Martínez
el facha, quiero decir Mister Ansar, pidió ayer cárcel para quien
convoque un referéndum de autodeterminación en Catalunya. Restaurar el
delito de “convocatoria ilegal de consultas populares” que se aprobó en
tiempos del plan Ibarretxe y que se castigaba con cinco años de
prisión. No fue necesario aplicárselo a Mister Spock porque se adelantó
el tribunal constitucional español declarando ilegal la consulta que
nunca se llegó a celebrar.
Lo cual hizo respirar tranquilo a los
jeltzales que pisan moqueta. Hace dos años el mismo tribunal
constitucional anuló esa ley que tipificaba la convocatoria de consulta.
Un quita y pon a medida. ¿Fácil no?. Que no tenga nadie duda que si no
hay medidas legales suficientes para impedir una consulta en Catalunya
(que las hay), las inventarán.
Y es que hace 35 años todo eso ya quedó
bien atado. El ejercito español se encarga mediante las armas de que
los pueblos no decidan en libertad (Artículo 8 de la constitución
española), solo existe soberanía nacional del pueblo español (Artículo
1), la constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la nación
española (Artículo 2).
Es normal que los fascistas se tiren de los
pelos si Hasier Arraiz dice que la izquierda abertzale hizo bien en
apostar en su día por la ruptura con ese engendro, y para el caso de
algunos “abertzales” que les haya molestado esa afirmación solo puede
haber dos opciones. 1. Que son gilipollas 2. Que no son abertzales.
También puede existir una tercera opción que unifique las opciones
anteriores. ¿Por qué el PNV es tan canalla de no reconocer que no
existe democracia y que el pueblo vasco está oprimido nacionalmente?.
Precisamente porque reconocerlo significaría que la izquierda abertzale
ha tenido razón. No es solo que la izquierda abertzale analizara
correctamente hace 35 años donde nos querían meter sino que la historia
ha demostrado que ese era el análisis correcto y tendría que ser
reconocido y aplaudido. Dentro de otros 35 años ya veremos donde
estamos. Y es que es posible que no andemos tan finos de análisis ya en
algunos aspectos.
En cualquier caso, las leyes
constitucionales españolas, el código penal o la delirante nueva ley de
seguridad ciudadana que barajan solo tiene dos objetivos: Los de
siempre. Mantener explotada a la clase trabajadora y oprimir
nacionalmente. Todo lo demás paja.
Batucadas, violencia y ley de seguridad ciudadana
En relación a la ley de seguridad
ciudadana, el otro día un lector del blog comentaba que tiene un amigo
en el movimiento 15M que se considera muy “anti-violento” y pacifista.
Que opina que si las acciones son pacíficas se le hará imposible al
estado machacar al pueblo y poner en marcha esas y otras medidas. Ante
eso, se le contestó que mire a Euskal Herria y como el estado ha
aplicado y sigue aplicando durísima represión. Sin embargo, cree que
eso es por culpa de ETA y que ellos juegan más inteligentemente.
Todo esto en realidad enlaza con lo del
principio. Si la mayoría de la izquierda española hubiera sido
inteligente no hubiera ocurrido la “transición”. Sino que el franquismo
hubiera sido juzgado y la opresión nacional en Euskal Herria resuelta.
Ahorrándonos décadas de conflicto. Sin embargo la izquierda abertzale
se quedó prácticamente más sola que la una en su oposición a la reforma
franquista y de aquellos barros estos lodos. Se les avisó y no
hicieron caso, confiaron en el estado español.
Posteriormente también se les avisó que
la represión estatal no es a causa de la existencia de ETA sino que es
anterior a su propia creación y se produce cuando existe lucha, sea
cual sea, y es para atajar procesos de liberación nacional y social
manteniendo los privilegios de los poderosos. Que es un resorte del
estado cuando sus intereses se ponen en entredicho. Que si no la
denunciaban acabaría por afectarles en el momento que empezaran a
moverse. No hicieron caso, confiaron en el estado español.
Y muchas de esas gentes que en muchos
puntos del estado que llevaban incluso hasta un lazo azul en los 90,
anestesiados por las virtudes virtuales del supuesto estado del
bienestar y atolondrados por la verborrea sistémica eran convencidos
de que el problema del norte residía en que su querida españa fuera destrozada por los terroristas vascos y la kale borroka. Ahora salen indignadas a las calles.
¿Qué ocurre ahora?. Que la crisis del
capitalismo tensiona a la clase trabajadora. Eso en muchos casos puede
producir ver la realidad con más claridad. Cuando te tocan las cosas
directamente es diferente a que te las cuenten. A su vez el ascenso de
protestas también se ha producido en el estado español.
Si se echa un vistazo a la ley de
seguridad ciudadana las medidas están inspiradas en las ya aplicadas en
Euskal Herria como la supuesta responsabilidad de los padres y madres
en lo que hagan sus hijos menores de edad, las “zonas de seguridad”,
que intentan evitar “escraches”, las multas sistemáticas, y el
silenciamiento de la represión.
La guerra contra-insurgente que se libra
a día de hoy y se ha librado durante décadas en Euskal Herria ha
generado muchos conocimientos para el estado español y es por ello que
la exportación de esos esquemas de violencia de estado fraguados en
décadas de experiencia en su guerra contra Euskal Herria está en
proceso.
No importa que seas el mas
“anti-violento” del mundo ni el pacifista que sepa manejar el diábolo
con mayor destreza. Ni siquiera te salvará ser la persona que mejor
menea la cadera a ritmo de batucada. Las “ostias” te van a caer hasta
en el carnet de identidad en el momento que se pongan en entredicho los
intereses del estado. Es ley de lucha de clases y confirmada por la
historia.
Argala decía que la resistencia civil
llevada a sus últimas consecuencias acaba en fuerte violencia del
opresor y generalmente en violencia del oprimido. Que no había más que
mirar a la historia de la humanidad. Añadía además que si alguno ponía
la excepción de la India, solo tenía que pasarse por las bibliotecas
para constatar la existencia de grupos guerrilleros paralelos a Gandhi.
La resistencia civil si es llevada hasta
el final con determinación por el pueblo termina siempre en violencia
del opresor. La creencia de que eso no es así viene dada por la
credulidad del oprimido que llega a interiorizar que la opresión es por
culpa suya. En gran medida se aplica el principio de lavado de cerebro
judeo-cristiano sado-masoquista de culpabilizar al oprimido. La
represión sádica no tiene nada o casi nada que ver con como actúe la
víctima: es intrínseca a la relación de abuso y opresión. Si hay lucha
(sea del tipo que sea), hay represión.
Ante todo esto, la postura mas
inteligente es jamás confiar en el estado español ni en sus leyes. Y
siempre tener presente que si no acabamos con la opresión, ella acabará
con nosotros y nosotras. Por todo ello, personas como ese compañero
del 15M verán con el tiempo, si no lo han visto ya, que todo esto se
cumple a rajatabla y que en el estado español no es necesario que
algunos apoyen a la izquierda abertzale si no quieren, pero deberían
estudiar muy de cerca la represión española del último medio siglo en
Euskal Herria. Aunque solo sea por aquello del “si ves las barbas del
vecino cortar…”
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