viernes, 11 de octubre de 2013

Niñas y adolescentes se ven forzadas a vender su cuerpo a cambio de dinero, comida o refugio. Son las grandes olvidadas de las catástrofes.


Una cuarta parte ha sufrido abusos sexuales y violencia
Las niñas que no son Malala
Amanda Figueras @ 11-10-2013 04:55




Niñas y adolescentes se ven forzadas a vender su cuerpo a cambio de dinero, comida o refugio. Son las grandes olvidadas de las catástrofes.

Hoy la paquistaní Malala Yousafzai estará en boca de todos. Bien porque gane el Nobel de la Paz o bien porque no lo haga. En cualquier caso, la atención recibida por esta niña, cuya lucha por la educación en su país le valió una brutal agresión de los talibán, es todo un lujo. Las niñas son las grandes olvidadas en las catástrofes. Sí, ellas, porque no es lo mismo ser niña que niño... como no lo es contar con el apoyo de los medios de comunicación, o con su olvido.

La ONG Plan Internacional ha aprovechado el Día Internacional de la Niña, que se celebra este viernes, para denunciar que las menores son ignoradas y pedir a los Gobiernos y agentes sociales que las escuchen. Más cuando cada vez son más frecuentes estas situaciones de emergencia: los desastres mundiales han aumentado de 90 en los años 70, hasta casi 450 en la última década.

Se calcula que más de una cuarta parte de las niñas de los países en vías de desarrollo que han vivido desastres, han sufrido abusos sexuales y violencia. Nueve de cada diez mujeres afectadas por el tsunami de 2004 en India, y seis de cada diez en Sri Lanka, experimentaron violencia física en los dos años siguientes al desastre.

Sequía, conflictos, crisis alimentarias y desastres naturales pueden tener un efecto devastador en el futuro de las niñas adolescentes, entre 10 y 19 años, que se ven forzadas a vender su cuerpo a cambio de dinero, comida o refugio, según Plan.

Los estudios llevados a cabo sobre el terreno concluyen que ellas sufren un "doble riesgo" ya que los derechos de las niñas son ignorados antes, durante y con posterioridad a un desastre. Esto ocurre tanto en las respuestas de emergencia como en los vacíos detectados entre el primer trabajo humanitario y los trabajos posteriores de desarrollo. Y es que, son ellas las más invisibles de la cadena de respuesta porque se encuentran en medio de dos categorías reconocidas: las mujeres y los niños en general.

Los datos recogidos en el informe -estos son algunos de ellos- son estremecedores: Las mujeres y las niñas tienen 14 veces más probabilidades de morir en un desastre que los hombres. Una investigación de la London School of Economics (LSE) realizada en 141 países puso de manifiesto que los niños reciben generalmente un trato más preferente que las niñas en los trabajos de rescate. Y, en los países en vías de desarrollo, una de cada tres niñas se casa antes de cumplir los 18 años.

Precisamente el problema de los matrimonios infantiles y la discriminación se agudiza con los desastres y más niñas son obligadas a contraer matrimonio siendo muy jóvenes, sufren violencia de género o son sacadas de las escuelas y dedicadas al trabajo doméstico. Los desastres empeoran este tipo de situaciones y sus efectos negativos pueden durar el resto de sus vidas.

"Con mucha frecuencia se sigue un patrón de 'talla única para todos' en las respuestas humanitarias, en lugar de recoger los datos necesarios para poner en marcha programas que aborden temas específicos de las mujeres y las niñas. Entender las diferentes necesidades de las mujeres, las niñas y los niños y los hombres debe ser una responsabilidad de todos los trabajadores de derechos humanos", dice Valerie Amos, secretaria general adjunta para Asuntos humanitarios y coordinadora de Emergencias de la ONU.

Ellas se llevan la peor parte
El informe de Plan recoge la experiencia de los cooperantes en países en vías de desarrollo y alerta, entre otras cosas, de hechos como que cuando la comida escasea, se asume que las niñas serán las que comerán menos. "A los niños se les anima a comer más porque se considera que ellos necesitan más energía, mientras que se espera que las niñas sean más moderadas/reservadas en consonancia con la preconcebida norma femenina".

Además, se ha comprobado que las niñas son las más afectadas por la violencia sexual. Durante una situación de desastre las niñas pueden verse obligadas a prostituirse como estrategia de supervivencia, se incrementan los abusos sexuales y el Sida, y disminuye el acceso a los Servicios de Salud Reproductiva y Sexual.

Para muchas adolescentes la anticoncepción es un tabú. En este sentido, un informe de la UNFPA 2009 (Fondo de Población de las Naciones Unidas) evidenció que las niñas de entre 10 y 14 años estaban sometidas a un mayor riesgo de abuso y explotación sexual y las de menos de 16 años tenían un mayor riesgo de complicaciones al dar a luz, lo que incrementó los índices de mortalidad en este grupo de edad.

Investigaciones realizadas en la República Dominicana han resaltado que desde el terremoto de Haití se ha producido un alarmante aumento de mujeres que ejercen la prostitución, entre las que se incluyen adolescentes explotadas sexualmente tanto en calles como en clubes de Jimaní, en la frontera con Haití.

Además, las cifras de embarazos producidos en los campamentos de Haití tras el terremoto fueron tres veces superiores a la media de embarazos contabilizados en las en las ciudades antes del terremoto. Dos tercios de esos embarazos fueron no planificados y no queridos. Aparte de que los embarazos de adolescentes de entre 15 y 19 años son una causa clara de muerte.

Otro ejemplo es el del campamento Knembwa en Tanzania, donde el 26% de las niñas y mujeres de Burundi de entre 12 y 49 años, que ya habían sufrido algún tipo de violencia étnica, incluyendo violación, fueron violadas nuevamente como refugiadas.

"Las adolescentes están abocadas al fracaso de manera drástica cuando acontece un desastre. En una edad en la que son especialmente vulnerables, en situaciones de emergencia, tienen necesidades específicas de protección, salud y educación que no se ven respondidas, e incluso llegan a ser ignoradas, por los gobiernos y por los equipos humanitarios", dice el informe.

"Las niñas y adolescentes tienen que ser escuchadas más allá de sus necesidades básicas. Situaciones como el matrimonio temprano forzoso o el abandono escolar se ven potenciadas cuando hay un desastre", dice Concha López, directora general de Plan Internacional, haciendo un llamamiento para que se tengan en cuenta sus necesidades específicas.



No hay comentarios: