Setenta
años de acoso al "establishment" político y los pueblos de EuropaDe
acuerdo con un artículo “sensacional” en The Telegraph, el director de
la inteligencia nacional estadounidense recibió recientemente
instrucciones del Congreso para «llevar a cabo una revisión de gran
dimensión en cuanto a las contribuciones clandestinas de Rusia a
partidos europeos durante la última década».
Esta
noticia —una clásica filtración controlada— busca alertar a entidades
políticas europeas desobedientes, aunque populares, para que disminuyan
sus ambiciones en cuanto a reequilibrar el lugar de sus Naciones-Estados
dentro de la Unión Europea. Jobbik en Hungría, Aurora Dorada en Grecia,
la Liga del Norte en Italia y el Frente Nacional en Francia han sido
incluidos explícitamente en la lista “de alerta” mientras que otros
partidos políticos no mencionados de Austria, la República Checa y
Holanda reciben de esa manera un aviso de que se hallan bajo una «prueba
de seguridad de EEUU».
Se sospecha
incluso que el nuevo líder laborista inglés, Jeremy Corbyn, flirtea con
los rusos. Así es como, de acuerdo con quien suscribe el artículo en
The Telegraph, cualquier político europeo que se atreva a cuestionar la
expansión de la OTAN hacia el este, la política de sanciones anti-rusas,
o la postura actual de Europa con respecto al conflicto ucraniano es
considerado esencialmente una herramienta voluntaria o involuntaria de
la «guerra híbrida rusa».
Eso sería
cómico si no fuese por el peligro que implica. Es más, cualquier
observador imparcial haría algunas preguntas sencillas: ¿Por qué diablos
a las agencias de inteligencia estadounidenses les interesan los
asuntos de seguridad interna de Europa? ¿No serán más bien ellas mismas
quienes financian, reclutan, y controlan incontables organizaciones
políticas, individuos y medios de difusión en el continente europeo?
¿Por qué es que ahora muestran tan a las claras su dominio sobre Europa?
Un
argumento políticamente correcto propondría que EEUU salvó a Europa de
la «amenaza comunista» al final de la Segunda Guerra Mundial,
facilitando una pronta recuperación económica, y que aún continúa
protegiendo al continente bajo su ala nuclear.
Pero una
revisión de los datos históricos no debe comenzar con el Plan Marshall.
En primer lugar, eso sucedió en abril de 1948. Dado que los nazis
capitularon en mayo de 1945, un lector no informado podría deducir que
EEUU había estado preparando un programa de inversiones en Europa
durante mucho tiempo —casi 3 años—, lo cual no es cierto. Durante la
Segunda Conferencia de Quebec, «Octagon» en septiembre de 1944, el
presidente Roosevelt y el secretario del Tesoro estadounidense Henry
Morgenthau Jr., presentaron al primer ministro inglés Winston Churchill
las condiciones de «postrendición» para Alemania. Ese documento
altamente confidencial perfilaba la división y completa
desindustrialización del Estado alemán. De acuerdo con aquel plan,
Alemania iba a ser dividida en dos Estados independientes. Sus
epicentros de minería e industria, incluyendo el protectorado del Saar,
el Valle del Ruhr y Silesia del Norte, serían internacionalizados o
anexados por Francia y Polonia. He aquí algunos puntos:
• Al entrar
en Alemania, las fuerzas militares estadounidenses destruirán todas las
plantas y equipamientos que no puedan ser removidos inmediatamente.
• En un
término de no más de 6 meses luego del cese de hostilidades, todas las
plantas industriales y el equipamiento no destruido por acción militar
serán o completamente desmantelados y removidos del área o completamente
destruidos.
• Se debe
hacer entender a toda la gente que el área no podrá volver a convertirse
en un área industrial. De acuerdo con esto, toda la gente que tenga
habilidades específicas o entrenamiento técnico así como sus familias
deben ser estimulados a emigrar permanentemente del área y deben ser
dispersados lo más pronto posible.
• Todas las
estaciones de radio alemanas, así como periódicos, revistas y
semanarios, etc. serán descontinuados hasta que los controles adecuados
hayan sido establecidos y haya sido formulado un programa apropiado.
La famosa
directiva a los Jefes del Estado Mayor Conjunto [estadounidense] —Joint
Chiefs of Staff Directive 1067 (JCS 1067), dirigida al Comandante
Supremo de las fuerzas de ocupación en Alemania, expedida oficialmente
en abril de 1945— iba completamente en el sentido de ese documento.
El Plan
Morgenthau no tardó en revelarse como un error. EEUU subestimó el
impacto ideológico y cultural que tendrían los soviéticos sobre las
sociedades europeas. Los estrategas estadounidense no lograron
comprender la atracción que un sistema socialista tendría para la
mayoría de la población de las naciones liberadas. Una amplia gama de
políticos prosocialistas y procomunistas comenzaron a ganar elecciones
democráticas y ampliaron su influencia, y no sólo en Europa oriental
sino también en Grecia, Italia, Francia y otros Estados europeos
(Palmiro Togliatti y Maurice Thorez son algunos de ellos). Washington
comprendió entonces que la desindustrialización forzosa de Europa podría
resultar en una reindustrialización al estilo soviético y dar paso a
una futura dominación rusa del continente…
EEUU tuvo
entonces que reemplazar rápidamente el Plan Morgenthau por otro, que
llevó el nombre del secretario de Estado George Marshall… A lo largo de 4
años, éste proveyó a Europa con $12 billones de dólares en créditos,
donaciones, rentas, etc., para la compra de maquinaria estadounidense y
de otros bienes. Aunque el plan Marshall indudablemente revivió las
economías europeas, su efecto más grande y positivo fue para... ¡la
economía estadounidense!
Simultáneamente se desató en toda Europa una ola de represión política, principalmente en Alemania.
Los medios
de prensa han preferido “olvidar” la iniciativa de la Unión Soviética
tendiente a retirarse de la RDA y reunificar una Alemania neutral, no
alineada, y desmilitarizada a un año de la conclusión del tratado de
paz. Es más, la resolución adoptada durante la reunión de los ministros
de Relaciones Exteriores del bloque soviético realizada en Praga el 21
de octubre de 1950 proponía el establecimiento de un Consejo
Constituyente Alemán, con representación equitativa entre las Alemanias
del este y el oeste, que prepararía la constitución de un «gobierno
completamente alemán provisional, soberano, democrático y amante de la
paz».
Por
supuesto, el gobierno de EEUU y la administración de Alemania Occidental
en Bonn se opusieron rotundamente a aquella iniciativa [4]. Mientras
que un plebiscito sobre el tema «¿Está usted en contra de la
remilitarización de Alemania y a favor de la conclusión del Tratado de
Paz de 1951?» se había anunciado en las dos partes del Estado dividido,
ese referéndum se llevó a cabo y la iniciativa fue aceptada oficialmente
en Alemania Oriental (con un 96% de “Sí”).
Pero las
autoridades de Alemania Occidental, la zona controlada por EEUU, no
respondieron de manera verdaderamente democrática. Se negaron a
reconocer los resultados preliminares del referendo que se había llevado
a cabo desde febrero de 1951 (de los 6,2 millones de ciudadanos
federales que habían participado hasta junio 1951, el 94,4% también
había votado “Sí”) [5] e introdujeron la draconiana y cuidadosa ley
Criminal Law Amendment Act (la Blitzgesetz de 1951) el 11 de julio. De
acuerdo con esa legislación, todo el que fuese hallado culpable de
importar literatura prohibida, de criticar al gobierno, o de haber sido
reportado por tener contactos con representantes de la RDA, sería
procesado por «traición al Estado» y castigado con penas de 5 a 15 años
de prisión. Como consecuencia de esa ley, entre 1951 y 1968 se
pronunciaron 200 000 cargos en contra de 500 000 miembros del Partido
Comunista y otros grupos de izquierda dentro de Alemania. Diez mil
personas fueron condenadas a prisión, y la mayoría de los eximidos de
cargos nunca pudieron retomar sus actividades políticas. En 1953, varias
enmiendas legales adicionales abolieron el derecho a realizar reuniones
y demostraciones libres. Y en 1956 fue abolido el Partido Comunista
Alemán.
Se pueden
hallar mas detalles en el documental de Daniel Burkholz’s de 2012
“Verboten – Verfolgt – Vergessen” (Prohibido-Perseguido-Olvidado. Medio
Millón de Enemigos Públicos), el cual sorprendentemente no aparece en
YouTube.
La
represión política que se llevó a cabo en Alemania desde 1950 hasta los
años 1980, comparada con eventos similares a lo sucedido en otros países
europeos durante ese mismo periodo, es un tema de tabú. La Operación
Gladio en Italia, los crímenes del régimen de los Coroneles en Grecia, y
el controvertido asesinato de políticos realistas europeos, que
promovían abiertamente el compromiso con el bloque soviético —como el
primer ministro italiano Aldo Moro (en 1978) y el primer ministro sueco
Olof Palme (en 1986)— recibieron menor atención mediática. Las
revelaciones del ex corresponsal del Frankfurter Allgemeine Zeitung, Udo
Ulfkotte, en su libro “Gefaufte Journalisten” (“Reporteros Comprados”)
sobre el mecanismo del control mediático en Alemania (¿como el Plan
Morgenthau?) representan solo la punta del iceberg.
La cuasi
ausencia de reacción de Berlín luego de las revelaciones de Edward
Snowden sobre el espionaje electrónico llevado a cabo de manera
rutinaria por la NSA (National Security Agency) en contra de líderes
alemanes significa que, en realidad, Alemania ha aceptado la pérdida de
su soberanía y no tiene nada que perder.
Así es que,
luego de considerar todos estos puntos y de releer el artículo en The
Telegraph, ¿sigue usted seguro de que EEUU es realmente el guardián de
la soberanía europea? ¿No es más obvio, que utilizando el alegado tema
de “la amenaza rusa” para controlar y acosar al sistema político y
cívico de Europa, Washington adelantara a la meta simple y primitiva de
prevenir que se descarriaran las ovejas?
Andrei Fomin en Red Voltaire
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