.



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