España se deshizo del 32% de sus reservas en 2007, dos meses antes de estallar la crisis
España atravesaba un momento delicado. A la crisis económica estaban a punto de reventarle las costuras de la burbuja inmobiliaria, aunque en nuestro país, por aquel entonces, apenas se empezaba a hablar de desaceleración, nada de crisis todavía.
El entonces vicepresidente económico, Pedro Solbes, avaló en aquellos delicados momentos, en 2007, una serie de operaciones de venta de las reservas de oro del Banco de España, gobernado por Miguel Ángel Fernández Ordóñez. El metal dorado "ya no es una inversión rentable", justificó en junio de 2007 en el Senado el ministro socialista cuando se le cuestionó por la venta.
"Las reservas del Banco de España deben tener como objetivo fundamental el maximizar su rentabilidad", explicó entonces en la Cámara Alta, y aseguró que la desinversión en este activo partía de una operación coordinada con el BCE y otros 15 bancos centrales europeos que habían acordado, años atrás, deshacerse de forma masiva, pero paulatina, de sus reservas de oro.
Las del Banco de España cayeron esos días un 32%. Aunque se produjeron operaciones de venta también en otras economías del sur de Europa, como Portugal y Grecia, pesos pesados como Alemania y Francia dejaron estables sus reservas.
"El objetivo es vender el oro, un activo que jugó un papel fundamental como elemento de reserva pero que está desapareciendo, ya que no es un activo rentable". Se buscaba, explicó Solbes, reinvertir las ganancias en bonos de renta fija, "que sí tienen rentabilidad".
Así, entre marzo y julio de 2007, el Banco de España vendió un total de 4,3 millones de onzas troy de oro (unas 133,7 toneladas), reduciendo en un 32% sus reservas y obteniendo un beneficio aproximado de 2.180 millones de euros.
Apenas dos meses después del paso de Solbes por el Senado certificando la muerte del oro como valor refugio, estalló la crisis crediticia en Estados Unidos. Y todo lo que vino después.
El oro se volvió a convertir instantáneamente en el activo al que acudían en masa los inversores ante un contexto internacional que se desmoronaba.
Y si una onza se cambiaba por unos 669 euros cuando Solbes ratificó las ventas en el Banco de España, en poco menos de cuatro años, en 2011, su valor casi se había triplicado.
La operación no ha dejado de ser tildada de ruinosa por diversos economistas desde entonces, pero el temor a una nueva recesión mundial ha vuelto a llevar el oro este verano a niveles históricos.
Una onza se cambiaba ayer a 1.547 euros, un 131% más que el precio de venta en 2007.
Con todo, España sigue siendo hoy uno de los 20 países con mayores reservas de oro del mundo.
Y también se ha beneficiado de la revalorización de este activo este verano. Cuenta con algo más de 281,6 toneladas, de las 33.871,36 toneladas que se tienen en reserva en todo el mundo, según los últimos datos del Consejo Mundial del Oro (World Gold Council).
El mayor tenedor de oro es Estados Unidos, que acumula casi la cuarta parte del total mundial.
Le siguen Alemania, con 3.369,7 toneladas; e Italia, que atesora más de 2.400 toneladas.
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