La celebración de una manifestación
convocada por grupos neonazis y racistas en Charlottesville (Virginia)
provocó el sábado disturbios violentos, la declaración de estado de
emergencia por el gobernador del Estado y la muerte de una mujer de 32
años en un ataque deliberado contra un grupo de manifestantes
antifascistas.
Un coche arrolló a un grupo de
personas en una zona céntrica de la ciudad después de que la policía
expulsara del parque a todas las personas reunidas en el lugar de la
convocatoria. Una persona murió y más de 20 resultaron heridas.
Las autoridades han acusado formalmente de asesinato en segundo grado a
James Alex Fields Jr., de 20 años y natural de Ohio, como el presunto
autor del atropello.
Otras dos personas fallecieron al estrellarse un
helicóptero policial a las afueras de la ciudad. Se trata de su piloto y
un pasajero, según la explicación que ha dado a la prensa Al Thomas,
inspector de policía de Charlottesville, sin que hayan trascendido
todavía las causas del accidente.
Los neonazis se encontraban en las calles de
Charlottesville desde la noche anterior cuando celebraron una marcha
con antorchas. El sábado, se dirigieron hacia el parque McIntire con
banderas nazis y de la Confederación (el bando sudista en la guerra
civil), además de pancartas en favor de la supremacía de la raza blanca.
Junto a ellos, aparecieron miembros de milicias ultraderechistas
vestidos con uniformes militares y armados con pistolas y fusiles de
asalto.
La concentración de
Charlottesville fue la mayor de la extrema derecha norteamericana de
los últimos años y su motivo era protestar contra la decisión de las
autoridades locales de retirar una estatua del general confederado Robert Lee. Había sido autorizada por un juez. 
Centenares de personas se reunieron en el parque para protestar contra
los mensajes racistas. Ambos grupos estaban separados por unos pocos
metros ante la total ausencia de la policía, desplegada en otros puntos
de la ciudad a la espera de recibir órdenes. Cuando se produjeron los
enfrentamientos violentos, el gobernador de Virginia declaró el estado
de emergencia en la localidad y la policía desalojó el parque, pero la
tensión continuó en otros puntos de Charlottesville.
Fue en ese momento cuando un coche se abalanzó contra la multitud que
continuaba protestando contra la presencia de neonazis en la ciudad. El
vehículo se abalanzó contra esas personas y luego dio marcha atrás para
escapar. Más tarde, su conductor fue detenido por la policía.
A última hora de la tarde un helicóptero de la policía estatal de
Virginia que estaba participando en el dispositivo de vigilancia se
estrelló en las afueras de Charlottesville. Sus dos ocupantes, el piloto
y un pasajero, resultaron muertos.
La tibia respuesta de Trump
Durante toda la tarde, la Casa Blanca no reaccionó ante las noticias
que llegaban de Virginia. Tras saberse que había una persona muerta en
un ataque deliberado, finalmente Donald Trump se decidió a lanzar un
mensaje en Twitter que condenaba el odio en términos generales.
"Todos debemos estar unidos y condenar todo lo que representa el odio.
No hay lugar para este tipo de violencia en América. ¡Mantengámonos
juntos!", decía el tuit sin ninguna referencia a los responsables de la
violencia. Posteriormente, grabó una declaración ante los medios de
comunicación desde el club de golf de New Jersey de su propiedad donde
está pasando sus vacaciones.
Una vez más, no adjudicó a nadie la responsabilidad de la violencia,
tampoco del atentado en el que había muerto una persona. "Condenamos en
los términos más claros esta escandalosa demostración de odio, fanatismo
y violencia procedente de muchos sitios", dijo equiparando a
manifestantes y contramanifestantes y sin mencionar ni el motivo de la
manifestación ultraderechista ni su conducta.
La ausencia de una condena clara por Trump de la violencia neonazi
indignó a políticos demócratas y también republicanos. El senador
demócrata Bernie Sanders afirmó que "la manifestación de supremacistas
blancos (como se llama en EEUU a los racistas) es una muestra rechazable
de racismo y odio que no tiene sitio en nuestra sociedad".
El senador republicano Corey Gardner llamó al atentado un ejemplo de
"terrorismo nacional": "Señor presidente, hay que llamar al mal por su
nombre. Eran supremacistas blancos".
La publicación neonazi Daily Stromer recibió satisfecha las
palabras de Trump por no haber una condena expresa a la concentración
de Charlottesville: "Los comentarios de Trump están bien.
No nos atacó.
Sólo dijo que la nación debe unirse. Nada específico contra nosotros".
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