sábado, 22 de enero de 2022

La bellísima estación fantasma del Metro de Nueva York que fue diseñada por un español

 

* Las grandes ciudades no sólo tienen un mundo de construcciones sobre el suelo, sino también bajo él, y entre ellas también hay sitios abandonados.

 El Metro de Nueva York es un ejemplo de ello. 

La enorme ciudad estadounidense inauguró su primera línea subterránea en 1904 (con anterioridad a esa fecha, su primera línea elevada había sido estrenada en 1868).

 La primera línea subterránea tenía tres ramales. Una de sus líneas era la de la Avenida Lexinton, que unía Borough Hall con la estación de ferrocarril de Grand Central.

  Obra del ingeniero valenciano Rafael Guastavino, fue abandonada en 1945 La bellísima estación fantasma del Metro de Nueva York que fue diseñada por un español

 

*Esta línea, con 13 kilómetros de recorrido, aún existe y tiene actualmente 23 estaciones activas y otras 4 abandonadas. Una de sus estaciones fantasma es su antigua terminal sur, llamada City Hall, pero conocida hoy como City Hall Loop, ya que actualmente se usa para dar la vuelta a los trenes. Sobre estas líneas podéis ver el plano original de esa estación.

 La Primera Estación de TREN en Nueva York

 ABANDONADA  City Hall Station

 

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  No obstante, de vez en cuando aún hay exploradores urbanos que logran colarse hasta esta estación, que aún conserva su iluminación y que sigue manteniendo viva la bella obra de Rafael Guastavino.

 El siguiente vídeo del canal de Youtube Urban NYC muestra una de esas exploraciones:

  Abandoned City Hall StationThis was the original southern terminal when  

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  New York's first subway line opened in 1904. 

It has been closed since 1945

 

  La estación de City Hall fue inaugurada el 27 de octubre de 1904. Debe su nombre a que estaba situada junto al ayuntamiento (City Hall, en inglés) de la ciudad. Ésta era, con diferencia, la más bella de las estaciones del metro original de Nueva York, algo que se debe a un español: Rafael Guastavino, un ingeniero valenciano que emigró a Estados Unidos en 1881.


  Inicialmente la estación fue encargada el estudio neoyorquino de arquitectos Heins & LaFarge, y esta firma contrató al ingeniero español para que les ayudase en el diseño. Guastavino usó en la estación la bóveda tabicada, típica de la arquitectura tradicional de su tierra natal, y el resultado fue la estación más elegante del Metro de Nueva York.

  Esta estación es una de las más conocidas obras del ingeniero español, pero paradójicamente el hombre de Guastavino no figuró en ninguna de las dos placas colocadas en la estación con los nombres de los ingenieros que trabajaron en ella, a pesar de que su gran belleza se debía a su sello personal. En su lugar, figuraba una mención al estudio Heins & LaFarge que le contrató, citados como arquitectos consultores.

  Además de las citadas bóvedas, la estación de City Hall tenía otras características típicas del estilo de Guastavino, como tragaluces y azulejos de vidrio de colores. Entre estos ornamentos y sus candelabros de bronce, la de City Hall parecía más un palacio que una estación de metro.

  Así pues, se decidió clausurar esta estación en favor de la cercana del Puente de Brooklyn. El 31 de diciembre de 1945 la estación de City Hall cerró para siempre sus puertas y se convirtió en una estación fantasma. Los trenes ya no volverían a parar allí a recoger pasajeros. Las entradas a la calle fueron selladas, y los antaño brillantes tragaluces fueron cubiertos.

  La estación estaba hecha en una curva de 121 metros, la distancia necesaria para albergar a un convoy de cinco vagones de aquella época. En el centro de su plataforma se situó un arco con las palabras “City Hall” en su dintel, que daba paso a las escaleras que subían al entrepiso.

   A pesar de ello, los trenes de la línea número 6 siguen pasando por allí, y los pasajeros que van en ellos pueden ver la estación en la penumbra, como si estuviesen haciendo un viaje en el tiempo y al otro lado de las ventanas se hubiese detenido la cuenta de los años en 1945. A veces un maquinista fuera de servicio se ofrece a parar allí a algún curioso, y el Museo de Tránsito de Nueva York ha hecho recorridos por la estación, pero éstos fueron finalmente suspendidos, debido a los riesgos estructurales detectados en la vieja terminal. 

 

@Explorandoinfo

 



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