viernes, 31 de julio de 2015

El cazador humillado






En estos momentos, Walter L. Palmer está descubriendo lo que se siente cuando se es cazado por un depredador más ágil, más astuto y más fuerte. Según los psicólogos, es el miedo que el ser humano lleva impreso en sus genes desde el Paleolítico. El problema es que nuestra programación genética nos faculta para luchar sólo contra un cierto tipo de enemigos. Por ejemplo, un león de melena negra y hocico negro. Es decir: Cecil, el macho de 200 kilos que Palmer mató la semana pasada después de sacarlo del Parque Nacional de Hwange, en Zimbabue, con la ayuda de un cebo.

Contra lo que la Madre Naturaleza no ha preparado al homo sapiens es para luchar contra la bestia más peligrosa del siglo XXI: la furia de la opinión pública canalizada a través de Internet. El león era el peor enemigo del león hasta que llegó el ser humano. Y, a falta de que otra especie nos arrebate el puesto de superpredador, nosotros somos nuestro peor enemigo.

Eso es algo que Palmer sabe. La policía de Minnesota tenía ayer rodeada su clínica dental en la localidad de Bloomington. No porque estuvieran buscando a Palmer, sino para protegerle de la ira ciudadana después de que el dentista fuera identificado como el autor de la muerte de Cecil, el león más famoso de Zimbabue.

Anoche ya había 70.701 firmas -más o menos, el doble de leones que quedan en África- pidiendo directamente a Barack Obama la extradición de Palmer a Zimbabue. Otra petición similar, en el sitio Moveon.org, llevaba 8.841 firmas. Y el número de personas que han pedido que a Palmer se le prohíba volver a ejercer como dentista alcanzaba los 5.400.

Palmer ha decidido cerrar su establecimiento debido al considerable número de llamadas telefónicas y de comentarios de gente que está irritada por esta situación y por la práctica de la caza en general. Entretanto, su clínica está enviando a sus pacientes a otros dentistas del área.

Su tren de vida cinegético es muy alto. Palmer ha matado en los últimos tiempos un rinoceronte blanco, de los que quedan 11.000 ejemplares y cuya licencia de caza no sale por menos de 90.000 euros, un carnero de las Rocosas y un wapití de Roosevelt, que es el mayor ciervo del mundo, con 500 kilos de peso.

Ni los devoradores de hombres que el coronel Patterson mató en el Parque Nacional de Tsavo, en Kenia, hace más de un siglo se han visto sometidos a esta cacería. Es, a fin de cuentas, la lucha de panthera leo contra homo sapiens, que empezó hace 100.000 años en el Este de África. Ahora, en Internet.


Las fotos de Cecil pueblan las redes sociales



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